San Rafael, Mendoza 04 de mayo de 2024

Políticas activas contra la inflación en San Rafael:

Consumo Organizado (parte I)

La intervención en las redes de producción, distribución y consumo de bienes básicos, reduciendo al mínimo o lisa y llanamente eliminando la idea de “negocio”, para reemplazarla por “atención de necesidades comunitarias”, es una acción potente, que tiene numerosas implicancias sociales y puede ser ejecutada de varias maneras diferentes. La caracterización general, con sus matices, es que tanto los consumidores como los productores más pequeños se ven perjudicados seriamente por los siguientes factores: Concentración enorme del comercio minorista, en que hoy un pequeño grupo de cadenas de hipermercados decide qué marcas vende y cuánto y cómo paga a los proveedores. Sucesión de pasos de intermediación donde tanto los alimentos industrializados como los frescos pasan por varias manos desde el productor hasta el consumidor final, en varios casos sin función concreta más que tener un beneficio comprando barato y vendiendo a mayor precio. Bloqueo del acceso a los consumidores para los productores familiares o pequeños, en general, de cualquier alimento, fresco o industrializado. En el caso de los alimentos frescos, el productor es chantajeado por intermediarios, vendiendo por debajo de su costo de producción, ante el riesgo permanente de perder lo producido. En los alimentos industrializados, el efecto de la intermediación es la reducida capacidad de reinversión para mejorar la tecnología o la logística, con un retroceso sistemático en la presencia en el mercado, con un destino inexorable de trabajar sin marca o desaparecer.

Nuestra conclusión conceptual se resume así: No hay solución permanente ni seria si no se cuestiona el sistema en su conjunto, cuya inercia es la que nos lleva al perjuicio simultáneo de productores pequeños y de consumidores. Cambiar el sistema implica: Los consumidores deben buscar ser abastecidos por productores populares, término genérico que engloba a quienes trabajan buscando una subsistencia digna y no un negocio. Los productores populares deben participar en formas de llegada nuevas a los consumidores, dejando de lado conductas mayormente defensivas a las que los obliga el sistema hoy vigente. Deben desarrollarse escenarios de distribución y comercialización que no se asuman como negocio sino como servicio, que busquen ser útiles tanto a los productores populares como a los consumidores.

Admitido eso, entendamos que lo más evidente es la necesidad de agrupar físicamente la oferta mayorista de la producción popular, en espacios con identidad, dentro de las ciudades, de toda dimensión. Una organización social central (OSC) debe asumir esta tarea en cada lugar y tejer los acuerdos necesarios con productores de la agricultura familiar, cooperativas, movimientos campesinos, así como industrias artesanales o pequeñas, que comprendan que la concentración física de la oferta es un primer paso esencial para implementar un escenario nuevo, que pueda beneficiar a productores y consumidores. A continuación, es necesario fijar los criterios de distribución y comercialización para llegar con esa oferta popular a los consumidores. De ninguna manera deberíamos estar conformes con aumentar la visibilidad de la oferta y a partir de allí dejarla librada a las reglas hoy vigentes en el mercado.

Las variantes son amplias, y los mecanismos que proponemos, son los siguientes:   La más directa es la generación de Grupos de Consumo Popular Organizado (CPO), compuestos por familias con máxima proximidad física, por vivir en la misma calle y cuadra o en el mismo edificio. Tales grupos, utilizando las redes sociales hoy ampliamente difundidas, pueden armar sus pedidos colectivos y una vez superado un piso mínimo (hoy puede ser 10.000 $), hacer su pedido a la OSC, quien puede enviarlo al coordinador del grupo y recibir el pago por transferencia en 72 horas. En este escenario no cabe ninguna duda que se puede cumplir con la restricción de incremento mínimo del costo por la distribución y la comercialización. Simple, eficaz y de inmediata implementación, a partir del momento que un coordinador de CPO, comunique a la OSC su existencia y la voluntad de comenzar a trabajar. Una segunda forma es la creación de Almacenes Populares (AP), en que un grupo de vecinos de un barrio del conurbano bonaerense o aún más lejos de CABA, se organizan para recibir los productos y entregarlos, manteniendo los precios máximos de suministro establecidos. Se usa el término Almacén, porque a diferencia del CPO, se cuenta con un stock de mercadería, que se va entregando en función de la demanda y se repone periódicamente. La viabilidad de estos AP, al presente, se fortalece por la posibilidad de otorgar un microcrédito para financiar el capital de trabajo (stock inicial), a interés prácticamente cero.

Una tercera forma es abastecer a organizaciones sociales y políticas que dentro de su práctica de trabajo, mantienen merenderos o comedores o simples distribuciones de alimentos. Es claro que aquí es perfectamente posible entregar los productos con la condición de respetar los precios a los consumidores establecidos e incluso establecer protocolos de funcionamiento que sean específicos para cada organización que se vincule. 4 – Un cuarto camino implica una ampliación del rol de empresas productivas de bienes o de servicios de cualquier naturaleza. Más allá de su objetivo original en la economía capitalista, que se concentra en ampliar el patrimonio de quienes aportan el capital necesario, está claro ya hace varios siglos que toda empresa tiene una función social implícita, que es mejorar la calidad de vida de todos sus componentes, desde el dueño del capital hasta el último y más modesto de los trabajadores. En tal función, es evidente que una empresa no solo sirve de punto de concentración de la demanda de todos sus integrantes, sino que además no tiene razón ni motivo para obtener un beneficio adicional por servir de canal de entrega de los alimentos que soliciten. Puede facilitar el acceso a productos buenos y baratos a su gente, sin casi ningún esfuerzo especial, a través de un convenio operativo con la OSC de su localidad. Del mismo modo que el caso anterior, los ámbitos universitarios se constituyen con facilidad en escenarios de concentración de la demanda de alimentos, cuya entrega a consumidores pueden hacer con esquemas organizativos simples, obviamente sin fines de lucro y por lo tanto cumpliendo con los precios máximos que se pretenden. CONSUMO POPULAR ORGANIZADO ¡Ocupémonos!

 

Tierra para trabajar, Tecnología para producir, Capital para desarrollar.

Para consultar y ampliar el debate: ocupemonossanrafael@gmail.com

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Sé el primero en comentar en «Políticas activas contra la inflación en San Rafael:»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*