San Rafael, Mendoza miércoles 24 de abril de 2024

FORMACIÓN CIUDADANA: Lo que Bolivia nos enseña … parte III. Prof. Fabio A. Misino

Después de analizar desde la teoría política, histórica y ética en las dos entregas precedentes, abordaremos en forma concreta el caso boliviano, sin dejar de acudir a las definiciones técnicas necesarias para encontrar claridad conceptual, independientemente de los intereses partidarios.

La definición que analizaremos es la de golpe de estado, ya que es una expresión que exponen varios protagonistas, de la realidad política de la región. Muchas veces, esta expresión, se pone sobre la mesa con cierta liviandad, sumados a los intereses particulares o sectoriales que terminan confundiendo y alejándonos de la verdad tan apreciada.

-Un golpe de Estado es la toma del poder político de un modo repentino por parte de un grupo de poder, vulnerando las normas legales de sucesión en el poder vigente con anterioridad.

– El golpe de Estado supone la sustitución de las autoridades existentes y el cambio de mando de las instituciones estatales por imposición.

-El golpe de Estado constituye una violación y falta de reconocimiento hacia la legitimidad constitucional  ya que atenta contra las reglamentaciones legales de llegada y permanencia en el poder.

Vale la pena aclarar, una y otra vez, que las repúblicas democráticas, constitucionales y modernas, tienen tres poderes legítimos e independientes. Además, ninguno está sobre el otro. Esto tiene una razón de ser, un poder
limita al otro con la finalidad de evitar la concentración y el abuso de poder y alejar la posibilidad de una dictadura.
Refrescamos esta idea de tres poderes para esclarecer que cuando hay un golpe de estado, se han sustituidos los tres poderes, y por lo tanto suspendida la vigencia de la constitución por otra normativa. Muchos recordarán estas características.

Ahora bien, vamos al terreno concreto. ¿Hubo o no hubo golpe de estado en Bolivia? ¿Qué hechos se observan y cuáles son las consecuencias?

Comenzamos viendo la falta de cumplimiento de los límites que impone la Constitución, se suma el no respetar el resultado del referéndum o consulta popular que también le imponía límites a la pretensión del presidente de continuar en el poder. Esta falta de respeto a los límites institucionales, como analizamos en las primeras partes, independientemente de quien produzca las violaciones legales, sin duda que traen el descrédito de la autoridad, un aumento de la tensión política y social, y si no hay marcha atrás, una crisis que hace peligrar al sistema republicano.

En fin, representa un golpe o debilitamiento de la democracia.

Lo que se observó después es más grave. Es el corte de la publicación del recuento de votos por 24 horas, y sobre todo el resultado de las irregularidades detectadas por los observadores de la OEA. Dichas irregularidades
afectaban a 400 000 votos; diez veces mayor a los votos que le faltaban a Evo Morales para consagrarse en primera
vuelta. El manto de sospecha que dejaba dicha observación, respaldada también por otras organizaciones, dejaba a
la luz que se trataba de un fraude electoral. Las consecuencias de este hecho son muchas y nefastas, incluyendo el
aumento del descrédito y de la credibilidad de Evo Morales.

Este hecho le quita legitimidad a los comicios y a su mandato, genera mayor tensión social y aumenta la crisis política. También lo que trasluce es que el fraude electoral tenía un beneficiario, uno o varios autores intelectuales, autores reales y la complicidad cierta del Tribunal Electoral, caído en total descrédito. Aquí vemos el otro problema Evo Morales con este hecho constituye un delito de traición a la patria, a sus instituciones y a la constitución de su país. Esto lo pone en una situación de piedra de la discordia y causante de la pérdida de la paz social. Estos hechos lo harían merecedor de un juicio político.

De ser culpable, lo cual es muy pero muy factible, sería sospechoso que no lo fuera, traería aparejada su destitución e inhabilitación para ejercer cualquier cargo público. No podría ser de otra manera. Por lo tanto, su continuidad desde la práctica es un estorbo para reestablecer la paz social, objetivo de toda democracia. Recordando el análisis de la segunda parte, sin duda que el fraude electoral constituye un fuerte golpe a la democracia. Remarcamos fuerte golpe a la democracia.

