San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

La revolución de las batas blanca – Por:.Beatriz Genchi

Cuba ha sido reconocida durante mucho tiempo por su diplomacia médica: miles de sus médicos trabajan en misiones internacionales aportando miles de millones de dólares en efectivo para el país.

Aunque las misiones médicas han tenido éxito en numerosos países, donde han aportado tratamiento médico a los sectores más desfavorecidos, según cuenta un informe de la organización Cuban Prisoners Defenders (CDP), una ONG con sede en España, algunos de los médicos dicen que las condiciones pueden ser una pesadilla. Denuncian ser controlados por funcionarios, estar sujetos a un toque de queda y ser enviados a lugares extremadamente peligrosos. Alguno de los tantos testimonios dice:

«Estudié medicina por vocación. Trabajé duro en mi primer año de práctica, tomé muchos turnos adicionales. No puedo ser médico en Cuba. Es muy frustrante». Dice Dayli Coro, que ahora tiene 31 años.

Comenta que después de graduarse, le dijeron que si iba a una misión médica a Venezuela ganaría experiencia en su campo y que ese tiempo contaría como los tres años de servicio social obligatorio que todos los graduados deben completar en Cuba antes de poder acceder a puestos fijos. Aceptó unirse a lo que La Habana llama sus «misiones internacionalistas», siguiendo un camino recorrido por cientos de miles de médicos cubanos.

Desde 1960, el trabajo de estos médicos en el extranjero ha sido defendido por el gobierno cubano como un símbolo de su solidaridad con personas de todo el mundo. Fidel Castro describió a los médicos como el «ejército de batas blancas» de Cuba. Además de ser una fuente de gran orgullo y prestigio, también es un salvavidas económico para el régimen, aportándole moneda extranjera.

Con más de 30.000 médicos cubanos activos actualmente en 67 países, muchos en América Latina y África, pero también en naciones europeas como Portugal e Italia, las autoridades de Cuba tienen reglas estrictas para intentar evitar que los ciudadanos deserten una vez en el extranjero.

Los salarios fueron un fuerte incentivo para que Dayli, originaria de la pequeña ciudad cubana de Camagüey, se uniera a la iniciativa. Partiendo de lo que era un salario de US$15 al mes en 2011 para los médicos en la isla, Dayli pasó a cobrar US$125 mensuales durante los primeros seis meses en Venezuela, una cifra que aumentó a US$250 después de esos seis meses y a US$325 durante su tercer año. Su familia en Cuba también recibió un bono de US$50 por mes.

Según un informe de la organización Cuban Prisoners Defenders (CDP), una ONG con sede en España que hace campaña por los derechos humanos en Cuba y está vinculada al grupo opositor Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), los médicos reciben en promedio entre el 10% y el 25% del salario pagado por los países de acogida, y el resto se lo quedan las autoridades de Cuba. Dayli dice que firmó voluntariamente un contrato por un período de tres años, pero no tuvo tiempo de leerlo, ni se le dio una copia personal.

En octubre de 2011, la joven médica fue enviada a una clínica en la ciudad venezolana de El Sombrero, en el centro del país. El puesto era parte del programa Barrio Adentro, que ha distribuido a médicos cubanos en zonas desfavorecidas del país sudamericano desde 2003 como símbolo del apoyo cubano al gobierno venezolano. Dayli dice que se encontró prácticamente en una zona de guerra, en la que se acostumbró a que le apuntaran con un arma.

Las misiones médicas quedaron bajo el foco de atención tras la decisión de Cuba de retirar a sus doctores del programa «Más Médicos» en Brasil a raíz de la elección del nuevo presidente, el año pasado. Ëste cuestionó las calificaciones de los médicos cubanos en el país y describió su situación contractual como «trabajo esclavo», al señalar que solo se quedaban con el 25% del sueldo y el resto iba al gobierno cubano.

Según el informe del grupo vinculado con la oposición Cuban Prisoners Defenders, realizado a partir del testimonio directo de 46 doctores con experiencia en misiones médicas en el extranjero, además de información pública extraída de declaraciones de otros 64 médicos:

El 89% dijo que no tenía conocimiento previo de su destino dentro de un país en particular

El 41% dijo que un funcionario cubano le retiró el pasaporte a su llegada al país anfitrión

El 91% dijo que había sido vigilado por agentes de seguridad cubanos en su misión, y el mismo porcentaje aseguró que se les pidió que transmitieran información sobre sus colegas a los agentes de seguridad

El 57% dijo que no se presentó como voluntario a una misión, sino que se sintió obligado a hacerlo, mientras que el 39% dijo que se sentía fuertemente presionado para servir en el extranjero.

La BBC hizo repetidas solicitudes al gobierno cubano para conocer su opinión, sobre muchos informes de este tenor, pero no recibió respuesta. Sin embargo, después de que el informe de Cuban Prisoners Defenders fue publicado, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, tuiteó: «Nuevamente la mentira imperial intenta desprestigiar a los programas cubanos de colaboración de salud con otros países, calificándolos como una práctica de «esclavitud moderna» y de «trata de personas». Les molesta la solidaridad y el ejemplo de Cuba.

Gentileza: Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga – Gestora Cultural – Artista Plástica.

 

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