La sanción de la Ley de Economía del Conocimiento sigue cosechando aliados. Martín Frascaroli, fundador de Aivo, y Guillermo Castelli, cofundador de Quadminds, analizaron la situación del sector y el impulso que traerá la ley. «Es un paso fundamental», destacaron.
Conocida como la “Ley de Software”, el proyecto sancionado por el Congreso se enmarca dentro de la política iniciada en 2003 con la Ley de Promoción de Software bajo el gobierno de Néstor Kirchner, con la que se dio impulso a uno de los sectores con mayor crecimiento a nivel mundial. Durante los últimos 15 años fue ratificada a través de sucesivas prórrogas y ahora recibió el espaldarazo de parte del arco político.
“La ley de la Economía del Conocimiento es sumamente positiva. Es un paso fundamental para ayudar a que las empresas argentinas del sector continúen creciendo”, consideró a este medio Martín Frascaroli, CEO de Aivo, la empresa especializada en soluciones automáticas en base a Inteligencia Artificial (IA), nacida en pleno auge del fomento software.
“Esta nueva ley nos vuelve más competitivos a nivel global y nos permite escalar de forma más rápida. Si bien creo que tiene mayores ventajas para las empresas medianas o de mayor tamaño, sin duda le proporciona a los emprendedores perspectivas de crecimiento y se convierte en una motivación más para invertir y desarrollarse en el sector”, profundizó Frascaroli.
Para el CEO de Quadminds, Guillermo Castelli, las leyes que beneficien a un sector “siempre son bien vistas”. “El emprendedor siempre siente que está luchando contra Goliat. El Gobierno en vez de ayudar muchas veces te perjudica, pero con esta ley tendremos algo que nos beneficia. No solo eso sino que genera una comunidad entre los emprendedores y eso se transforma en sinergia”, expresó a este medio.
Si bien destacó su valor, también hizo énfasis en la importancia de que “esté bien comunicada porque lo que le pasa a muchos es que no saben que existen estos beneficios”.
El proyecto implementa un régimen de estabilidad fiscal que impide el aumento impositivo, sumado a un adelanto del Mínimo No Imponible de Ganancias, IVA u otros impuestos nacionales. Asimismo contempla reducción del alícuota del Impuesto a las Ganancias del 15%. Por otro lado, estipula que los exportadores que hayan abonado o se le hayan retenido impuestos similares en el país destino de la exportación, podrán deducirlo.
Al mismo tiempo estipula un bono crédito fiscal que equivale al 1,6 de las cargas sociales según el régimen general, que crece a 2 para empleados con doctorado. Además prevé una deducción total del mínimo no imponible de las contribuciones patronales previsto para el 2022 (con posibilidad de aplicar el más ventajoso entre el régimen general y el promovido).
La ley exige contar con un certificado de calidad, invertir el 3% de la facturación en investigación y desarrollo o en capacitación del personal. También obliga a exportar al menos el 13% de la facturación (se eleva al 70% en caso de profesionales).
“Es una gran ventaja”, sostuvo Castelli. Resaltó también que el régimen que nació en 2003 “te obligaba a pensar en global. Eso nos impulsó mediante exigencias: una de ellas fue tener un porcentaje exportable, algo que quizá no hubiéramos hecho. Al mismo tiempo nos exigió a invertir en innovación y tecnología”.
Frascaroli fundó Aivo hace siete años. El objetivo principal de la compañía está puesto en mejorar la forma en que las empresas interactúan con sus clientes. Desde su creación en el 2012 no paró de crecer. En el último año su número de contratantes se incrementó en 195% incorporando entre otros a Bayer, Avon, Falabella, General Motors y Renault.
“En Aivo tenemos muchas herramientas que nos ayudan a obtener estadísticas, realizar trabajos manuales e identificar puntos de mejora. La IA nos permite concentrarnos en cuestiones estratégicas o creativas que contribuyen a marcar la diferencia. Nos ayuda a ser más precisos con la automatización de tareas mediante el comportamiento repetitivo y el aprendizaje automático”, se esplayó Frascaroli.
Durante 2018 y pese a la crisis económica, Aivo registró un crecimiento en su facturación en dólares del 78%. “Fue un año extremadamente positivo”, señaló su fundador. Si bien reconoció que “en el mercado local la recesión se sintió”, hizo hincapié en la capacidad traccionadora del componente exportador: “Como tuvimos un crecimiento tan fuerte y veloz en el exterior, que es sumamente posible en la industria del software hoy, logramos compensar”.
El caso de Quadminds recorre un camino similar al de Aivo. Nació en 2009 ante el buen momento del sector y logró desarrollarse en poco tiempo a pasos agigantados. Hoy tiene sede en distintos puntos de Latinoamérica siendo líder en el segmento de IoT (Internet de las cosas) brindando herramientas para la transformación digital.
