San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

YPF, el sillón más preciado por la política argentina: de Sergio Massa a Miguel Galuccio y Guillermo Nielsen

Por impulso de su presidente, YPF avanzó en la exportación.

Es la mayor empresa del país y su conducción es privilegio del Ejecutivo. El rol de Vaca Muerta como imán de inversiones y fondos para el país.

Está presente en todo el país, donde es vital para el funcionamiento de cada rincón. Sus conflictos judiciales internacionales son seguidos de cerca por todo el sistema político, ya que pueden representar una salida de miles de millones de dólares. Fue, según los tiempos, un símbolo del Estado gigante, de las privatizaciones, del capitalismo de amigos, y de las expropiaciones.

YPF es la mayor empresa del país por facturación, con ingresos que orillan los US$15.000 millones anuales. Cada aumento en los importes de los combustibles es seguido con mayor atención que si fueran alimentos u otros productos de primera necesidad. La máxima silla en la compañía —la de presidente— es apetecida por la dirección actual, la anterior y distintos actores políticos que conforman el Frente de Todos.

Los números de YPF

El presidente Mauricio Macri le encomendó a Miguel Gutiérrez, el titular de la petrolera en la actual gestión, que aumentara la producción de Vaca Muerta. Y le avisó que ese incremento solo era posible si se avanzaba con reducción de costos. El plan parecía estar funcionando hasta las elecciones primarias. Tras el triunfo de Alberto Fernández, las acciones de todas las empresas locales se hundieron, en una ola negativa que también atrapó a la petrolera.

En 2016, cuando Gutiérrez fue elegido presidente de YPF, la producción neta de shale oil (petróleo no convencional) era de 14.500 barriles diarios. Casi cuatro años después, se duplicó y alcanzó los 31.300 barriles en el primer semestre de 2019. El costo de desarrollo y operaciones estaba entre US$12 y US$18 con la gestión anterior de YPF, mientras que en la actual se ubica entre US$5,5 y US$9, menos de la mitad que en 2016.

La cantidad de pozos perforados ascendió de 495 en 2016 a 608 en 2019. Además, casi el 80% de los que funcionaban en 2016 eran “verticales”, un esquema de producción considerado como más costoso que el de pozos “horizontales”, que hoy representan un 40% del total. La petrolera expropiada tenía 7 equipos activos, con 16 etapas por pozos en 2016, mientras que en 2019 anduvo por 19 equipos y 32 etapas por pozo.

YPF logró llegar a un punto de break-even (equilibrio a partir del que se gana dinero) en “shale” oil (petróleo).

YPF logró llegar a un punto de break-even (equilibrio a partir del que se gana dinero) en “shale” oil (petróleo).

Hay dos compañías que, tras sus inversiones, lograron que todo el sector mire Vaca Muerta con mejores ojos. YPF logró llegar a un punto de break-even (equilibrio a partir del que se gana dinero) en “shale” oil (petróleo), mientras que Techint hizo un aporte similar en gas de esa formación no convencional.

Gutiérrez, que fue número uno de Telefónica y JP Morgan, cumplió con lo encomendado por el presidente Macri. Lo hizo en medio de permanentes tensiones para mantener “independencia” en sus decisiones, en una compañía cuyo 51% es estatal.

La producción total de petróleo y gas disminuyó de 577,4 mil barriles diarios en 2016 a casi 501,1 mil barriles en 2019. Esto fue porque YPF priorizó la producción “no convencional” sobre el total. En 2016, obtenía el equivalente a 29,9 mil barriles de petróleo y gas “shale”, que era un 4% de su producción, en esa modalidad. Ahora, ronda los 82,4 mil barriles de petróleo, gas y GNL, casi un 15% de lo que obtenía antes por esa vía.

La inversión en el último año de YPF en la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (2015) fue de US$ 2.109 millones en Vaca Muerta. Este año rondará los US$2.000 millones.

Miguel Gutiérrez, presidente actual de la compañía, quiere “profundizar varios aspectos que se lograron en su gestión”, como la exportación de GNL por barcazas, utilizando el mismo puerto de Bahía Blanca al que antes se recurría para importar. Su anhelo es una terminal regasificadora —que convierte el gas en líquido para poder despacharlo en buques e implica US$5.000 millones para que el país abastezca a los mercados asiáticos que lo requerirán. En su escritorio, hay una decena de proyectos de mediano y largo plazo.

En el Frente de Todos también se mueven los alfiles que se consideran expertos energéticos. Guillermo Nielsen​ viene asesorando a Alberto Fernández en el diseño de un plan de largo aliento para Vaca Muerta, que seduzca a las petroleras a desembolsar más de US$10.000 millones anuales.

