Todas las personas deben cuidar la piel de la exposición al sol de manera excesiva, y más aún durante el verano, especialmente la de los más pequeños, que son particularmente la más vulnerable a los rayos del sol.
Los niños pasan mucho tiempo al sol, en el patio de la casa, haciendo deporte, en la playa o la pileta, y no hace falta estar “tomando sol” para que este cause daños, para esto es necesario protegerlos del sol siempre, cada vez que estén al aire libre.
El sol puede ser beneficioso en su justa medida, por ejemplo influye en el estado anímico alegrando a las personas y ayuda a curar ciertas enfermedades de la piel como la psoriasis. Sin embargo, demasiada exposición al sol puede causar daños irreparables en la piel, provocando cáncer de piel, herpes labiales, envejecimiento de la piel prematuramente, daña los ojos produciendo quemaduras en las córneas, cataratas prematuras y visión borrosa.
En representación de OSEP, la dermatóloga Laura Campoy aseguró que “durante el verano se incrementaron los casos de quemaduras, alergías solares, reacciones por picaduras de insectos y algunas dermatitis en los niños. Además, por la intensidad de la radiación solar y el aumento de las horas de exposición al sol de los más pequeños aumentó el riesgo de presentar cambios en las características de los lunares y las lesiones tumorales, que lamentablemente se han registrado en un número creciente en los últimos años. Es importante que ante cualquier cambio o lesión en la piel, consulten inmediatamente al médico y así evitar la automedicación que puede resultar perjudicial para la salud o no resolver el problema”.
Recomendaciones
– Evitar la exposición al sol entre las 10 y las 17.
– Usar protector solar todos los días, con factor mayor a 30 y renovarlo cada 2 Hs.
– Utilizar ropa clara, sombreros y anteojos con filtro UV.
– En días nublados hay que mantener los mismos cuidados porque los rayos igual llegan.






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