San Rafael, Mendoza martes 23 de abril de 2024

Pan sin dientes – Por:.Rogelio López Guillemain

Disfrutando de unos días de descanso, mientras recorro nuestro país, no puedo evitar reflexionar acerca de las bondades de la Argentina y de cómo las desperdiciamos.  Recuerdo una frase popular que dice que Dios hizo tan perfecta a la Argentina, que para balancearla, le puso adentro a los argentinos, ahora me pregunto: ¿será cierto?

Las cataratas de Iguazú, Los paisajes de Salta, el Valle de la Luna y Talampaya, los pasos cordilleranos, los grandes lagos del sur, el glaciar Perito Moreno, el avistamiento de ballenas, la ciudad más austral del  mundo y una de las capitales nacionales más bellas del planeta; y eso no es todo.

Minería, gas, petróleo, sol, viento y ríos para generar energía limpia, superficies cultivables y para cría de animales que se extienden más allá del horizonte.  Sin problemas raciales, ni religiosos,  ni guerras, sólo una dificultad… un montón de argentinos.

¿Por qué no aprovechamos toda esta riqueza?, muchos han sido sentenciados como culpables.  Perón, Irigoyen, los militares, el tipo inmigración, el perfil de los colonizadores, entre otros.

En lo personal, me retrotraigo aun más, llego a los aborígenes.  Estos, a grandes rasgos, se dividían en dos: los cordilleranos, sedentarios, con casas, utensilios, vestimenta, cría de animales y cultivos; y los de las pampas, nómades, guerreros, con taparrabos y nada más.  El espíritu laborioso de los primeros se perdió en la colonia; el alma parásita y conformista de los segundos se enquistó en nuestros genes.

Del aborigen de las pampas, pasamos al gaucho que sólo pretendía un pingo, mate, vino, una tapera, una china y poco más, de allí al empleado público (no todos pero la mayoría) que sólo pretende estabilidad inmerecida, inasistencias al trabajo privilegiadas y una pronta jubilación, para concluir finalmente con quienes se jubilan sin aportes y con quienes reciben planes sociales sin contraprestaciones.

Deberíamos decretar al tordo “ave nacional de estas personas”, ya que no construye ningún nido y parasita el del laborioso hornero… o sea, del que produce.

Es sabido que las adversidades estimulan el ánimo del hombre quien procura superarlas con esfuerzo, en contrapartida, la comodidad y abundancia lo aplaca.  Esto último se potencia cuando nos entregamos a lo animal, cuando nos alejamos de la razón, cuando nos alejamos de la esencia humana.

El espíritu de estar “conforme más nunca satisfecho”, anida en el pecho de unos pocos y esos pocos emprendedores, si quieren vivir en una sociedad donde se respete el esfuerzo y se premie el mérito, deben entender que abandonando la conducción de las instituciones (desde ONG, pasando por los clubes hasta llegar al gobierno) en manos de los políticos parásitos, nunca conseguirán vivir en ella.

El límite entre la democracia y la demagogia es muy sutil, y al amparo de la primera, los caranchos viven de la segunda.  Juegan con los sentimiento nobles de quienes producen y compran las voluntades de quienes sólo pretenden tener para “el asadito y el vinito”; esto es así, le guste a quien le guste, le pese a quien le pese.

Decía Alberdi: “La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano: La miseria no delibera, se vende.  Alejar el sufragio de manos de la ignorancia y de la indigencia es asegurar la pureza y acierto de su ejercicio. Algunos dirán que es antidemocrático pero la democracia, tal como ha sido ejercida hasta ahora nos ha llevado a este triste destino”.

Alejar el sufragio de manos de la ignorancia hoy se logra, no como alguno supondría mediante el voto calificado, sino a través de la educación.  Pero hablo de educación y no de adoctrinamiento.  Para evitar este mal (o al menos morigerarlo) es FUNDAMENTAL que quienes creemos en la libertad, que quienes no buscamos sumar militantes sino ciudadanos a la Argentina, nos comprometamos en la impostergable tarea de formar personas de bien.  Es tiempo de retomar los espacios docentes que cedimos en las escuelas y en las universidades a manos de reclutadores ideológicos.

Recuperemos la Argentina que supimos ser; nuestros padres y abuelos nos lo reclaman, nuestro hijos la merecen.  El día es hoy, no debemos retroceder más, La Rebelión de los Mansos ha comenzado.

Gentileza:. Rogelio López Guillemain -rogeliolopezg@hotmail.com 

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