Conocidas por su vestimenta tradicional y su gran tenacidad, estas mujeres han cobrado fuerza en los últimos años, desarrollándose en una gran variedad de campos que van desde la medicina, la política y las leyes hasta, sorprendentemente, la lucha libre.

Las cholitas tienen una larga historia como activistas, y han liderado varios movimientos políticos exitosos en las últimas décadas. Cuando tienen un problema con el Estado, ya sea en términos de salud, educación o seguridad, se movilizan y se manifiestan.

The Flying Cholitas una muestra artística, sobre la lucha libre fue el punto focal, por ejemplo, en una reveladora serie que el fotógrafo Todd Antony puso bajo los reflectores a esta fascinante subcultura. Su lucha en el ring se convierte en una dramatización de su lucha diaria, a medida que ganan terreno en lo que de otro modo sería un deporte dominado por hombres.

Este enfoque ha estado en el centro de la práctica de las cholitas desde que se unieron a principios de los años 2000. En ese entonces, un grupo de mujeres de El Alto, una ciudad de Bolivia, formó un equipo de lucha libre inspirado en los luchadores mexicanos. Este grupo era en parte para divertirse y entretener, pero también para que las mujeres que habían sufrido abusos domésticos pudieran sacar su frustración y estrés. Y desde entonces no han mirado atrás, encabezando los eventos e incluso enfrentándose a sus homólogos masculinos en el ring.

No solo se paran allí, ya que, a principios de este año, un grupo de cinco cholitas de entre 24 y 50 años subieron al Aconcagua con sus anchas faldas coloridas (debajo llevaban ropa de montaña), marcando su identidad de campesinas bolivianas. Así llegaron a 6.962 metros de altura, coronando el coloso de América, en la cordillera mendocina.

También pudo vérse el año pasado a seis modelos «cholitas», mostrando la elegancia de la pollera, la manta, el sombrero y las joyas de la diseñadora boliviana Ana Palza en un desfile en la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo en París.

Y como no pierden fuerza el periódico británico The Guardian publicó hace unos días un amplio reportaje gráfico con las historias de mujeres bolivianas que visten polleras. El auge de las cholitas bolivianas es el título del trabajo en el que se cuentan las historias de éxitos de estas mujeres que van logrando el éxito.

Las mujeres aymaras y quechuas fueron socialmente marginadas y hoy gracias a su tesón y trabajo tienen mejores oportunidades. Aunque todo puede parecer solo un espectáculo, las mujeres luchadoras buscan más que solo entretener. En realidad, tienen un significado simbólico de permanencia cultural de estas emblemáticas mujeres.

Aunque en los últimos años, han progresado enormemente, todavía están muy lejos de ser iguales a los hombres bolivianos, debido a la discriminación. Cuestiones como la violencia doméstica y la falta de acceso a la educación aún deben ser abordadas por la sociedad en general.

Gentileza: Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com

Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.