Desde 2016, YPF redujo los costos de perforación de Vaca Muerta a la mitad, lo que generó el interés de las otras petroleras

Miguel Galuccio, que fue presidente y CEO hasta los primeros meses del mandato de Macri, conserva su buen canal de diálogo con la ex presidenta Fernández de Kirchner. Aunque es accionista de una petrolera propia (Vista), tiene deseos de influir en el futuro de YPF.

Desde el armado opositor, tratan de desparramar dardos venenosos sobre la gestión actual. Uno de ellos es sobre los niveles de deuda de la compañía. En 2016, la deuda representaba dos veces el Ebitda (las ganancias antes de amortizaciones y depreciaciones), un parámetro que YPF considera standard para la industria. En 2018, bajó a 1,7. En 2019, alcanzó nuevamente el 1,9 durante el primer semestre. Pero, tras la devaluación posterior a las PASO, ese número podría volver a elevarse.

El precio del litro de nafta suele estar cerca del dólar. Esa relación quedó atrasada por el congelamiento dispuesto por el Poder Ejecutivo tras las primarias. El Gobierno promete que cesará el próximo 13 de noviembre.

YPF ajustó sus combustibles por arriba de la inflación mensual en abril y mayo. Después, siempre corrió por detrás. En el acumulado entre enero y septiembre, el costo de vida subió un 39,3%, mientras que el de combustibles escaló 22,7%. Esa diferencia a saldar será exigida en algún momento por las inversiones. El desplome en el precio de la acción, acompañando una tendencia que afectó a todos los activos argentinos, también toma nota de esa situación.

Gutiérrez es alentado por algunos sindicalistas a continuar en el comando de YPF, más allá de que haya un cambio de gobierno. Su mandato vence en abril de 2020. El CEO de la compañía es Daniel González. Del manejo de deuda (de la gestión anterior y la actual), está al tanto. Antes de llegar a CEO, fue CFO, director de Finanzas en la administración de Galuccio. Ricardo Darré, repatriado, ocupó el cargo de CEO por un período breve. En el Poder Ejecutivo y la compañía no gustaron algunas declaraciones periodísticas que realizó en su momento.

Otras de las objeciones de competidores de YPF es que se diversificó hacia otros sectores, con la posibilidad que eso lo haya apartado de su negocio principal. La compañía desarrolló una unidad de luz, dedicada a energías renovables, que tiene acuerdos para abastecer a empresas líderes. “No salió un peso de la caja de YPF. Hubo accionistas que aportaron dinero y el propio flujo de dinero que generan los contratos”, refutan desde la torre de Puerto Madero. Varias compañías de primera línea usan energía eólica de YPF para el funcionamiento de sus plantas.

En distintas presentaciones públicas, Matías Kulfas —otra de las espadas económicas de Alberto Fernández, y mencionado como posible ministro de Hacienda— repite una y otra vez a Vaca Muerta como la salida exportadora del país. Distintos economistas lo consideran el motor para atraer divisas que aún no se encendió del todo, pero que un futuro puede equiparar —por su peso en la balanza externa— al campo.

Dentro de la oposición se menea la idea de “desdolarizar” las tarifas, para que tengan menor impacto sobre la inflación. Sin embargo, el mercado ya se fue acomodando para que algunos precios locales importantes —que estaban muy distorsionados en 2015— se parezcan a los del mundo.

Además del líder en producción de petróleo, YPF también encabeza en gas. Para este año, está cobrando un promedio de US$3,97 por millón de BTU, que es la unidad de medida del sector. Ese número se acerca a parámetros internacionales. El gas estaba a US$0,87 (siempre expresado en millón de BTU) en 2016 para hogares, mientras que ahora se ubica en torno a los US$4. Para las industrias, se mantuvo en estos cuatro años en US$3,90. Mientras que para las usinas —que lo utilizan en generación eléctrica—, el importe bajó de US$5,4 en 2016 a US$3,15 en 2019. Eso le otorgó mayor certidumbre en sus previsiones las distribuidoras eléctricas.

Los próximos tiempos de YPF pueden ser venturosos o complicados. Dependerá de si un profesional se dedica a las nuevas oportunidades del sector. O de si un político opta por mirar a cortísimo plazo.

Un futuro entre optimista y “ácido”, bajo los ojos de Wall Street

El país está en un punto de inflexión. Si avanza con una serie de proyectos —que YPF propuso y encabeza—, puede convertirse en un exportador neto de petróleo y gas. Dentro de la compañía, lo llaman el escenario “optimista”. Pero si YPF se estanca por impedimentos para exportar, controles de cambios y precios “criollos” (como hubo durante el kirchnerismo), la oportunidad estará pérdida. Lo llaman el escenario “ácido”. La diferencia entre uno y otro es de US$38.000 millones, según estimaciones.

