San Rafael, Mendoza jueves 18 de abril de 2024

Coronavirus. Impuesto a «las grandes fortunas»: si Mariano Moreno viviera…

El Gobierno analiza un impuesto a "las grandes fortunas" para hacer frente a las dificultades económicas dadas por el coronavirus
El Gobierno analiza un impuesto a «las grandes fortunas» para hacer frente a las dificultades económicas dadas por el coronavirus  

Preguntas al economista Mariano Moreno (1778-1811): Abogado, recibido en la Universidad de Chuquisaca. Fue integrante de la Primera Junta y autor del Plan de Operaciones, dado a conocer en octubre de 1810. Murió el 4 de marzo de 1811, durante un viaje a Londres

Para financiar el aumento del déficit fiscal generado por los efectos económicos del coronavirus, diputados del oficialismo están diseñando un impuesto a «las grandes fortunas». Desde el punto de vista político llama la atención que un Congreso que permanece inactivo mientras el Presidente dicta notable cantidad de decretos de necesidad y urgencia, solo se reuniría para tratar este impuesto. Pero la cuestión también plantea serios interrogantes desde el punto de vista técnico.

Al respecto, conversé con Mariano Moreno (1778-1811), argentino, abogado por la Universidad de Chuquisaca, secretario de la Primera Junta y autor del Plan de operaciones dado a conocer el 30 de agosto de 1810. De temperamento fogoso, contrataba con el más calmo Cornelio Saavedra. Designado diplomático ante Londres, nunca llegó a destino, porque falleció en alta mar, el 4 de marzo de 1811. Conversé con él por la forma en la cual, en 1809, peticionó ante el Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, en su carácter de apoderado de hacendados y labradores.

-Mucho se ha especulado sobre los choques que, por razones de temperamento, protagonizaron usted y Saavedra. Y también sobre si viajando a Europa usted murió o «lo murieron».

-Sobre lo primero, déjeme ser claro. La revolución del 25 de mayo de 1810 fue incruenta, pero quienes la protagonizamos sabíamos que nos jugábamos la vida, de modo que las diferencias de carácter, que existen en todo grupo humano que tiene que adoptar decisiones importantes, en circunstancias extraordinarias, jugaron un rol secundario. En cuanto a lo segundo, qué quiere que le diga, ni yo sé qué fue lo que efectivamente ocurrió.

-En 1809 usted redactó La representación de los hacendados , un documento de alrededor de 100 páginas dirigido al virrey Cisneros. ¿Cuál era el problema que tenían quienes lo contrataron?

-Legalmente, todo el comercio internacional debía hacerse vía España y utilizando buques españoles, los cuales -como consecuencia de la guerra entre dicho país e Inglaterra- habían dejado de prestar el servicio. ¿Cómo hacían mis representados para vender sus productos al exterior? Utilizaban el contrabando, por lo cual recibían menores precios.

-¿Qué vendían en aquel momento los hacendados?

-Principalmente, cueros y tasajo, porque la carne se salaba y, por consiguiente, solo podía ser consumida localmente. Recién a partir de 1876, gracias al invento del ingeniero francés Louis Abel Charles Tellier, la carne se pudo transportar refrigerada, haciendo factible su venta en Inglaterra.

-Le cuento una. Yo nací en Liniers, entre el pasaje El Hornero y la calle Tellier, que hoy se denomina Lisandro de la Torre. Y le digo otra, nací en la calle Ventura Bosch, en honor a uno de los médicos fallecidos a raíz de la fiebre amarilla que asoló a la ciudad de Buenos Aires en 1871. Esto último va para homenajear a todos los trabajadores de la salud, que actualmente están comprometiendo su vida en la lucha contra el coronavirus. Volviendo a la charla, ¿cómo planteó la cuestión?

-El virrey tenía un serio problema, porque como en el virreinato del Río de la Plata no había minas, el erario público se financiaba casi exclusivamente con los gravámenes al comercio exterior. No habiendo operaciones legales de importación y exportación, la recaudación era nula.

-¿Entonces?

-Entonces le dije: señor, usted tiene un problema. No tiene cómo financiar los gastos públicos. Yo tengo la solución a su problema. Permita que navíos de otras nacionalidades puedan ofrecer el servicio de importar y exportar mercaderías, de manera que las operaciones de comercio exterior se puedan realizar de manera legal. Usted podrá cobrar los impuestos y de esa manera financiar sus gastos.

-¿Así que usted se preocupó por solucionar los problemas del virrey, y no los de sus representados?

-No, me preocupé por solucionar los problemas de la autoridad, pensando en la solución de los problemas de mis representados. Imagínese que hoy en la Argentina, con todos los problemas fiscales que tiene que enfrentar el presidente Alberto Ángel Fernández, usted le va a peticionar algo que implica aumentar el desequilibrio fiscal. Mi planteo fue: «Da la casualidad de que la solución de su problema, señor virrey, coincide con la solución de los problemas de mis representados».

-¿Por qué la posibilidad de que las operaciones de comercio exterior se pudieran hacer legalmente, utilizando navíos de otras banderas, mejoraría la situación de los hacendados?

-Porque desde el punto de vista económico, contrabandear es mejor que nada, pero es peor que operar a través de carriles formales, establecidos; porque los costos de contrabandear no lo pagan los contrabandistas sino los productores y los consumidores.

-No sé si usted sabe que su planteo tiene una actualidad suprema en la Argentina. Quiero que me hable de las otras propuestas que había recibido el virrey Ceballos para enfrentar la cuestión fiscal.

-Concretamente, le propusieron que creara nuevos gravámenes a todas las propiedades, así como que reforzara la represión del contrabando.

-El parecido con algunas propuestas y acciones actuales es notable. Comencemos por esto último.

-Así es, reprimir el contrabando, cuando resulta imposible importar y exportar legalmente, equivale a obligar a las empresas a cumplir con todas sus obligaciones, sin permitírseles operar; o a obligarlas a vender a precios fijados antes del coronavirus.

-Gravar todas las propiedades es la versión 1809 del denominado impuesto Patria.

-No quiero ahondar en el componente político que tiene la propuesta, que usted planteó antes de iniciar esta conversación. Pero déjeme decirle que comparto totalmente sus suspicacias.

-Desde el punto de vista técnico, ¿qué tiene para decir?

-Que, como le dije al virrey Cisneros, el problema del erario público es de flujo y el impuesto se refiere a un stock. Más claro: el impuesto es «por única vez», mientras que los problemas económicos que genera el coronavirus se plantearon en marzo, se plantean en abril, se van a plantear mientras dure la cuarentena y más allá también.

-Usted está diciendo que no hay sustituto a financiar un flujo con otros flujos.

-Sí, pero para que lo entienda todo el mundo. En 1809 no había sustituto a que se posibilitara el comercio internacional legal, y ahora no hay sustituto, para solucionar los problemas que genera el coronavirus, al hecho de permitir que los seres humanos -asalariados, empresarios, profesionales, etcétera- puedan operar de la mejor manera factible. La terminación súbita y total de la cuarentena es una barbaridad, pero su prolongación con mínimas modificaciones con respecto a lo que existió hasta ahora, también lo es.

-Don Mariano, muchas gracias.

https://www.lanacion.com.ar/economia/coronavirus-impuesto-a-las-grandes-fortunas-si-mariano-moreno-viviera-nid2358144

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