Yaguareté o jaguar bajo los efectos del yagé
El 29 de Noviembre, se celebra el Día Mundial del Yaguareté en voz guaraní; onça-pintada denominación brasileña en portugués, o jaguar en inglés, una especie icónica de las Américas que desempeña el importante rol de mantener el equilibrio de los ecosistemas, base para el futuro sustentable de la vida silvestre y la humanidad
La mayoría de los hispanohablantes lo llaman “tigre” y erróneamente “jaguar”, nombre que damos y utilizamos incorrectamente en Sudamérica. Al cometer ese error perdemos o desviamos el nombre original de cada región de donde es originaria esta magnífica especie Americana; cuando lo vemos y leemos con la letra “j” es porque simple y llanamente está escrito en inglés, el símbolo “j” representa el sonido de la letra del alfabeto español o habla hispana “Y”. Es decir en inglés se escribe “jaguar”.
Todo este error comenzó cuando el naturalista español Félix de Azara, a finales del siglo XVIII escribió un libro que detallaba la fauna guaranítica, que por razones de precisión llamó con el nombre indígena de “yaguar”, al mayor felino americano.
La obra de Azara, se publicó en francés y para representar la fonética se escribió jaguar. Más tarde extraviado los originales de Azara, su trabajo se retradujo del francés al español para publicarse en el idioma original, pero el traductor no reparo que la “j” en francés debía pasar a la letra “Y” en español. Para la zoología suramericana posterior, Azara fue la gran autoridad, y la mala grafía de la traducción se difundió por vía erudita y se escribió jaguar en obras científicas y textos escolares, y los maestros enseñaron y siguen enseñando a los niños y jóvenes a decir jaguar (palabra inglesa) en vez de “yaguar” nombre indígena del idioma Tupi-Guaraní que significa bestia.
Disminución de su población
Las poblaciones de yaguaretés (Panthera onca) se encuentran muy disminuidas debido a sus principales amenazas como la deforestación, los incendios forestales provocados o naturales, la pérdida de su hábitat natural por la ocupación agrícola, un creciente incremento de la competencia por la comida con los humanos y los enfrentamientos con los campesinos, que a menudo matan a los yaguaretés en las zonas donde éstos cazan ganado. También por la acción de cazadores furtivos y/o “deportivos”, una cruel actividad cuyos objetivos son; los primeros traficar sus partes y los segundos, matar por diversión.
La especie, considerada “con amenaza de extinción” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), se encuentra en la Argentina en peligro de extinción. Desde 2001 tiene la máxima categoría de protección por ser Monumento Natural Nacional por Ley 25.463.
El yaguareté está incluido en el Apéndice I del CITES (Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), lo que significa que es ilegal comercializar su piel o cualquier otra de sus partes.
América no tiene una especie bandera
En noviembre de 2018, catorce países se unieron para elaborar el Plan Jaguar 2030: plan regional para la Conservación del felino más grande del continente y sus ecosistemas, que se ha convertido en la hoja de ruta para asegurar la supervivencia de esta especie.
Ante el riesgo de amenaza de extinción para la especie, Perú ha solicitado recientemente que se reconozca al yaguar (Panthera onca) como la “especie bandera” de los países de América en los que habita y que, además, se adopten medidas especiales para proteger a esta especie, a la cual nuestra ONG se adhiere.
Yaguaretés en estado psicoactivo
Existe una fascinante relación entre las visiones arquetípicas producidas por las plantas sagradas y los animales totémicos que habitan los lugares donde crecen.
Algunos yaguaretés de la selva amazónica han sido documentados ingiriendo ingredientes de ayahuasca, cuyos efectos les provocan una excitación súbita que disminuye a las pocas horas. Se supone que para agudizar los sentidos para la caza.
Los investigadores se preguntan ¿las tribus aprendieron a prepararla observando a los yaguares?
Según va la leyenda un chamán del Amazonas descubrió la ayahuasca cuando observó que el jaguar tomaba las hojas de la Banisteriopsis caapi para acentuar su sensibilidad para cazar.
Han sido observados yaguares en la selva peruana, donde se lo denomina Otorongo, ingiriendo hojas de la Banisteriopsis caapi, una poderosa planta de poder que los chamanes de la región han utilizado durante siglos como ingrediente de la mezcla sagrada ayahuasca. Las hojas de esta planta contienen harmina, un poderoso inhibidor de la oxidasa de monoamina que permite al DMT, una de las sustancias psicodélicas que se encuentra en numerosas plantas, como la (Psychotria viridis) componente de la mezcla de ayahuasca la que generar sus conocidos efectos.
El “yagé” o ayahuasca (Banipteriosis caapi), cuyo nombre en quechua significa «soga del muerto», es una liana que crece en las profundidades de la selva amazónica, y que ha sido empleada con fines depurativos y terapéuticos por los pueblos precolombinos desde tiempos inmemoriales.
Es difícil decir en qué medida o con qué fin el yaguar utiliza las hojas de caapi, ya que en ellas no hay DMT, aunque se sabe que los alcaloides de la planta contienen «telepatina», según el nombre que le fue dado al compuesto en los primeros estudios sobre el tema, porque los miembros de las tribus de la selva creen que les permite comunicarse telepáticamente unos con otros.
Sin embargo, el video https://www.youtube.com/watch?v=OqGDv0KCJl8 (en inglés “jaguar tastes the hallucinogenic effects of yage”), es interesante porque permite construir la hipótesis de que las tribus de la selva mezclaron los alcaloides de la harmina –imitando el comportamiento de los yaguares– con otras sustancias de entre las millones de combinaciones posibles en este lugar. El estudio de este fenómeno se conoce como Zoofarmacognosia.
La zoofarmacognosia es un comportamiento en el que los animales no humanos aparentemente se auto medican al seleccionar e ingerir plantas, insectos, minerales componentes de suelos y drogas psicoactivas para prevenir o reducir los efectos nocivos de los patógenos y las toxinas.
Es difícil saber cómo es que esta bebida sagrada, que incluso ha inspirado varias religiones alrededor de ella, fue descubierta. Es plausible que el yaguar, el espíritu dinámico de la selva, la antorcha de manchas en la que Jorge Luis Borges en la Escritura del Dios, haya llevado al hombre el fuego de Prometeo (la dimetiltriptamina – DMT), la medicina visionaria que une al cielo con la tierra. El yaguar es el chamán.
Conclusión
Podríamos añadir que el yaguareté es uno de los tres animales sagrados para muchas culturas de América: el animal del presente, de la atención consciente, que se asemeja a la narrativa de caza que los pueblos indígenas asocian con el yaguar, siendo los otros dos animales la serpiente, moradora del inframundo, y el cóndor, el que acaricia el Sol y las alturas del espíritu con su vuelo triunfante.
Gentileza: * Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)
Experto Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y,
Comunicación y Educación (CEC)
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)
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