La última subasta de deuda del mes trajo un mal dato para el Gobierno frente al cargado cronograma de vencimientos en pesos que enfrenta en marzo y tomando en consideración que su plan confeso era refinanciar la mayor parte posible de ellos: confirmó que la reprogramación compulsiva del Dual (luego suavizada con opciones de canje más ventajosas) afectó la demanda de bonos en pesos.
El dato se confirmó ayer, cuando el Ministerio de Economía apenas pudo colocar otros $2358 millones en una Letra a vencer en 6 meses que ajusta por tasa Badlar privada (+200 puntos) tras su cuarta reapertura. De hecho, luego de todas ellas ese bono alcanza una liquidez de sólo $15.676 millones, lo que muestra que se coloca a cuentagotas.
Si bien puede haber reducido la colocación para no tener que mostrar impacto en la tasa (lo colocó esta vez al precio de $1008,30 por lámina de $1000 que había definido como mínimo, lo que supone una tasa nominal anual del 39,55% contra una previa del 40,40%) lo cierto es que se puede adivinar -dado que la información oficial no aporta detalles- que el grueso de la demanda que recibió por un total de $23.148 millones estuvo otra vez casi totalmente volcada a la opción de canje del AF20 reperfilado por el bono Badlar (+100 puntos) a vencer en un año y medio .
Ese canje, que alcanzó esta vez un total de $6864 millones, se hizo a $1091,50 por cada $1000 nominales, lo que supone una tasa del 33,60% y eleva a $11209 millones el total ya canjeado del Dual por este título (otros $16.200 millones fueron canjeados a comienzos de mes por otros bonos).
Panorama complejo
Para los analistas, la última licitación del mes constituía un buen test para medir la temperatura del mercado.
Pero el resultado fue tanto o más decepcionante que el de días atrás, cuando se reinició las emisiones en pesos, mientras avanzaba en dar nuevas chances de canje del AF20.
«Si algo quedó muy claro es que el mercado de pesos sigue estando forzado. Los rendimientos que se ofrecen no compensan el riesgo cambiario, de enfrentar un default o un nuevo reperfilamiento, con que conviviría el inversor por pararse en moneda local», explica el analista Nery Persichini, de GMA Capital, inquieto por lo que estas señales suponen de cara al desafiante calendario que viene.
Sólo en marzo el Tesoro deberá pagarle a privados el equivalente a US$ 1300 millones en bonos y otros U$S 1700 millones por Lecap reperfiladas.
«Y a esa instancia el Gobierno llega con un mercado que sigue reacio a tomar riesgo público en pesos tras los del AF20. Por ahora esto no pinta nada bien teniendo en cuenta que al cierre de la semana próxima vence el Bogato (A2M2), título que está totalmente en manos de privados», advierte el economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma. Ese pago representa una erogación del orden de los $70.000 millones ante lo cual volverá a aparecer el dilema de «emitir o reperfilar si nada cambia», advierte.
Para Alejandro Kowalczuk, de la administradora Argenfunds. «lo que sucedió era esperable». «Tras la mala subasta de Lebad de la semana anterior, en la que sólo se logró renovar 15% de los vencimientos, ahora y pese a que adjudicó el total licitado al precio mínimo, colocó el 15,9% de los $14.859,45 millones que le vencen mañana» explica.
¿Cambiará el Gobierno su estrategia para tender puentes con los inversores privados en pesos o los sumará al frente de disputas que sostendrá con los bonistas en divisas?.
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