San Rafael, Mendoza miércoles 24 de abril de 2024

Pandemia cotidiana – Por:.Susana Vargas

Un poco antes del Barbijo 

Y fui imposible no verlo…No mirarlo…No seguirlo en su andar tranquilito…al pedaleo como de verano, pero en otoño. Cansino, relajado…atento. Atento a cada botella abandonada al recolector que la encontrara primero.

Las elegía con «guante blanco». Miraba y revisaba cada una de las piezas y también escogía corchos. Los que iba desechando los dejaba prolijamente en el hueco de otra botella, también «inconveniente».

Y nos llamó la atención.

Mi amiga -a la distancia de»cuarentena» – le gritó antes que se alejara demasiado:
-¡En mi casa tengo un montón! ¿Quiere ir a buscarlas?

Sin torcer su cabeza, el hombre de pelo blanco y ropa impecable, dio una cuidadosa vuelta en redondo hasta llegar a una distancia más que reglamentaria según el protocolo de rigor. Entonces preguntó por el tipo y estado de las botellas ofrecidas…
-Porque no son para venderlas como vidrio, señora. Las vendo para volverlas a usar..Y el corcho también, Pero no cualquiera, agregó con picardía y sonrisa enfática.

Contento el hombre…Una cara de rasgos finos. Piel tostada. Mocasines lustrados. Hombre de edad, pero alegre…
…Y nos llamó la atención su liviandad expresiva. y ese optimismo que expresa la soltura de alguien que se larga a hablar porque sí. Porque encontró INTERÉS en él, tal vez…

Y se largó nomás a contar los ingeniosos secretos de sus paseos por un barrio donde se toma vino embotellado. «Y no importa la marca, sino la-bo-te-lla», aclaró, remarcando con pericia de entendido que no hace las cosas por azar. Mucho menos como quien «junta para vender al montón».
-No señora, para nada..¿Ustedes saben que yo trabajé con fulano? (refiriéndose a uno de los dueños del pueblo) y se fue despachando con el cuidado de las palabras elegidas.

Y relató jugosas anécdotas con esa inteligencia criolla que sincretiza el respeto con la crítica «entre líneas». Y también una historia de viajes por el país y una vida de algunos años en Europa. Describió paisajes y detalles peculiares de cada empresa, de cada familia, de cada patrón con quien el destino le había elegido «como experiencia», argumentó.

Le advertimos que estaban por dar las 6 de la tarde, que se venía el patrullaje por estos barrios…Y le pedimos que se fuera preparando un barbijo…¡Mire que van a empezar a cobrar multa!
-Pero también para el frío, señor!, le grité mientras partía.
Y nos miramos con mi amiga…¿Qué loco, no?
-¡Qué suerte que le dimos charla!
-¿Te das cuenta de lo que nos hubiéramos perdido si no le hablábamos…? Espero que se lleve todas las botellas que ¡Por anos! Vengo amontonando en el patio…
Sí, claro, reflexión de tarde de domingo, a tres días de más…y más…y más restricciones…
Pero ¿Saben qué? En el desierto panorama de aquella siesta.
¡Nos enteramos de cada cosa…!

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Gentileza: Susana Vargas

054-260154570343
Periodista Profesional-Matrícula nº 12.384 Act.-Ley 12.903
Profesora de Portugués
Egresada del Instituto Superior de
Fundación Brasília
de la Ciudad de Mendoza

 

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