“La idea nació a partir de la tendencia M2M (Máquina a Máquina) en un mundo que arrojaba datos que decían que había 1,7 teléfonos por persona en el mundo y pensábamos que nuestro negocio iba a crecer conectando otras cosas que no eran personas. En ese sentido, sabíamos que la industria logística iba a ser muy demandada en términos de tecnología. Lo primero que se me ocurrió fue usar los sensores que eran para seguridad de ubicación, le agregamos más precisión con otros sensores que brindan más información y logramos generar mayor eficiencia”, explicó Castelli.
“Eso tuvo mucho éxito para generar eficiencia y nos permitió ingresar primero al negocio. Hoy tenemos más de 400 clientes, entre ellos la logística de YPF, Aerolíneas Argentina, Avón, Arcor. También estamos en empresas importantes de la región”, profundizó.
En el último año, Quadminds cerró con una facturación de u$s 3 millones manteniendo la misma cantidad de proyectos activos pese a la crisis económica que golpea al país. “La recesión no impactó pero sí lo hizo la devaluación en la facturación en dólares. En 2017 cerramos en u$s 3 millones y el año pasado esperábamos llegar a u$s 5 millones, pero cerramos nuevamente en u$s 3 millones”, dijo Castelli. Sin embargo señaló que para 2019 “esperamos cumplir con los u$s 5 millones”.
El objetivo para este año es que “el 50% de los ingresos sea por comercializar hacia el exterior. En 2018 ese margen se ubicó en el 20% lo cual mostraría nuestra intención que es ir hacia una compañía globalizada”, explicó Castelli.
Mantener la senda exportadora
La industria del software “es clave para el país” remarcó Frascaroli ya que “es el segundo sector de mayor crecimiento después del campo”. Las cifras oficiales lo ratifican: el Observatorio de la Economía del Conocimiento que depende del Ministerio de Producción y Trabajo informó que los “Servicios Basados en el Conocimiento” o SBC quintuplicaron su participación en las exportaciones del país desde 2006 a la fecha hasta superar el 8%. Pese a una ligera caída en las exportaciones del 6,7%, entre el tercer trimestre de 2017 y mismo período de 2018 el sector exportó por un total de u$s 6.028 millones.
La contracción ubicó al sector en niveles comparables al tercer trimestre de 2016 cuando exportó por un total de u$s 6.027 millones, previo a la fuerte depreciación del peso. Sin embargo datos oficiales aseguran que al mismo tiempo hubo un incremento en el empleo durante el segundo trimestre del año pasado: se incorporaron 10 mil puestos de trabajo.
La concentración geográfica del sector supone uno de los principales problemas. La Ciudad de Buenos Aires explica el 50% del trabajo asalariado con 216 mil trabajadores, seguida por el Buenos Aires con 76 mil, Córdoba con 39 mil y Santa Fe (24 mil). Los cuatro distritos abarcan el 82% del empleo sectorial. La nueva ley fija como objetivos la creación de 250 mil nuevos puestos de trabajo hasta 2030 y poder alcanzar los u$s 15.000 millones en exportación. Además de las empresas de software, incorporan a firmas vinculadas a la electrónica, informática, producción audiovisual, industria satelital, biotecnología, nanotecnología, nanociencia e ingeniería para industria nuclear.
“La industria del software tiene una posición de vanguardia e innovadora y al mismo tiempo genera mucho dinero”, señaló el cofundador de Quadminds. “Ocupa uno de los lugares más dignos porque es donde se está generando lo nuevo. A nivel global es casi lo que maneja el mundo. Uno puede estar orgulloso de ser grandes exportadores de soja, pero si además exportamos otras cosas en las que somos buenos también debemos estarlo”, profundizó.
“Esta nueva ley nos vuelve más competitivos a nivel global y nos permite escalar de forma más rápida. Si seguimos apostando e invirtiendo en beneficios que apoyen a la industria, tanto en temas de desarrollo como en educación, esta seguirá creciendo a pasos agigantados. Argentina tiene todas las condiciones para ser uno de los países más competitivos a nivel global”, concluyó Frascaroli.
Por último ambos se refirieron a la importancia de avanzar en la paridad de género dentro del sector no solo desde la perspectiva de igualdad de derechos sino también para fortalecer el desarrollo y alcanzar los objetivos que persigue la ley. “Es clave, no porque esté de moda, sino porque las diferentes formas de pensar son una ventaja competitiva que enriquece mucho a la empresa”, dijo Frascaroli, cuya empresa cuenta con el 45% del equipo compuesto por mujeres. Para Castelli “es un sector donde hay más hombres que mujeres. Lo que hay que impulsar es que ellas se inclinen y opten más por carreras técnicas. Es muy importante trabajar en ese sentido”.
Fuente:https://www.ambito.com/economia-del-conocimiento-emprendedores-aplauden-ley-y-auguran-impulso-al-crecimiento-n5036027
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