Está claro que existe una serie de inquietudes por lo que nos depara en el futuro. Más allá del nuevo presidente y la incertidumbre con respecto al perfil económico que tomará-no sabemos si será más cercano al de Néstor Kirchner, al de Cristina o incluso al de Menem- existen otras preocupaciones, estas relacionadas con el contexto internacional.
El contexto internacional fue un gran enemigo de Macri. La guerra comercial entre Estados Unidos y China produjo una baja en las expectativas del crecimiento mundial (hoy se encuentran en un bajo 1,4% según la Organización Mundial del Comercio, la más baja desde la crisis financiera del 2008) y, si bien afectó al 90% de los países del mundo, lo hizo mayormente en los emergentes, es decir nosotros, entre tantos otros.
Por otra parte, nos enfrentamos a una época proteccionista, con el ascenso de gobiernos de derecha nacionalista, tales como Trump en Estados Unidos o Theresa May (ya fuera del poder) en el Reino Unido. Así no solo cayó el porcentaje del comercio internacional, también la producción industrial. Además, existen otros factores que ponen en riesgo el crecimiento mundial y, sobre todo, el argentino. La salida del Reino Unido de la Unión Europea, las crisis políticas en Sudamérica y la misma incertidumbre del cambio del gobierno nacional son algunos de ellos.
También se está llevando a cabo un fenómeno llamado «japonización», es decir una combinación de tipos de interés al 0% o incluso negativos, crecimientos del PIB a tasas bajas y grandes incentivos monetarios, como compras de deuda por parte del banco central. Se llama así en referencia a la lucha contra el bajo crecimiento a la que se viene enfrentando Japón hace más de una década. Esta recesión podría trasladarse a Europa. No es un mito, en Dinamarca, por ejemplo, ya existe un banco que da préstamos hipotecarios a tasas negativas, es decir que la institución paga al prestario para que haga uso del dinero, pero, por supuesto, el banco no pierde; la oferta excluye los gastos de gestión, como las tarifas que percibe el banco por organizar la operación. En definitiva, lo que se busca con esto es que la gente invierta y así poder empujar la economía
Con respecto a la desaceleración de la economía, ya existe una larga lista de territorios que podrían sufrir una recesión mundial en 2020: El Reino Unido, si no se llega a un Brexit con acuerdo; Alemania, debido a la caída de la industria automotriz; Italia, que ya se encuentra en una recesión técnica con gran desempleo, deuda, débil productividad y tensiones políticas; Hong Kong, con la caída del turismo por las tensiones sociales de los últimos meses y economías emergentes como Turquía, México y Brasil. Por ello, existe un riesgo del 27% de que haya una recesión mundial el próximo año
Por otra parte, la caída de la tasa de interés en EEUU llevada a cabo por la FED (Reserva Federal de Estados Unidos) es justamente para poder enfrentar la guerra comercial contra China sin caer en recesión. Esto claramente nos perjudica: mientras menos crece la economía, menor es el valor de las commodities (materias primas). Además, con las tasas de interés artificialmente bajas, se pueden crear burbujas como la que explotó en el 2008 y se transformó en una crisis mundial.
Y más allá de lo que podamos tener que enfrentar en el ámbito internacional, la mayor preocupación (al menos la mía) es en el ámbito local. El país está en default y el gobierno de Fernández tendrá que reestructural la deuda pública y renegociar la deuda con el FMI, ya que Argentina tendrá problemas para afrontar los pagos.
Además de ello, el desarme de las leliqs (principal instrumento usado por el Banco Central de la República Argentina para controlar los pesos circulantes en el mercado) mediante la baja de la tasa de interés y el nuevo DNU lanzado por Macri por el cuál la emisión monetaria hasta fin de año será de 600.000 millones de pesos (43% de nuestra actual base monetaria) significaría una gran cantidad de pesos en el mercado sin un respaldo y, por lo tanto, podría venir el peor de todos los pronósticos: una latente hiperinflación. Por ahora solo nos queda esperar lo mejor y ver como se desarrollan los hechos que, hasta el momento, parecerían llevarnos a chocarnos contra un enorme muro de problemas
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