San Rafael, Mendoza jueves 25 de abril de 2024

LOS CIENTÍFICOS Y EL ARTE DE COMUNICAR – Por:.Prof. Marilina Scarlata

JANKA DHARMASENA/ISTOCK/THINKSTOCK

Hay una rama de la ciencia que se dedica a su divulgación, o sea a la tarea de procesar y difundir el conocimiento científico, de manera que resulte accesible para el público en general.

El funcionamiento de la naturaleza es motivo de interés y estudio desde hace siglos. Civilizaciones como la egipcia, la griega y la romana por mencionar sociedades antiguas, o las civilizaciones maya, azteca e inca por ejemplificar grandes poblaciones encontradas en América, contactaron llamativamente con el cielo, la tierra y los fenómenos naturales para reconocer sus influencias en los seres humanos.

Modernamente, las Ciencias Naturales que agrupan a la Física, Química, Biología, Geología y Astronomía, por mencionar de forma bastante general, son las disciplinas básicas que explican los maravillosos fenómenos naturales, es decir muchos de los cambios y reacciones que vemos a diario.

Particularmente la Química – mi metier- participa de muchas de estas transformaciones sin que la gente común lo advierta, sin que ni siquiera sepan que se trata de química (¡ y no tienen por qué saberlo ¡) Porque cuando se dice: “hablaremos de ciencia” enseguida surge cierto temor oculto a que se trate de hablar de la Teoría de la Relatividad, o temas similares.

Sin embargo, la gente común puede tomar decisiones inteligentes, conociendo un poco más de estas ciencias, sin dedicarse a estudiarlas en profundidad. Se pueden resolver algunos problemas concretos de la vida cotidiana, por ejemplo, calmar dolores, elegir productos alimenticios, evitar enfermedades, comprender el clima, cultivar mejor, etc.

Es cierto que hay muchas personas que son curiosas y preguntan, quieren saber el porqué de esos fenómenos. A veces buscan información, a veces la encuentran, pero no la comprenden en su totalidad y a veces no lo hacen y sólo se quedan con las preguntas sin las respuestas.

Atendiendo a la definición de la Real Academia Española, la curiosidad es el deseo de alguien por saber o conocer algo que no le concierne, y como tal opera como un impulso, como una fuerza que mueve a explorar, a preguntar, a ampliar el conocimiento más allá del entorno. Un ejemplo cabal es Leonardo Da Vinci, de quien este año 2019 se conmemoran los 500 años de su nacimiento. Como resultado de su enorme curiosidad, que demostró desde niño, cuando a partir de sus profundas observaciones del contexto natural que lo rodeaba, imaginó y dibujó animales mitológicos, luego fue pintor, arquitecto, botánico, escritor, anatomista, ingeniero, inventor…un verdadero genio nacido en Florencia en el “Quatrocento italiano” – siglo XV-

La curiosidad moviliza y se advierte como característica destacada en los científicos. Sin embargo, no siempre logran explicar lo que saben, a la gente que tienen a su alrededor.

Por todo ello es que hay una rama de las ciencias que se dedica a la comunicación pública de los hechos científicos más impactantes en la cotidianeidad de la gente en general. Actualmente se conoce como divulgación científica, y es una actividad a la que se dedican específicamente, muchos científicos. Una de las formas más contundentes de llevarla a cabo, es a través de la prensa y de los medios de comunicación. El Dr. Enrique Belocopitow – pionero de la divulgación científica- sostenía que “Quien compra una revista de ciencia ya tiene algún interés en ella, (pero para divulgar) hay que publicarlo en los medios masivos”.

Hoy no está físicamente entre nosotros, pero a partir de 1984 él comenzó con esta tarea en nuestro país. Organizó y dirigió el Programa de Divulgación Científica y Técnica de la Fundación Campomar, luego fue coordinador de la Red de Centros de divulgación científica de la Universidad de Buenos Aires entre 1990 y 1994. Recibió el Premio Konex de Platino en 1997; formó más de 70 becarios como divulgadores científicos. En 2005 creó la Agencia de Noticias Científicas y Tecnológicas de la Argentina, que depende del Instituto Leloir.

Hoy siguiendo su ejemplo, hay divulgadores científicos famosos, como el Dr. en Medicina Facundo Manes, el Dr. en Biología Diego Golombek, el periodista y Dr. en Matemática Adrián Paenza, por mencionar a los más reconocidos, porque hay una cantidad apreciable de profesionales en todas las provincias y en el mundo, que sabiendo muy bien de qué van a hablar, lo hacen con vocabulario accesible y de manera amena. Aprovecho a decir que divulgar la ciencia no es contar un cuento, es decodificar conceptos con rigor científico y a la vez con sencillez, como forma de llegar al común de la sociedad que lee diarios impresos o por internet, escucha radio o mira televisión. Ya Albert Einstein decía que «La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos…».

El detalle importante para destacar es que, para ser divulgador científico, hay que tener los conocimientos necesarios y transmitirlos con verdad y sencillez.

Gentileza: Prof. Marilina Scarlata

Especializada en la Enseñanza de las Ciencias Naturales

Directora de divulgación científica de la Asociación Amigos de Parques Nacionales

 

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