Los caminos de las redes sociales son inescrutables. El 1 de enero del año pasado un investigador argentino llamado Pablo Maurette, afincado en Chicago y experto en el sentido del tacto (con lo que eso signifique…???) en la literatura renacentista, hizo una publicación en redes sociales…
Una llamada que invitaba a leer los cien cantos de la «Divina comedia» en los primeros cien días del nuevo año. La etiqueta era #Dante2018. Contra todo pronóstico, rápidamente se volvió viral.

De una viralidad extraña: al mismo tiempo de popular y muy especializada. Porque en Twitter encontras fotos de la cabina de un avión con el libro abierto, mensajes de personas que se han conocido en una librería buscando la obra maestra de Dante y muchas transcripciones de versos punzantes o hermosos.

Ilustraciones, que se expanden hacia Instagram. Selfis de lectores en Florencia. Discusiones sobre las mejores traducciones. Y hasta confesiones sorprendentes, como la publicada: “7 de enero. Querido diario: hoy cumplo 67 años. Me desperté y leí el canto VII. Me da un poco de vergüenza leer la Divina Comedia recién a esta edad. Pero más vale tarde que nunca. Gracias a #Dante2018″.

Pablo Maurette nació en Buenos Aires pero desde el año 2004 vive en Chicago donde es escritor e investigador y dicta clases en la universidad. Su nombre creció en popularidad cuando en noviembre de 2017 comenzó a avisar en twitter que a partir del 1 de enero se disponía a leer “La divina Comedia, un canto al día”. Así fue que casi sin planearlo a largo plazo, su nombre es hoy sinónimo de lectura de los clásicos de la literatura universal, en twitter.

A sus hashtags con el nombre de Dante, le siguió Cervantes (El Quijote) y ahora Boccacciose (El Decamerón) suman lectores nuevos y eruditos. La horizontalidad de twitter logró que no hubiera diferencias entre las opiniones de conocedores cabales y los recién llegados. Encuentros en bibliotecas, lecturas virtuales y reales, dibujantes que a diario suben sus producciones y otros que navegan la web del conocimiento para traer a la charla un cuadro, una canción, un texto que abreva del clásico fueron y son hoy el tráfico habitual de los que no sin miedo al fracaso, se suben a surfear la red.

Él cuenta “La idea había surgido hace tres años, y este último fue el segundo intento ya que el primero no prospero. En noviembre del 2017 anuncié de nuevo, que iba a empezar a leer “La divina comedia, un canto por día” y se empezó a entusiasmar gente muy rápido y ahí mismo se me ocurrió que tenía que haber algo que aglutinase a todos y ahí puse el hashtag y el primero de enero ya eran miles de personas y fue una locura”.

Hubo comunicación con todos los países de Latinoamérica, y también en Italia. Tal es así que lo invitaron a leer el último canto en Ravena. Debe haber sido un final muy especial.

Siempre decimos que la lectura, es solitaria y recogida, y conllevaría la parte de la concentración que viene luego de la distracción en las redes. Esta sería una distracción dirigida y el hashtag #Dante fue el principio unificador para organizar y dirigir la atención. El contacto en la redes es muy horizontal. La gente le escribe a los especialistas y ellos responden y los diálogos son geniales. Realmente es lo que más aprecio!

Un pensador joven que se atrevió a usar las redes para leer en grupo y creó un movimiento mundial. Que más puede pedir una lectora compulsiva como yo?

Si te encuentran aggiornado no quedas afuera!

Gentileza: Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.