El romance, famoso por sus versos de ocho sílabas y rima asonante cada verso par, es un tipo de poesía icónica de nuestra lengua española. Sin embargo, aunque inspirado en anónimos y otros tantos conocidos, aquí he decidido tomarme algunas licencias. Dicen que a los poetas eso se les da bien y así van por la vida formando y transformando las creaciones. Adelante espera un romancillo licenciado, construido a partir de los cuentos que se relatan entre el sueño y la madrugada. Un poema cosido a máquina con hilo grueso para que se fije sin rajarse. Una metáfora que terminó siendo historia viva. Tan solo espero haberle hecho justicia a su origen.
¿Has oído la noticia?
el circo llegó a la ciudad.
Desde lejos puede olerse
perfume de golosinas
y el eco del malabar.
Dentro de la carpa enorme,
pero enorme de verdad,
los y las artistas corren
por trampolines con imán.
El público va llegando,
ocupan su localidad.
Ojos que esperan la función,
pura alegría y ansiedad.
¿Qué se ve allí en lo más alto
con el arte en su mirar?
La trapecista en la altura
con cautela empieza a avanzar.
A la mitad se detiene,
el balance le va a fallar.
Mira un instante hacia abajo
y su cara parece hallar.
Hasta el otro lado llega,
dando un suspiro aliviada.
Los aplausos como truenos,
la sonrisa dibujada.
Entre la gente un rostro,
fugaz cruce de miradas,
puente invisible y certero.
Nuevo día y preparada,
enfrenta el truco otra vez.
Pero abajo no hay mirada,
solo un asiento vacío.
Tercer día y asustada,
el patrón le quitó la red.
Sostiene una gran tabla
con platos de porcelana.
Aros de fuego adelante,
avanza dando estocadas.
Resbala para un costado,
cuando se le da por mirar.
El espectador la contempla
con miedo y gran ansiedad.
Recupera el equilibrio,
la trapecista va a pasar.
Tendido el puente de nuevo,
forjado entre su mirar,
se abrazan a la distancia
y ya no se quieren soltar.
Gentileza: Linc. Lucio Ravagnani Navarrete
EMAIL: ravagnani.lucio@gmail.com
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