En Venezuela ganó la abstención de forma tan avasalladora que el chavismo tardó varias horas en presentar unos datos maquillados tras una jornada que pasará a la historia por las calles vacías y la soledad de los centros electorales. Según los datos al 82% del escrutinio, aportados de madrugada por Indira Alfonzo, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), sólo fueron más de 5 millones de personas, el 31% del censo electoral, quienes acudieron a depositar su voto. Por lo tanto, un 69% de abstención.
De esta forma, el chavismo cantó victoria sin gran entusiasmo, pese a presentar resultados inflados gracias a los mecanismos de coacción social, desplegados durante todo el día, y por la Operación Remate, ordenada por Nicolás Maduro a última hora.
«¡Felices madrugadas de victoria!, clamó el «hijo de Chávez» desde un despacho, olvidadas ya las fiestas populares en el Balcón del Pueblo. «Gran victoria, sin lugar a dudas, de la democracia. El pueblo ha elegido a sus nuevos diputados y hemos tenido una gigantesca victoria electoral, como tantas veces. Viene un ciclo positivo y virtuoso, de trabajo y superación, de recuperación del país y superación del bloqueo», exclamó Maduro.
Expertos electorales estimaban, por el contrario, que sólo habrían votado entre el 25% y el 30% del electorado. El Observatorio Contra el Fraude, creado por el Parlamento, reducía aún más esa estimación para situarla en torno al 20%.
La comparativa con las anteriores elecciones parlamentarias, la histórica victoria opositora de 2015, sirven para medir el fracaso de la convocatoria chavista. Hace cinco años votaron más de 14 millones de personas, el 71% del censo electoral frente al 29% de abstención.
Aquel día miles de ciudadanos abarrotaron los centros electorales, mientras que ayer las únicas colas largas se vivieron, una vez más, juntos a las estaciones de gasolina.
Tal y como ya se sabía, el bloque chavista obtuvo la mayoría de los votos, con el 67,6% de los apoyos, frente a la principal alianza conformada por los grupúsculos denominados «opositores», con el 17,95% de los votos. La coalición conformada por la versión fake de Acción Democrática, el ex gobernador chavista Henri Falcón, el evangélico Javier Bertucci y Timoteo Zambrano, el hombre de José Luis Rodríguez Zapatero, ni siquiera alcanza un millón de votos en el primer boletín.
«La dictadura se evidencia. Luego del chantaje, el secuestro de partidos, censura, fabricar resultados, infundir terror, anuncian lo dicho: un fraude con 30% de pura falsedad, que no le son suficientes ni para mostrarse en público. Ni ellos lo celebran, se saben solos», criticó Juan Guaidó, presidente encargado que cuenta con el apoyo de las principales democracias del planeta.
Pese al levantamiento de la cuarentena radical por motivos electoralistas, el país criollo apostó ayer por su propio confinamiento. La demostración ciudadana fue de tal calibre que dejó sin palabras al líder de los militares, el general Vladimir Padrino López. El ministro de Defensa, acostumbrado a extensas peroratas, resumió la jornada con sólo cinco palabras: «No hay mucho que decir».
Realmente sí hay mucho que contar, empezando por las trampas desplegadas por el chavismo, en especial la famosa Operación Remate, puesta en marcha por el propio Maduro. El «hijo de Chávez» contó con la connivencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), que prorrogó el cierre de los colegios por supuesta presencia de votantes cuando habían permanecido en soledad todo el día.
El operativo chavista, maquillaje electoral de última hora, se prolongó hasta bien avanzada la noche en zonas populares, tal y como se desveló en vídeos filtrados en las redes sociales. «Apartamento por apartamento tocan la puerta con mucha responsabilidad, con mucha decencia. Es por la revolución, es por la patria. Vamos a sacar a la gente, están confundidos. Hay que hacerlo», ordenaba el jefe del comando a una veintena de personas, incluidos milicianos uniformados a la puerta de un edificio en el estado costero de Vargas.
A través de las redes sociales también se filtraron los mensajes desesperados de gobernadores y alcaldes para empujar el voto de la gente. «Somos un municipio derrotado, pónganse las pilas y vamos al remate de manera inmediata», imploró el alcalde chavista Farith Fraija. «Aprieten, porque no estamos conformes con los resultados», arengó el gobernador Jorge García Carneiro.
«Hemos asistido a un proceso con muy baja participación», resumió para EL MUNDO el experto electoral Jesús Castellanos. «La abstención responde a un descontento y es en muchos casos osada, dados los mecanismos de coerción y coacción», concluyó Castellanos, quien también destacó que la inexistencia de aglomeraciones disminuirá las posibilidades de contagio por Covid.
Fuente:https://www.elmundo.es/internacional/2020/12/07/5fcdc53d21efa0c2118b4614.html
Foto Ilustrativa
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