San Rafael, Mendoza jueves 18 de abril de 2024

Descubre el origen de la siesta – Por:.Beatriz Genchi

La siesta, ya sabemos es una costumbre consistente en descansar algunos minutos o un par de horas, después de haber tomado el almuerzo, entablando un corto sueño con el propósito de reunir energías para el resto de la jornada o resistir una noche larga.

El origen de la siesta data de la Antigua Roma y su división de los días en 12 horas. El comienzo de las horas dependía de la luz y de la época del año, por lo que las horas no se distribuían del mismo modo en verano que en invierno. Dada la distribución del horario “la hora sexta” correspondía a la mitad del día, es decir, la hora central del día de luz y sin duda la más calurosa, motivo por el que fue la elegida por los romanos para hacer una pausa en sus obligaciones, dedicándola al reposo y descanso.

Más adelante será San Benito, monje y Abad benedictino ¡Patrón de Europa y Patrón de la siesta!, quien implante una regla que indicaba guardar reposo y silencio a “la hora sexta”, norma que con el paso del tiempo será adoptada con gusto por el resto de los mortales y derivará en la actual tradición de hacer la siesta.

La siesta también tiene una explicación biológica. Es una consecuencia natural del descenso de la sangre después de la comida desde el sistema nervioso al sistema digestivo, lo que provocaba una consiguiente somnolencia.

Personajes como Albert Einstein cantaron sus alabanzas y Winston Churchill, que aprendió la costumbre en Cuba, fue un entusiasta cultivador de la misma, con la consecuencia inesperada de que sus colaboradores quedaban rendidos cuando le veían a él tan fresco a las dos de la madrugada y con ganas de trabajar más, por ejemplo, durante los días de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los escritores más importantes de la literatura española del siglo XX, premio Nobel, Camilo José Cela, con su sarcasmo habitual, ensalzó la práctica y disfrute de esta costumbre. El novelista decía de la siesta que había que hacerla «con pijama, Padrenuestro y orinal».

Algunos hoteles y moteles canadienses anuncian tarifas de «siesta» por la ocupación de una habitación durante unas horas. Y en oriente se han implementados una especie de dormís para el mismo fin.

¿Imaginas poder dormir la siesta en la oficina? ¡No es un sueño!  Las grandes empresas conocedoras de sus beneficios y conscientes de que mejora la concentración e incrementa la productividad laboral, apuestan e invierten en espacios para la siesta. Sobre sus beneficios hay grandes estudios realizados y avalados por innumerables expertos, cardiólogos, especialistas en trastornos del sueño, investigadores de la NASA…

Por el momento los invito a cerrar los ojos, dejar a un lado su dispositivo móvil, balancéese, déjese llevar y… ¡Dulces sueños!

Gentileza:

Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga – Gestora Cultural – Artista Plástica.

Puerto Madryn – Chubut.

 

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