San Rafael, Mendoza jueves 18 de abril de 2024

La Argentina sin memoria – Por: Lic. José I. Teruel

George Orwell en su famosa novela “1984” introduce un término llamado “doblepensar” al cual explica como “Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega”. No es nada extraño que al leerlo nos acordemos de Argentina.

En la actualidad se escribe y reescribe el pasado. Hace unos días Cristina Fernández dijo que Macri no quiso recibir el bastón porque tenía una “macumba”, contradiciéndose ya que en su libro “Sinceramente” ella no dijera que no se lo entregó porque sería un “acto de rendición”. Este es solo uno muchos ejemplos de la constante modificación del pasado: defendemos que a Cristina le importaban los jubilados a pesar de haber vetado el 82% móvil y que durante el kirchnerismo se hayan estatizado las AFJP; decimos que el kirchnerismo nos desendeudó, como si la deuda pública no hubiera aumentado en su gobierno y no se hubiera mentido en los índices inflacionarios para pagar menos deuda ajustada por inflación-y por eso supuestamente teníamos menos pobres que Alemania-. Por supuesto, no es del único lado del que falta memoria. Innumerables veces escuchamos a miembros del gobierno actual criticando medidas o situaciones del kirchnerismo que siguieron vigentes: la pobreza, el cepo cambiario, la corrupción o restricciones al comercio internacional.

Esta poca memoria-por no llamarla autoengaño- se relaciona con otra característica de la sociedad argentina: la conocida “grieta”. Cuando el ambiente político argentino se encuentra calmo, se hace el uso selectivo de la memoria para recordar hechos polémicos y así mantener el clima hostil, el cual es fundamental para la movilización de masas por ambos lados. De hecho, es bastante hipócrita que los políticos declaren que quieren terminar con la división cuando ellos mismos son los que la alimenta ya que es el instrumento que usan ambos lados para mantenerse en la lucha por el poder a pesar de sus propuestas incoherentes o nulas.

También nosotros, al igual que en el libro 1984, tenemos un enemigo claro al que se le atribuyen nuestros problemas. Todos lo conocen, todos están convencidos de que existe, pocos dan una definición concreta de qué es, pero ahí está: el neoliberalismo. Lo que sucedió con Menem fue culpa del neoliberalismo y el gobierno de Macri fracasó por neoliberal. No importa que Argentina esté en el puesto 148 de 180 en el índice de libertad económica (atrás de Gambia, Ucrania y Camerún) o que nuestra economía sea clasificada como “No libre”, esto es un neoliberalismo. A la vez, este fenómeno le da una excusa al Estado para ampliarse más, como si no perdiéramos ya un 7% del PBI en ineficiencia estatal (suficiente para acabar con el déficit financiero), sextuplicando el porcentaje de países más libres como Chile. Acá no solo se presencia la falta de concepto, sino que también de memoria: nos olvidamos de que justamente políticos como Alberto Fernández integraron el gobierno de Menem y que Cristina, compañera de fórmula de Alberto, pide que no vuelva el neoliberalismo, lo que es por demás contradictorio.

El engaño como moneda corriente

Hay innumerables casos que podemos nombrar de las mentiras a los que somos sometidos diariamente, pero hay algunas de ellas que vale la resaltar:

  1. Cristina y el dólar futuro

Constaba de un contrato en el que dos partes fijaban el valor del dólar en una fecha futura. Al llegar la fecha el comprador o vendedor tenían pérdidas o ganancias, dependiendo en si la cotización oficial era más alta o baja de lo acordado. Mediante este mecanismo, el Banco Central vendía dólares futuros a una cotización de $10,65, mientras que los mismos contratos en Nueva York se vendían en más de $14. Se estima que hubo un fraude que provocó pérdidas por alrededor de 17 mil millones de dólares entre septiembre y noviembre de 2015.

Cuando se habla de la corrupción en el kirchnerismo, este hecho es sumamente ignorado. Incluso mienten diciendo que el dólar en su época estaba a $10 y peor aún, la gente lo cree ciegamente a pesar de haberlo vivido

  1. INDEC durante el Kirchnerismo

Este es un ejemplo que tiene una gran correlación con 1984 y el doblepensar. En el libro existen ministerios que cumplen funciones totalmente contrarias a lo que su nombre señala y no es accidental; los miembros del Partido creen las mentiras que representan estos nombres. Así, el “Ministerio de Paz” es el que se ocupa de la guerra, el “Ministerio del Amor” es el que tortura, el “Ministerio de la Abundancia” perpetua la pobreza y escasez y el “Ministerio de la Verdad” se encarga de alterar el pasado y mentir en las cifras. Curiosamente, nosotros también tuvimos experiencias de esto y sobre todo muy relacionado a uno de los ministerios de 1984. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, encargado de la medición de datos oficiales, fue el que mintió con la pobreza, inflación y otros indicadores. La mentira fue tan grande que en los documentos de organizaciones internacionales se dejaba nuestra información en blanco o se hacían apartados especiales explicando nuestra situación y la manipulación de la ya mencionada institución

  1. El dólar en las PASO

Después de las Primarias Obligatorias, en las que triunfó la fórmula Fernández-Fernández, el dólar se disparó. Se estima que las personas perdieron de un día para el otro el 30% de su sueldo a causa de la devaluación, ya que esta suba del valor del dólar produce un aumento de los precios y, por ende, también de la inflación.

Parece bastante obvio que el dólar aumentó por la desconfianza con respecto a una futura presidencia de Fernández, que recuerda épocas de cepo, escasez y persecución y la mala administración que, a pesar de gobernar durante el “boom de las commodities” cuando los precios de materias primas se dispararon y el país debería haber crecido a un ritmo de 6% anual, estancó a Argentina. Sin embargo, la oposición dijo que había sido culpa de Macri, que no hizo nada para controlar el dólar, incluso dijeron que la desconfianza fue contra el actual presidente, un doble piensa en estado puro, en primer lugar porque el viernes anterior a las elecciones, las encuestas daban a favor del actual mandatario y el dólar bajó y, en segundo lugar, porque el gobierno si actuó: al medio día (momento en el que comúnmente ha intervenido el Banco Central) se subieron en un 10% la tasa de leliqs para contener la situación. Después sí se puede cuestionar el discurso o la forma de controlar el dólar por medio de las leliqs durante la gestión macrista, pero eso va más allá del hecho puntual que estamos tratando.

Para finalizar quiero aclarar que para nada adhiero a que la Argentina sea un totalitarismo como el desarrollado por Orwell en su libro, pero sí creo que tenemos uno de los problemas que se plantea en el territorio que se da la novela: el doblepensar está vigente y es el mayor instrumento político de las élites gubernamentales para movilización y manipulación social. Mientras la sociedad se pelee y divida, ellos utilizan sus poderes para obtener lo que quieren y quedar impunes, precisamente porque siempre un sector los defenderá y creerá y justificará sus mentiras.

Entre tanto, mientras no tomemos una mirada más objetiva y crítica de nuestra realidad, no empecemos a pensar por nosotros mismos y ver más allá de un nombre o una cara, vamos a seguir fracasando como país y cometiendo los mismos errores del pasado, porque las clases gobernantes serán conscientes de que la Argentina no tiene memoria.

Gentileza: Lic.R.Int. José Ignacio Teruel – jose.e9712@gmail.com

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Sé el primero en comentar en «La Argentina sin memoria – Por: Lic. José I. Teruel»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*