San Rafael, Mendoza martes 23 de abril de 2024

Detector de terremotos, chino.

Los sismógrafos modernos son equipos extremadamente sensibles. Al registrar un leve movimiento por láser o imanes, detectan el menor indicio de terremoto incluso cuando no podemos apreciarlo nosotros. Hay redes de miles de sismógrafos repartidos por todo el mundo que permiten determinar con precisión el epicentro o punto de origen de un movimiento sísmico. Además de esto, cada vez se construyen más edificios y estructuras pensando en que pueda saltar la voz de alarma.

Pero estamos en el siglo XXI y evidentemente, tenemos a la tecnología de nuestro lado. ¿Cómo hacían los seres humanos del pasado para saber cuándo un terremoto iba a ocurrir? Sorprendentemente, el primer dispositivo de alerta no es muy diferente de las versiones actuales. Se cree hace tan solo 2.000 años, incluso mucho antes de que la gente supiera exactamente en lo que consistía un terremoto. La revista ‘Engadget’ ha publicado un fantástico reportaje en el que detalla cómo nuestros antepasados lograban prever estos fenómenos naturales.

Como en la actualidad, hace 2.000 años la vanguardia tecnológica residía en China. No es de extrañar que este prototipo de sismógrafo fuera inventado por un chino. Zhang Heng era un entusiasta de la astronomía, las matemáticas, las ciencias, la ingeniería, la cartografía y hasta de la poesía. Vivió durante la dinastía Han y trabajó como funcionario del gobierno durante gran parte de su vida adulta. Realizó importantes cálculos matemáticos, localizó estrellas en el oscuro firmamento de entonces y se destacó como uno de los inventores más prolíficos de su tiempo, fue creador de la clepsidra de entrada, un reloj de agua que mide el tiempo por el flujo del líquido. Pero su gran invento sin duda fue el primer sismógrafo del mundo.

Las descripciones históricas apuntan que consistía en un gran instrumento de bronce similar a una urna o un jarrón. En la cubierta, destacaba la figura de ocho dragones con bolas de bronce adentro de su mandíbula. En la parte inferior, se encontraban ocho sapos con la boca abierta para recibir dichas esferas. «Su funcionamiento es bastante complicado de explicar», reconoce Jamie Rigg, periodista de ‘Engadget’. «Se cree que dentro del cuerpo hueco del seismoscopio colgaba un péndulo conectado a cada uno de los dragones mediante la palanca. Las ondas del terremoto harían oscilar el péndulo, activando ella palanca. Entonces, el dragón dejaría caer la bola de su boca, entregándosela al sapo». Además, según apunta Rigg, estos seres mitológicos apuntaban a una dirección (norte, sur, este u oeste), para que el gobierno supiera en todo momento dónde se estaba produciendo el terremoto».

Zhang Heng llamó a su seismoscopio «Houfeng Didong Yi», que significa «instrumento para medir los vientos estacionales y los movimientos de la Tierra». Mientras que muchas personas de su época creían que los terremotos funcionaban en base a energías espirituales, él y otros eruditos opinaban que eran causados por los vientos y los cambios de presión atmosférica, teniendo en cuenta que la teoría tectónica de placas no apareció hasta el siglo XX.

Las propiedades físicas de la inercia siguen siendo la herramienta más común para predecir terremotos. En siglos posteriores, más intelectuales chinos crearon semiscopios inspirados en el diseño de Heng, pero como ninguno de ellos sobrevivió realmente al paso del tiempo, se ha llegado a especular con que en verdad nunca existieron. Las principales dudas venían de su funcionamiento, el cual no era demasiado preciso. En 2005, un grupo de sismólogos de la Academia de Ciencias de China anunciaron la creación de una réplica del artilugio de Heng. En esta versión, el péndulo no interactúa con ninguna palanca. En su lugar, permanece suspendido a una bola y un pedestal.

A pesar de que el dispositivo de Heng tiene casi dos milenios de antigüedad, su principio de funcionamiento todavía se usa comúnmente en la actualidad. Las propiedades físicas de la inercia ya sea sobre bolas de bronce o un péndulo, siguen siendo la herramienta más común para predecir un terremoto. Pero seguramente nunca tengamos el sexto sentido para prevenirlos que tienen los animales, los cuales pueden exhibir un comportamiento muy extraño incluso hasta varios días antes de que vaya a ocurrir.

Gentileza:

Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com

Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

Puerto Madryn- Chubut

 

 

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