Si bien Sergio Moralejo, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza, prefirió no brindar datos al respecto hasta que no esté bien definido el proyecto, otras fuentes del Ejecutivo aseguraron a El Sol que la intención con este registro es generar más fuentes de trabajo.

«La idea es que los postulantes sean capacitados para realizar las distintas cosechas locales. Los cursos serán dictados por personal especializado, todos ellos nucleados en en el ámbito de la producción local. No hay muchas más opciones: o se crea el registro o se pierde la cosecha», advirtieron.

Ante esta idea, Ariel Zucarelli, presidente interino de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines (Asocam) aseguró que si bien es buena la iniciativa del Gobierno no cree que sean muchos los postulantes que se inscriban.

«Si no lo hacían antes de esta pandemia no creo que sean muchos los trabajadores que se interesen ahora, menos aún aquellos que perciben una ayuda social», consignó el empresario.

También recalcó que el desafío para las personas que se postulen será importante ya que deberán afrontar una labor que, en la mayoría de los casos, no han experimentado.

«Cosechar ajo, por ejemplo, no es una tarea sencilla, se requiere de práctica y habilidad, igualmente no creo que sea imposible para nadie», dijo.

Desde la Federación Económica de Mendoza (FEM) también pusieron en duda los resultados que podrían alcanzarse con las capacitaciones, sobre todo porque en la cancha se ven los pingos.

«Aún no está claro cómo serán entrenados los trabajadors, pero son labores que requieren un conocimiento previo y se aprenden con práctica y no con un marco teórico. Por lo que vemos con dificultad las tareas de capacitación. Es muy poco el tiempo en que se preparará al trabajador y si no se hace bien se corre el riesgo de dañar la producción», consignó el titular de la FEM.

El mayor problema: la circulación interprovincial

Uno de los mayores conflictos que surge es el problema que se vislumbra con la circulación interprovincial que está muy compleja y depende de la Nación. «Esto hace muy engorroso el libre transitar de los trabajadores. Ya hemos avanzado en gestiones y la respuesta no ha sido muy favorable», expresaron.

«No podemos arriesgarnos a contratar trabajadores de afuera y que de repente los frenen en La Rioja y no lleguen a tiempo. Hoy la única alternativa es que la cosecha se realice con manos de obra local», manifestaron.

El ajo y la cereza son los primeros cultivos en cosecharse. En el caso del ajo se estima que en diez días deberían comenzar los trabajos, en tanto, para la cereza se puede esperar hasta mediados de noviembre.

Frente a esto, el titular de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines (Asocam) manifestó gran preocupación ya que son unos 5 mil los trabajadores que se necesitan para levantar la cosecha.

«Por lo general, la provincia cuenta con un número importante de cosechadores locales, pero el grueso viene de afuera y este año difícilmente llegue. Entendemos que es importante la emergencia sanitaria y todo lo que conlleva, pero la cosecha también es necesario que se levante», aseguró el productor.

Después de la vitivinicultura, el ajo es la segunda producción más importante de la provincia, por ello, Zucarelli advierte que «la solución tiene que ser inmediata, de lo contrario, los mismos productores se pelearán entre sí por un trabajador y eso no es sano para nadie».

«En nuestro caso, una vez que la producción está a punto o lista para ser arrancada de la plantación tenemos una semana para realizar la cosecha, si se pasa ese periodo corremos el riesgo de que el 30% o más no sirva para la exportación porque se pasó y, en ese caso pierde mucho valor en el mercado», sentenció.

El peso que juegan los planes sociales

Tal como ha ocurrido en años anteriores, uno de los mayores perjuicios que se plantea a la hora de contratar a cosechadores es el temor que muchos tienen a perder sus beneficios sociales.

Este año no es la excepción y tras la crisis sanitaria son muhos los que hoy no sólo se encuentran desempleados sino que, además, gozan el beneficio de un plan otrogado por el Estado.

Tanto Zucarelli como Carleti advierten que uno de los grandes inconvenientes que surge a la hora de realizar la cosecha es contar con personal.

«La mayoría no se postula porque no está dispuesto a perder su plan social y hay casos que se postulan, pero que exigen no ser registrados y trabajar en la informalidad, algo que hoy sería un riesgo grande teniendo en cuenta que se exige el cumplimiento de protocolos y declaraciones juradas para evitar los contagios de coronavirus», expresó el presidente de la FEM.

Ante esto, desde el Ejecutivo provincial manifestaron que las conversaciones con la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) están avanzadas y la idea es que los trabajadores pierdan el beneficio estatal una vez que reciban el alta laboral, pero ni bien termina la cosecha se le reestablezca sin depender de trámites burocráticos que, muchas veces, tardan entre dos o tres meses.

«Por ahora el tema está abordado y encaminado, seguro en los próximos días tendremos alguna respuesta desde Anses», refirieron.