Ya ocurrió con el tratamiento de la reforma jubilatoria. Una tonelada de piedras trató de lapidar no sólo la discusión, sino la validez de lo que se sanciona en el ámbito republicano del parlamento. Pero reiteramos: ahí es donde debe darse la discusión en los términos democráticos y no como una espiral de violencia urbana donde se intercambian la molotov con el gas lacrimógeno. En esa instancia, ya perdimos. Tampoco es una cuestión aislada, ocurre cada tanto, en un ejercicio que parece ensayado. Por eso, es recurrente la pregunta: de dónde salen estos grupos, a quiénes responden, cuál es su objetivo y cómo se financian.
La calidad de la democracia argentina está a prueba día a día. No basta con que sus protagonistas vayan a los canales de televisión o intercambien puntos de vista en las redes. Lo que prima es el griterío, el diálogo de sordos, el alimento de una grieta que nada construye para lo que viene. Y lo que viene son años duros.
Fuente:https://www.elsol.com.ar/editorial/la-piedra-que-no-sirve-para-construir
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