¿Podemos cuestionar al árbitro u observador? Difícilmente. La OEA es un organismo internacional respetable, integrado por todos los países de América, destacando como principales objetivos de su razón de ser, el sostenimiento de la democracia y de los derechos humanos en todo el continente. Atacar al observador no sólo
entorpece una resolución pacífica de la crisis, sino que asegura la continuidad de la misma. Además entorpece las
relaciones diplomáticas entre los países miembros. Pero sin duda habla mal de los cuestionadores, de su torpeza e
ignorancia y no de la organización internacional.

Lo que viene después es interesante analizar. No hay quien destituya violentamente al presidente hasta entonces, ni quien tome el poder. El presidente renunció, también lo hace su sucesor, y el siguiente en la lista sucesoria, produciéndose un vacío o acefalía del poder ejecutivo ya que por unos días nadie asume. Esto es suficiente para esclarecer que no es un golpe de estado. Remarcamos renuncia, varios días de poder ejecutivo acéfalo y con
poderes legislativo y judicial legítimos y vigentes. Estas características evidencian, repito evidencian que no se puede
hablar de golpe de estado. Lo correcto sería hablar de crisis política e institucional.

¿Qué pasó con los otros protagonistas? Algunas opiniones expresan rebelión. Tampoco sería el término adecuado. No hay actuación activa ni de la policía, ni de las fuerzas armadas sobre el presidente, no hay avance armado sobre la casa de gobierno. ¿Qué es lo que hubo? Lo que hubo es una declaración, coincidente en los pedidos, tanto de algunos partidos políticos, como de la policía, de las fuerzas armadas y de la central obrera, como de otros sectores de la comunidad. ¿Qué pedían? Evitar el enfrentamiento armado, la represión al pueblo con sus nefastas consecuencias y sobre todo un llamado a la responsabilidad, comprensión y reflexión del presidente que ayudara a la pacificación de la sociedad. Algunos analistas dicen que estos sectores: obreros, estudiantes, universidades, policía, ejercito, partidos políticos, etc., con estos pedidos están marcando una quita de respaldo al presidente.

Por lo tanto, debilitan su continuidad. Es importante marcar que es un reclamo pacífico, no hay un llamado a destruir nada, sino a expresar disconformidad con el daño institucional provocado por el presidente. Para algunos analistas esto es una revocatoria popular del mandato presidencial.

¿Qué hubiera pasado si estas instituciones respaldaban el accionar de Evo Morales, o si reprimían al pueblo
que se manifestaba? Sin duda que hubiera recrudecido la crisis y la violencia. Pero también hubiera hecho cómplices
a quienes lo apoyasen, de convalidar el fraude electoral, de no respetar la constitución ni las leyes, ni de respetar la
voluntad popular expresada en el plebiscito. En fin, actos de traición a la patria y golpe contra la democracia, un
precio demasiado caro que muchos no estuvieron dispuestos a pagar. No se puede negar que si bien los llamados a
reclamar son pacíficos nos encontramos con algunos casos de violencia de quienes apoyan y de quienes critican a
Evo Morales.
Es de destacar que la decisión de renunciar era la más prudente.

Lo que vino después, sigue estando enmarcado en cuadro de tensión política, por lo tanto, también de cuestionamientos, pero sin duda con el objetivo de resolver pacíficamente la situación, de volver al diálogo y al estado de una democracia republicana. Es un error remarcar que la nueva presidente es autoproclamada, ya que surgió dentro de la Cámara del Senado. Podemos decir cuestionada, no autoproclamada. Lo importante es mirar al futuro y atender como se resuelve. Ya hay indicadores que la crisis se comienza a resolver: se comienza el diálogo entre los partidos políticos, se anuncia que es un gobierno provisional y transitorio, y el objetivo principal es establecer otra fecha de elecciones.

Podemos concluir esta parte diciendo que la solución está en marcha. Una marcha que tiene varios escollos
que entorpecen la solución pero que analizaremos en la última entrega.

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