En el XV Congreso de la Lengua, el lingüista e ingeniero Jean Paulus Ooman presentó un invento revolucionario. Las sesiones plenarias habían terminado, pero nadie tenía apuro en retirarse. Sabían que el broche de oro había quedado para el final y los rumores decían que sería algo completamente vanguardista. Así, hombres y mujeres fueron tomando asiento frente al escenario preparado para la ocasión, mientras cuchicheaban en voz baja y compartían sus teorías sobre el tan esperado invento. Cuando el lugar estuvo repleto, las enormes farolas se apagaron y solo quedó un haz de luz en medio del tablado. Envuelto en una manta roja brillante aguardaba el misterio para ser revelado.

Jean Paulus Ooman entró desde un costado y la gente irrumpió en aplausos. Su talento como inventor y su conocimiento de la lengua castellana eran admirados en todo el mundo. Cuando los vítores cesaron, Ooman dio inicio a su presentación.

– Damas y caballeros, colegas y representantes de la Institución, lo que hoy vengo a mostrarles será un punto de inflexión para nuestras disciplinas y el estudio de este idioma que tanto nos conmueve. Lo que hay debajo de esta manta es la combinación más armoniosa entre la inteligencia artificial y las teorías lingüísticas gestadas durante generaciones. –En este punto, los susurros comenzaron nuevamente. –No quiero aletargar este gran momento. He aquí mi más reciente creación.

Con un fuerte tirón, Ooman quitó la manta. Firme y radiante, la figura de un pequeño robot con pantalla en lugar de rostro brilló bajo la luz del reflector. El público se deshizo entre expresiones de asombro. “Ohhh”, decían algunos. “Ahhh”, decían los del fondo que achinaban los ojos para ver mejor. Todos los rostros estaban profundamente marcados por el gesto inconfundible de la sorpresa y la confusión.

-Este dispositivo, damas y caballeros, marcará un antes y un después en la historia de la lengua como la conocemos. Como la bola de cristal de las clarividentes, mi creación tiene la capacidad de permitirnos ver la evolución de nuestro idioma a futuro. –Ooman, conocedor además de las artes teatrales, hizo una pausa dramática. -Es, por llamarlo de alguna manera, una ventana al mañana. Déjenme que les haga una breve demostración.

Jean Paulus se puso de frente a la máquina y apretó un botón. Esta se activó con un ligero zumbido y la pantalla se encendió con una luz verde. Pulsó una serie de teclas y pronunció en voz alta “delivery”. El robot emitió un pitido, parpadeó su pantalla tres veces y anunció en una voz enlatada: en anglicismo delivery habrá reemplazado por completo a cualquier alternativa para esa palabra en español en el año 2025. Las voces de sorpresa y admiración inundaron la sala. A punto estaba Jean Paulus de marcar otro comando, cuando un hombre mayor con bigote tupido levantó la mano y gritó sin esperar su turno. “¡PREGÚNTELE SOBRE EL LENGUAJE INCLUSIVO!”. Le siguieron a esto una serie de risas burlonas y de expresiones de desagrado. Ooman sonrió, giró sobre sus talones y dio las instrucciones al robot. Este zumbó dos veces, parpadeó cuatro, se agitó una y proyectó en enormes letras negras sobre su pantalla el mensaje de ERROR. El inventor, consternado, repitió el proceso inicial, pero su invento nuevamente le devolvió el mismo mensaje. En la sala todo era tensión y desazón. El tercer intento obtuvo el mismo resultado. Cuando estaba por cambiar de estrategia y colocar otro comando, la voz del robot estalló por los parlantes.

“Lo que buscan no tiene respuesta. La dinámica del lenguaje está ligada al cambio de sus hablantes. Ustedes, los humanos, son las criaturas más volátiles y aleatorias del este planeta. Predecir la ampliación o reducción de derechos a través de un algoritmo es magia y a yo fui programado mediante la ciencia. Profetizar este cambio es equivalente a augurar el futuro de su especie”.

Ya no hubo murmullos en la sala. Allí todo era histeria y gritos.

Gentileza:

 Lic. Lucio Ravagnani Navarrete

EMAIL: ravagnani.lucio@gmail.com

INSTA: /tabacoytinta