UNO QUE SEÑALA Y TRES QUE TE APUNTAN
Es una gran tentación, eso de ver los kilos demás… en los demás, no?
Ahhh…Pero fijate cómo se ha puesto aquella…Está hecha una vaca…! Y la manito en la boca y los ojos de soslayo en mirada cómplice con el conversante, mientras que la señalada saluda amablemente a sus vecinos.
Y el tipo pone con desprecio en aquella, lo que a él mismo le sobra…¡Tremenda barriga tiene! ….Y la tarde está linda…Y de casa a casa, se observan las actitudes. El Punto Focal puesto en el otro con ojos de aguilucho trasnochado. Obtuso. Siniestro el personaje. Juro… Y el saludito de rigor con sonrisa tan amable, no?
¡Pero que maldad la mía al criticarlo! Si al fin y al cabo hago lo mismo que estoy juzgando, por favor! ¿Te diste cuenta? Estás criticando el diámetro abdominal del otro y no has sido capaz de tomar con los dos dedos que te indica el nutricionista…A ver…acordate: índice y pulgar agarrando el pliegue del abdomen…la barriguita…los michelines o la tripita (como le dicen los españoles)
Y vos ¿Te has mirado en el espejo de tu encierro? ¿Consideraste a la pareja con la cual “se eligieron”…? ¿Sabés bien por qué no podés o no querés tener otro cuerpo…otra mirada…Otra actitud frente a la vida?
Ya no hay dudas. Con todos los días que llevamos enredados en el tema, éste verdadero retiro espiritual obligatorio nos está poniendo frente al espejo de la propia vida. Y lo interesante es que no hay curas ni monjas, rabinos, ni pastores observándonos en la cápsula personal en la que estamos atrapados…
Estamos “solita el alma” en un examen por demás bien difícil. Y muy a tiempo. Por lo propio y por lo de los demás. Jorobados algunos temas, che…
Señalando al otro con un dedo, sin mirar esos tres que te señalan a vos, che…Señor…
Y se sabe que los kilos de tu vecina te hacen gracia…Y se sabe, también, aunque vos no te hayas enterado todavía que, entre las conclusiones que van saliendo a la luz en estos tiempo, son tus “problemas de entrecasa”.
Pensarás que eso de lo cual hablo más arriba, es una pavada. Una tontería de observadora acostumbrada por el oficio. Cuestión de chismosa infantiloide. No, Señor…
Porque entre las consecuencias de la “problemática social del encierro”, como la titulan para no ser tan alarmistas, ya los sabemos, hay muchas que están sufriendo agresiones de las más tremendas consecuencias.
Y no es chiste… ¿Y sabés por qué? Porque en tu barrio…o en tu edificio o en tu condominio cerrado se escuchan los gritos…Se adivinan los maltratos…Se evidencian los malestares y lo peor…se comentan con la manito en la boca y la mirada de soslayo con escenas como ésta:
-Aquel tiene un carácter…
-Sí…le da a la mujer…hmmm…la faja….Y después sigue con los pibes…
-¿Y al perro? Una vez le quebró una pata… Y en el segundo piso del edificio donde viví en el centro…No te das una idea! Había un guacho que la surtía a cada rato…Como aquel…
Y señala sacando el dedito índice entre los pliegues abdominales para que no lo vaya a ver el susodicho y se le venga al humo.
Este es uno de los “casos de cada día” en la encerrona pandémica, pero también es una oportunidad para ejercer la empatía. Y tenemos celulares y números para llamar -144 y 911-. Y tenemos pies para ir hasta esa casa y tocar a la puerta y mirar hacia adentro y decir “Estoy con vos, eh? Mirá…vivo ahí mirá…Cualquier cosa que necesites…Contá conmigo”. Y tenemos la capacidad de poder juntar el coraje con otros y acercarnos a frenar la agresión…
Porque estamos en la oportunidad de encarar la vida con el protagonismo de la inclusión verdadera. No te parece?
Lo dijo en un reportaje el filósofo y escritor Leandro Karnal profesor y doctor en filosofía e Historia en las universidades de San Pablo y de Campinas, en el Brasil: “Las crisis hacen caer máscaras y hacen que canallas y héroes emerjan”.
Este autor de dos de los libros más leídos sobre el tema – “El Dilema del Puerco Espín” y “Todos contra todos: el odio nuestro de cada día” agregó un dato contundente: “Hay un gran aumento de la Masculinidad Tóxica. Por eso es preciso denunciar al agresor. Porque la Misoginia, el odio contra las mujeres es el más antiguo, más sólido y más generalizado de todos los odios de la especie humana. Es lo que unifica al Imperio Babilónico con el presente”.
Y lo que me dejó pensando de todo lo que dijo éste hombre que lleva vendido un millón y medio de libros es que “es preciso pensar que la solidaridad es una estrategia de VIDA” Y también me quedó resonando eso de que las crisis hacen caer máscaras… por lo que deberemos hacer a un lado la negación y el miedo y encarar a los que, atrincherados en un hogar cercano al nuestro, producen mucho más dolor que ésta cuarentena ¿No te das cuenta que esos chicos y esas mujeres no viven dos o tres meses de auto cuidado? ¡Nooo! Viven toda una vida de aislamiento y terror…
Gentileza: Susana Vargas (todos los temas tratados en éstas columnas son casos testimoniales)
Profesora de Portugués
Egresada del Instituto Superior de
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