Para la economía argentina, el Covid-19 es el invitado molesto que cayó de sorpresa a una reunión que ya se había desmadrado. Al principio llegó tímido y complicó a algunas importaciones. Después arrasó con más fuerza en el mercado financiero . Ahora, con infectados en el país, los economistas se preguntan qué sucederá con el PBI en un año en el que los pronósticos ya no eran optimistas. Las consultoras estiman que el avance del brote podría sumar entre 0,3 y 0,5 puntos porcentuales de caída a un retroceso ya proyectado por encima del 1% para este año.
Las adversidades económicas por el virus llegaron en un momento poco feliz. La Argentina está en medio de una reestructuración de su deuda y, por ende, más expuesta a la volatilidad, especialmente frente a la salida masiva de capitales de los mercados emergentes.
Este año será el tercero consecutivo en el que la economía caerá. Con los datos que se proyectan hoy, que incluyen una caída de las exportaciones a China y una renegociación de la deuda más larga por la incertidumbre financiera a nivel global, la consultora Ecolatina proyecta un retroceso extra de 0,5 puntos porcentuales. Es decir, el descenso del PBI no sería de 1,5%, como suponía la firma antes, sino de 2%.
Por el nivel de cerramiento de la economía local -la relación de exportaciones sobre PBI es del 15%, mientras que en el mundo el promedio es del 30%- el impacto sobre la economía no será tan fuerte como en otros países con cuatro estaciones marcadas, aunque el anuncio de que Brasil crecerá menos de lo previsto hasta ahora podría impactar también al sector externo (ver aparte). La consultora Abeceb, por su parte, proyecta una caída extra de 0,3 a 0,4 puntos porcentuales.
«Las decisiones de inversión ya están supeditadas a la renegociación de la deuda -explica Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina-. Algunos síntomas de recuperación que podrían llegar en el segundo trimestre, con suerte van a llegar en el tercero».
El impacto será de menos de la mitad del recorte del PBI que significó la sequía de 2018. La consultora Ecolatina estimó, entonces, que el impacto fue de 1,2 puntos porcentuales para una economía que retrocedió 2,5%.
El impacto en la economía real ya comenzó a sentirse en los envíos al exterior. En enero, la exportación de carne vacuna cayó un 32,8% versus el promedio del último cuatrimestre de 2019 por la renegociación de contratos con China. «Hay que ver si no sucederá algo similar en Europa, otro gran comprador de la Argentina», dice Fausto Spotorno, director de la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados.
Además de lo que sucedió con el petróleo, el «lunes negro» en los mercados financieros globales impactó directamente sobre el precio de otras commodities como el maíz, lo que complica más la posibilidad de que ingresen más divisas al país. Eso evita que haya un mayor efecto derrame sobre la economía local y genera más presiones sobre el tipo de cambio, explica Soledad Pérez Duhalde, directora de Operaciones de Abeceb.
En medio del caos financiero global que se generó en los últimos días, además, varias monedas de la región, como el real y el peso chileno, se devaluaron. En la Argentina, por el control férreo que se ejerce con el cepo cambiario y la intervención del Banco Central, el tipo de cambio apenas se movió.
«A medida que devalúan las monedas regionales y suben otros tipos de cambio, como el blue o el contado con liquidación, empieza a haber presiones sobre el oficial, que tiene que empezar a corregir más», explica Rajnerman. Aclara que no será una suba que genere más competitividad, sino una «para ponerse a la par de los demás».
Un deslizamiento del tipo de cambio tiene impacto sobre la inflación por los costos dolarizados y los insumos importados. Pero además, advierte Rajnerman, puede haber subas de precios «preventivas» por suposición de que podría haber «algún tipo de escasez», como se vio en el caso de los barbijos.
Por otra parte, la posibilidad de que se corten eslabones de las cadenas globales de valor es alta. Varias compañías argentinas ya sufrieron retrasos en las entregas o desabastecimiento de importaciones. «Lo que se vio en eslabones autopartistas a nivel mundial podría verse en sectores como la electrónica de consumo», detalla Martín Kalos, economista jefe de la consultora Elypsis.
También en la producción, el incremento en la parálisis en Vaca Muerta por la caída del precio del petróleo y la suba del riesgo país ya está casi descontado.
Finalmente, y suponiendo que cada vez más personas estén en cuarentena, el consumo se vería resentido. Hay un factor que complica aun más que lo tangible: el miedo. «El temor genera más ahorro precautorio, porque las personas quieren tener dinero por si se contagian», cierra Rajnerman.
Otra traba para el crecimiento
- 2% – Caída total: Es lo que podría caer el PBI este año, según Ecolatina. Inicialmente, la consultora proyectaba una baja del 1,5%, pero ya analiza el impacto del virus.
- 38,2% – Desplome: Es lo que cayó, en enero, la exportación de carne en comparación con el último cuatrimestre de 2019. Fue por los menores envíos a China.
- 1,2 – Puntos porcentuales: Fue lo que sumó a la caída del PBI la sequía que asoló al campo en 2018, según Ecolatina. Explicó casi la mitad de la baja de ese año, que fue del 2,5%.
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