San Rafael, Mendoza martes 16 de abril de 2024

Las «Lupitas» -Por:.Beatriz Genchi

Seguramente conoces a estas coloridas y regordetas muñecas, o escuchaste alguna de las historias que se cuentan sobre su origen. Las Lupitas nacieron hace más de 200 años, no se sabe con certeza cuál fue el primer lugar en donde se fabricaron. Lo cierto es que la Ciudad de México, Celaya, Guanajuato, fueron los primeros en producir esta peculiar muñeca en grandes cantidades.

Las Lupitas están hechas de papel maché, esta antigua técnica que es originaria de países como China, India y Persia. En México su origen fue resultado de la necesidad. Durante la época del porfiriato, y antes de la Independencia, llegaron al país hermosas y costosas muñecas de porcelana traídas de Europa. Todas las niñas deseaban jugar con una, sin embargo, no todas las familias podían costear este juguete. Fue así como nacieron las Lupitas, pequeñas muñecas caseras elaboradas para el entretenimiento de los niños de clase popular.

También conocidas como “gorditas” o “Peponas”, estas coloridas muñecas nacieron dentro de hogares mexicanos humildes. Es por ello que en un inicio los diseños variaban según la imaginación y las posibilidades de su creador. Poco a poco, con el paso del tiempo el diseño fue unificándose hasta llegar a la tradicional figura de las Lupitas que todos (o casi) conocemos.

La forma tradicional de fabricar estas muñecas, que aún perdura hasta nuestros días, es con ayuda de moldes en donde se coloca papel maché hecho masa con ayuda de engrudo. Las Lupitas están formadas por 5 piezas, la cabeza acompañada del torso, 2 brazos y 2 piernas. Una vez que estas cinco piezas están secas y han sido desmoldadas, se les hacen algunas perforaciones para unirlas.

El paso final, pero tal vez el más relevante es la decoración. El colorido es un elemento característico en las Lupitas. Son pintadas a mano con pintura vinílica y su ropa es, casi siempre, un conjunto de pantalones cortos unido a la blusa, todo del mismo color. Por lo general su ropa es adornada con flores de colores fuertes y brillantina. El color de piel de las Lupitas es muy peculiar, llega a ser casi rosado.

Una serie de mitos rodean las muñecas. Una de ellas es que si una esposa sentía que su marido la engañaba, ella compraba una de estas muñecas y escribían el nombre de su supuesta amante dejándole saber al marido que ella ya lo sabía.

Otra historia dice que las Lupitas fueron utilizadas en el pasado para hacer publicidad en las “casas de citas” de la Ciudad de México. Cada muñeca representaba a una prostituta. Las muñecas se exhibían en las ventanas indicando cuál de las mujeres estaba disponible.

Existe una leyenda que cuenta que hace muchos años, en uno de los tantos barrios pobres de la Ciudad de México, vivía un talentoso y humilde artesano. El hombre tenía aproximadamente 50 años de edad y era muy hábil para trabajar con la cartonería. No tenía hijos. Sin embargo, estaba casado y trabajaba mucho para mantener a su mujer. La esposa era una joven muy bonita, con un rostro bello y cuerpo algo regordete. Su nombre era Guadalupe, pero el marido la llamaba “Lupita”.

Todos los días el hombre se instalaba a trabajar en su pequeño taller, ubicado en la parte trasera de su casa. Trabajaba todo el día. Fue una lamentable tarde en que el artesano se encontraba trabajando, que salió de su taller para buscar algunas cosas en su habitación. Al entrar se llevó la triste sorpresa de que su esposa lo estaba engañando con otro hombre.

No dijo nada y se retiró a seguir trabajando. Sin embargo, aquella tarde moldeo con profunda rabia y tristeza una pequeña muñeca muy parecida a su mujer, la cual recibió su nombre.

Lamentablemente la modernidad ha dejado en el olvido a las tradicionales muñecas. Las Lupitas no son una excepción, pues ya no son fabricadas en la Ciudad de México. Aún se siguen produciendo gracias al trabajo de algunos artesanos originarios de Celaya y Michoacan.

Sin duda esta peculiar muñeca aún tiene muchas historias que contar. Por ello es importante fomentar su uso entre las nuevas generaciones de su país de nacimiento para que esta hermosa tradición nunca se pierda.

Gentileza:

Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga – Gestora Cultural – Artista Plástica.

Puerto Madryn – Chubut.

 

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