San Rafael, Mendoza miércoles 24 de abril de 2024

Con los tapones de punta -Por:.Rogelio López Guillemain

“…este pueblo ha perdido su interés por la política,

  y si antes concedía mandos, haces, legiones, en

  fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez

  dos cosas: pan y juegos de circo”

                               Juvenal, Poeta Romano (100 D.C.)

Desde el mismo momento en el que Alberto Fernández dio su discurso de asunción, hizo lo que no se animó a hacer el gobierno saliente, expuso los pésimos resultados económicos de su predecesor.

Habló de la pobreza, el desempleo, la situación crítica de las PYMES, el endeudamiento externo, la capacidad ociosa de la industria, el dólar, el hambre, la inflación y la persecución judicial (delirio).  El “tiro de gracia” lo asestó al sentenciar: “detrás de estos terroríficos números, hay seres humanos con expectativas diezmadas”, un golpe durísimo para el macrismo.

No pretendo repasar los logros y yerros de la administración anterior, los cuales están a la vista de todos; prefiero enfocar mi esfuerzo en intentar dilucidar lo que nos espera en el futuro cercano.

En la campaña electoral, Alberto Fernández centró sus promesas en combatir el hambre y la pobreza, y en poner en marcha a la Argentina.  Su slogan más importante fue: “hay que poner plata en el bolsillo de los argentinos”.  Lo que olvidó advertir, es que para hacerlo, va a sacar la plata del bolsillo de otros argentinos (de los que trabajan y producen).

Estos ilusionistas, que hacen que una moneda desaparezca de un bolsillo y aparezca en otro, no hacen magia.  Confiscan y arrebatan a unos para regalarles a otros, todo esto escondido tras el ya cansador eufemismo de la “solidaridad” y del “esfuerzo” de quienes más tienen.  Curiosamente, la política, que es la que más tiene, no pone un centavo; el “estado” es el dios pagano de los populistas ¡y no se toca!  Se nos ríen en la cara.

Tampoco han demorado en tomar decisiones políticas y económicas (eso sería bueno, si estas fuesen las correctas, pero no).  Las principales medidas que han adoptado “por decreto” (juraría que hace poco le criticaban esa vía a Macri) y las que elevarán a la escribanía, perdón al Congreso, para promulgar la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva son:

1 – Aumento de las retenciones al sector agroexportador de hasta un 30%.  Siguiendo con los eufemismos Fernández dice: «nosotros no tocamos al campo, sino los derechos de exportación».  Tragicómico.

2 – Dólar Turista.  La divisa tendrá un impuesto del 30% destinado a encarecer los gastos y las compras con tarjetas de crédito en el exterior.  Los empresaurios amigos del gobierno están festejando.

3 – Doble indemnización para los despidos “sin justa causa”.  ¡Seguro todas las empresas saldrán desesperadas a contratar nuevos empleados…!

4 – Suspensión del pacto fiscal.  Las provincias no estarían obligadas a rebajar impuestos (total son bajos…).  A esto debemos sumarle el pedido de “solidaridad” en el reparto de fondos destinados a CABA, justo el rival potencial más importante será “el pato de la boda”, ¡qué coincidencia!

5 – Suba del impuesto a los Bienes Personales que llegaría al 1,25 ó 1,50%.  Está bien, el ser exitoso es el principal pecado del infierno capitalista.

6 – Se eliminaría la desgravación de las donaciones gratuitas para evitar la evasión del Impuesto a los Bienes Personales.  De paso, las fundaciones y ONGs, no tendrán financiamiento si no se subordinan al único benefactor posible, el gobierno.

7- Se diferenciaría en el trato impositivo a los bienes personales que están dentro del país de los que se hallan en el exterior.  Lo merecen por vende patrias.

Como vemos, las medidas son restrictivas y confiscatorias, y representan un castigo para aquellos que con su esfuerzo han logrado alcanzar algún éxito.  Éxito, una palabra que paradójicamente ha sido endemoniada tanto por la iglesia tercermundista como por los populistas-socialistas.  Y cuando lo alcanzamos, ambos nos ningunean; los primeros fomentandonos el sentimiento de culpa, mientras que los otros el de vergüenza.

Sea como sea, para estos “mesías” de la humillación, los logros y el lucro son pecaminosos; al tiempo que la pobreza, la falta de ambición y de amor propio, son sinónimos de virtuosismo.  Pretenden que seamos sumisos, que mendiguemos favores, que seamos ineptos e incapaces, siempre pendientes y dependientes de sus “generosas” limosnas.

Escondidos en sus fueros, protegidos por sus cómplices del poder judicial, estos zánganos han decidido sentenciarnos a la esclavitud.

¿Por qué esclavitud?  Porque, ¿qué es un esclavo sino una persona que no puede decidir qué hacer con su dinero, el fruto de su trabajo?, ¿qué es un esclavo sino una persona que está obligada a pertenecer a cierto sindicato?, ¿qué es un esclavo sino una persona que baja la cabeza cuando los políticos nombran a sus familiares en cargos, tienen juicios que nunca alcanzan sentencias y se vuelven millonarios con el dinero de los que producen?

Pero no es tan fácil apagar la luz de la libertad.  Somos muchos, muchos más de los que ellos creen y muchos más de los que nosotros creemos, los que no vamos a entregar nuestra dignidad así como así.

Es tiempo de retomar el control de nuestro destino, es tiempo de recuperar el control sobre nuestra propia existencia. Nuestra vida, nuestra libertad y nuestra propiedad nos pertenecen y nadie tiene derecho sobre ellas, NADIE.  Nuestro derecho a la búsqueda de la felicidad nos pertenece y sólo cada uno en su interior debe decidir el camino que ha de tomar para procurarlo, NADIE puede quitarnos eso…. ¡Y mucho menos un político!

Nosotros creemos en los datos, ellos en el relato.  ¡Pues juntemos datos!

Documentemos cada adoctrinamiento docente, cada orden impropia de un jerarca estatal, cada atropello de un político y los expongamos; saquemos a la luz todo lo podrido y despertemos conciencias.  Comprometámonos con el presente si queremos un futuro.

Esa y no otra es la verdadera Rebelión De Los Mansos.

Gentileza: Rogelio López Guillemain – rogeliolopezg@hotmail.com

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