Con la producción actual, casi no se necesitan importaciones de petróleo. Si las empresas pueden operar libremente, acceder a divisas y no les aplican retenciones —como también sucedió durante los mandatos de Néstor Kirchner y la mayoría del de Cristina Fernández—, se podría llegar a 900.000 barriles de petróleo diarios. Casi el 40% sería saldo exportable:en 2024 representaría alrededor de US$ 9.600 millones en ingresos para el país. El caso contrario —el “ácido”— desalienta la producción local, se vuelve a depender de las exportaciones y se requieren US$2.300 millones para pagar energía extranjera. En el acumulado 2020-2024, la pérdida sería de US$38.000 millones.

Es récord la producción de petróleo “shale”.

Es récord la producción de petróleo “shale”.

En gas, se podría tratar de integrar la matriz energética con Chile, hacia una capacidad de despacho única. Eso puede venir acompañado con el desplazamiento de las importaciones a Bolivia y la ampliación de gasoductos troncales. Y, en el largo plazo, una inversión de US$ 5.000 millones para una planta regasificadora. Shell, Chevron, Equinor, Pluspetrol, PAE, Mitsubishi, entre otras, manifestaron voluntad de participar. Daría 20 años de producción, para que el país despache buques que hagan un viaje redondo a Asia en 60 días. Existe potencial para exportar 60 millones de toneladas de gas al año. En 2040, la Argentina sería un competidor de Estados Unidos, que también está yendo en el mismo sendero.

Sería un contraste rotundo que el déficit energético de 2011-2015, que superó los US$25.000 millones, con compras de buques metaneros a precios exorbitantes.

Aunque hay otros segmentos promisorios hacia el futuro (petróleo offshore), la foto actual es amarga. Este 2019 viene de cachetazos para la valuación de las empresas locales. Salvo las tecnológicas (Mercado Libre y Globant), todas vienen sufriendo en Wall Street. Hasta el 23 de septiembre, la acción de YPF cayó un 32,8%. Ternium anduvo en niveles similares (30%). Pero al resto de las “energéticas” les fue peor: Vista (con sede en México), TGS, Pampa Energía, Central Puerto y Edenor perdieron más valor que la petrolera. A los bancos cotizantes les sucedió lo mismo.

Nombres y proyectos en juego dentro de la oposición

Hay tres nombres que se repiten en el armado opositor para el futuro de YPF: Guillermo Nielsen, Miguel Galuccio y Sergio Massa​.

Nielsen está armando un plan para dotar de seguridad jurídica a Vaca Muerta. Recurrió a consultores privados reconocidos para buscar ideas. Alberto Fernández también conoce su experiencia en renegociación de deuda.

Guillermo Nielsen está armando un plan para dotar de seguridad jurídica a Vaca Muerta. Foto: Germán García Adrasti.

Guillermo Nielsen está armando un plan para dotar de seguridad jurídica a Vaca Muerta. Foto: Germán García Adrasti.

Nielsen viene conversando con todas las empresas del sector.

Galuccio ya encabezó YPF. Dentro de la compañía quedaron decenas de ejecutivos que le responden. Desde las primarias, reinició contactos en las oficinas de Puerto Madero. Hace poco, estuvo reunido con Sergio Massa y también con Fernández de Kirchner, en Cuba.

Massa es cabeza de lista dentro de los candidatos a diputados por el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires. En Estados Unidos, criticó a la gestión actual porque “se dedicó a invertir en empresas de fabricación de monopatines en lugar de perforar petróleo”. YPF Ventures es un fondo que destina menos de un 1% de sus desembolsos a emprendimientos no tradicionales.

Bird es una firma californiana—que nació en 2017— y se dedica a soluciones de movilidad (como scooters para alquilar). Su valuación bursátil ya supera los US$ 2.500 millones. Galuccio está más cómodo con la candidata a vicepresidente, pero también con los sindicatos. Su capacidad de persuasión sobre la actual senadora sorprende a propios y extraños. Fernández de Kirchner aceptó un arreglo con Repsol a instancias de Galuccio. No obstante, está pendiente el juicio del fondo Burford (compró los derechos de quiebra de la familia Eskenazi, que en 2008 se quedó con el 15% de la petrolera casi sin poner un peso), que puede salir hasta US$3.000 millones.

Por la relación personal entre Sergio Massa y Daniel Vila (de América TV), se cree que José Luis Manzano —socio de Vila— podría tallar en YPFy quedarse con áreas subexplotadas, siempre bajo el amparo de Massa. En ese sentido, la industria y los gremios ven a Galuccio con mayor ahínco por defender lo que tiene YPF.

Fuente:https://www.clarin.com/economia/ypf-sillon-preciado-politica-argentina_0_4YN50oM9.html

 

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