Negroni, quien acaba de publicar «El corazón del daño», recordó en su intervención que Islandia tiene su origen en un puñado de noruegos que, para no someterse, se largaron al mar, «se lanzaron hacia lo desconocido», y se establecieron en el actual territorio islandés.
Negroni, quien acaba de publicar «El corazón del daño», recordó en su intervención que Islandia tiene su origen en un puñado de noruegos que, para no someterse, se largaron al mar, «se lanzaron hacia lo desconocido», y se establecieron en el actual territorio islandés. Es, además, «una tierra de poetas que van a escribir y contar, en distintos tipos de formas poéticas y prosa, la historia de Noruega. A través de la escritura, los islandeses desde afuera van a contar su propia versión de la historia de su país».
«Islandia, entonces, viene a ser otro ejemplo de esos hombres que emigraron de su país porque no quisieron someterse y desde el lugar de la marginalidad se metieron en la historia de Noruega y, desde el margen, se transformaron en otra opción. Ese es el origen de la fascinación de Borges: encontrar una cultura marginal que está alimentándose de la cultura central de origen y, a la vez, compitiendo con esa cultura porque es como si Islandia se hubiera llevado todos los poetas», desarrolló la escritora.
Por eso Negroni ubicó a Islandia en aquella zona que el autor de «El Aleph» le da a los judíos, irlandeses y argentinos en aquel ensayo: la irreverencia de actuar dentro de una cultura y, al mismo tiempo, no sentirse atado a ella.
«Borges dinamita la idea de que había un ‘deber ser’ de la literatura nacional. Borges se opone en ese momento a una concepción de la literatura que debe regirse por el color local, lo decididamente argentino, y empieza a dar una pelea interesada porque busca dar un horizonte de legibilidad para su propia obra», sostuvo Negroni.
Y continuó: «Borges hace una especie de activismo literario: da una pelea y decide instalar en el canon argentino a Hudson que era lo menos parecido a lo que podía ser la gauchesca desde el punto de vista de Lugones, figura central del canon».
Durante la conversación con Daniel Mecca -organizador y moderador del festival borgeano- Negroni observó que Borges encuentra en la literatura de Islandia elementos como el coraje, la valentía, la cifra del destino en un instante de la vida -todos temas borgeanos- y, por supuesto, la poesía. «En Islandia -explicó- se da una convivencia entre la batalla y la poesía, y las sagas prefiguran la novela moderna, pero a la vez tienen mucho de cuento de hadas».
«Islandia es un descubrimiento lateral, es un sendero lateral en la obra de Borges. Escribe sobre Islandia, pero lo hace en forma tardía: no está inmediatamente, no está al comienzo de su obra. Es un sendero que toma cuando empieza a interesarse por el estudio del anglosajón antiguo. Sus poemas donde aparece Islandia por primera vez son tardíos en relación al resto de la obra, de los sesenta para adelante», explicó.
«Todavía nos falta mucho tiempo para entender la riqueza y complejidad de la obra de Borges. Como decía Marcel Duchamp, en los grandes artistas hay retrasos en cómo se percibe su obra. A veces tienen que pasar varias generaciones para que pueda ser leída y comprendida; me parece que todavía no estamos en ese punto», concluyó Negroni.
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