Lejos de la imagen romántica donde la instaló la popular zamba “Alfonsina y el mar”, de Félix Luna y Ariel Ramírez, con la sugerencia de una pena amorosa, lo cierto es que la poeta Alfonsina Storni, se arrojó al mar, angustiada por su padecimiento de cáncer. Alfonsina fue desde niña una gran lectora, maestra rural, modista, cantante, incursionó en el teatro y adhirió al socialismo. También fue amiga y amante del escritor Horacio Quiroga y madre soltera por elección.
Ella empezó a escribir poemas desde muy joven, muchos de ellos ya muestran su posición acerca de los derechos de la mujer y con respecto a las relaciones amorosas. Uno de los aspectos menos difundidos de la obra de Alfonsina es su faceta de periodista. Entre 1919 y 1921 fue cronista y columnista en diarios y revistas como “Mundo Argentino”, “La Nota”, “Caras y Caretas”, y “La Nación”. Su marca fue el tono polémico acerca de usos y costumbres de la mujer en esa época.
Con estrategias discursivas como la sátira y la ironía, la poeta subvirtió las tradicionales secciones femeninas y reclamó por los derechos de las mujeres. Alfonsina comenta la tradición de mujeres que mucho antes de que existiera el concepto de feminismo, sufrieron “el prejuicio antifeminista”. Este estigma lo padecieron escritoras como Santa Teresa de Jesús, que por sus comentarios sobre el texto bíblico “El cantar de los cantares” fue obligada por su confesor a quemarlos. Además, en la misma nota Storni manifiesta: “No hay mujer normal de nuestros días que no sea más o menos feminista. Podrá no desear participar en la lucha política, pero desde el momento en que piensa y discute en voz alta las ventajas o errores del feminismo, es ya feminista, pues feminismo es el ejercicio del pensamiento de la mujer, en cualquier campo de la actividad”.
Alfonsina sufrió la censura y la asignación de determinados espacios de escritura, la publicaban sólo en las secciones “Feminidades” de revista -La Nota o “Vida femenina” en -La Nación. La estrategia de la poeta fue aprovechar estos lugares para subvertirlos desde adentro. Mediante diversas estrategias del discurso, según cuentan. La poeta usó la ironía, la sátira, la parodia, el humor y la construcción de una voz narradora que traviste su nombre, así firmó varias notas con el seudónimo «Tao Lao». Desde ese lugar la cronista reclamó por los derechos de las mujeres.
En la columna “Un simulacro de voto” publicada en La Nación en 1920 con su seudónimo, Alfonsina escribe para visibilizar el segundo simulacro de voto femenino, con motivo de las elecciones municipales. Allí destaca la organización de la Unión Feminista Nacional – donde actuaba Alicia Moreau, y también arma estadísticas que detallan las nacionalidades, edades y profesiones de las votantes. Cabe recordar que la cronista apoyó la candidatura de la diputada Julieta Lanteri, fundadora del Partido Feminista Nacional.
Alfonsina también se mostró a favor del divorcio vincular en su columna “¿Quién es el enemigo del divorcio?” publicada en -La nota en 1919. Allí dispara: “¿Por qué no existe el divorcio en la Argentina? Porque tiene un enemigo declarado; la propia mujer”; así pone sobre el tapete la actitud de las mujeres que aceptaban la subordinación al matrimonio y que por “cobardía económica” no se independizaban. Además, apoyó las causas gremiales de las trabajadoras; en su nota “Feminidades” planta su postura acerca de la huelga de telefonistas: “Creo que es una huelga justa. Estas muchachas ganan una miseria y tienen un trabajo antipático”.
Los textos periodísticos de Storni siguen vigentes y hoy son resignificados desde la lectura feminista. A través de ellos se palpa no sólo el pensamiento moderno y de avanzada de la poeta, sino que también son un valioso testimonio histórico de su época. La mejor forma para valorar la figura de Alfonsina en toda su dimensión.
Gentileza: Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
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