No hay un día sin que la cuestión macroeconómica deje de ser noticia en Argentina. El aumento de precios, por un lado, y el alza del dólar, por el otro, presionan no sólo a un ministro de Economía sino a millones que terminan siendo afectados por los disparos históricos que ha tenido la moneda norteamericana en los últimos años. No hay gestión que haya podido encontrarle la vuelta, tanto a la especulación como a la necesidad genuina, de la misma manera que las distintas políticas han fracasado en hacer que el peso nacional sea una moneda fuerte.
La actual dirigencia ha tratado de disipar dudas respecto de una posible devaluación, pero las explicaciones prácticamente quedan enterradas porque ha perdido credibilidad, lo que genera el temor de los ahorristas, que buscan en el dólar un refugio ante la incertidumbre.
Los últimos presupuestos proyectados han sido dibujos en el aire porque quedaron desfasados por la volatilidad de la moneda extranjera, lo que cambia cualquier plan de acción, tanto en los gobiernos como en los bolsillos de los ciudadanos. De igual forma, vuelven a flotar sobre el país las expectativas de previsibilidad para cualquier empresa que quiera invertir, tanto de afuera como local. El impacto en los bolsillos si, finalmente, se produce una nueva depreciación del peso, será brutal en más de un aspecto de la vida cotidiana, empezando por el empobrecimiento de los salarios.
Los analistas podrán señalar que este tipo de fenómenos alcistas suele producirse cada vez que se acerca una elección. De ser así, entonces, el problema no está en la confianza sobre una divisa, sino en la credibilidad de un sistema político y en la consistencia de sus medidas. Eso, evidentemente, no ocurre en un país cuya dependencia psicológica del dólar está tan arraigada.
Fuente:https://www.elsol.com.ar/editorial/la-devaluacion-del-peso-y-de-la-politica
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