Uno de los tantos naufragios que recorren las costas de Puerto Madryn, Chubut y el que más a la vista esta es el del “Folias”. A unos 9 kilómetros de la ciudad, en Playa Paraná. Una playa de canto rodado y casi la única de la zona que tiene una gran pendiente.

Era un pesquero congelador a motor de bandera argentina de la empresa Pérez Companc, construido en el año 1967 por la empresa Astilleros y Construcciones S.A., de Vigo, España. Respecto del Capitán se dice de un español residente hoy en Vigo, Higinio García Vázquez, pero en alguna documentación también se habla de Grossi. El barco operado por la agencia local Gómez Coll era de grandes dimensiones: 71,81 metros de eslora  y 11,94 metros de manga.

Un 24 de diciembre de 1980, el pesquero que se incendió en alta mar intento atracar en el puerto local pero no fue le fue permitido por la peligrosidad que un barco en llamas implicaba. Se dice que el motivo del incendio fue iniciado por la tripulación porque quería bajar a tierra para pasar las fiestas con la familia y la empresa dispuso lo contrario. Solo una presunción de algunos que aun hoy algo recuerdan.

El barco quedo al garete y el viento lo fue llevando a Playa Paraná donde hoy se encuentra escorado sobre babor a 400 metros de la línea de playa y se deja ver más, o menos supeditado a los caprichos del subir y bajar de la marea. Antes de que encallara los bomberos locales ntentaron apagar el fuego acercándose con un bote salvavidas a motor de un buque pesquero que operaba en ese momento e Puerto Madryn. Les fue imposible porque había un oleaje importante y fuertes vientos. Igual realizaron el primer ataque al fuego abordándolo por popa, trepando con sogas del propio barco. Usaban una motobomba Honda portátil. Y cuentan algunos bomberos recordar que al pisar la cubierta se les derretían las suelas de las botas de gomas.

Terminado el siniestro, donde hubo solo daños materiales, el buque quedó en Playa Paraná y Prefectura Naval y el Juzgado Federal de Rawson, comenzaron sus actuaciones. Así paso un año sin que se lograra el vaciado del petróleo que tenía el casco hundido. Era lo preocupaba a la comunidad.  También intervino la Cámara de Comercio, pero no lograban una respuesta concreta y rápida. Entre un corresponsal del Chubut (Marcial Galina) y otro de Rio negro (Omar Nelson Livigni) del Diario Clarín de Buenos Aires, surgió la idea de publicar una nota en ese diario la que titularon “Golfo Nuevo y su bomba ecológica”. El impacto que el articulo produjo agilizó los trámites y fue así como se logró el operativo de vaciado de contenidos peligrosos y contaminantes del Folias.

Hoy solo se puede intuir la sección media de la embarcación, se conservan el fondo del casco, parte de la cubierta y apenas el molinete que se empleaba para subir las redes. En la popa, se identifican la sala de procesamiento del pescado, la sala de máquinas, la rampa de ascenso de las redes, la hélice y la pala del timón. Esto claro, dicho por personas que conocen muy bien un barco pesquero por dentro.

Los restos de los barcos naufragados, en nuestra zona adquieren una singular relevancia, tanto en el pasado como en la actualidad y la importancia que suelen tener en el imaginario colectivo local.
Expresado muchas veces en la literatura y en su historia. Me pregunto porque no se encuentran en proceso de patrimonialización, dando reconocimiento al Patrimonio Cultural Subacuático de la zona.

El Folias es un hito, nunca pasara desapercibido, rodeado de fauna y flora permanentemente y de vecinos y turistas contempladores…

Gentileza: 

Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com

Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

Puerto Madryn – Chubut.