Cada año, a esta altura, repetís el mismo discurso: «El año que viene me borro todo diciembre». Ese mes en el que la ciudad es un caos absoluto y en el que abrís la agenda y el 15 es la fiesta de la empresa, hay que terminar el balance para la primera quincena, el 17 despedimos el año con el grupo de amigos, el 13 salimos con las chicas del gimnasio, tengo que terminar los chequeos ginecológicos anuales, el 15 es el turno con el oculista, y así con varios ítems más por día. Ya mirar la lista de pendientes te estresa y, además, a simple vista, salvo que los días pasen de tener 24 a 36 horas, sabés que no vas a llegar a cumplir con todo.

¿Qué sucede? Nos invade el torbellino de fin de año y queremos hacer todas esas cosas que no hicimos durante los últimos 12 meses. Sin darnos cuenta, llenamos la agenda de citas y tareas, y terminamos corriendo y no disfrutamos nada. No sabemos por qué lo hacemos, pero cada enero prometemos no volver a dejar todo para el final, pero ¡lo hacemos año tras año! Entonces, a las cenas de Navidad y las despedidas, les sumamos un sinfín de tareas.

Sobre las presiones típicas de este mes, la licenciada María Gabriela Fernández, miembro del Instituto Sincronía, aconseja: «Es un momento con muchas cosas por hacer pero también llegó la hora de organizarse, anticipar, prever y ser sinceros con nosotros mismos: hasta dónde se puede y cómo se puede. Más de lo posible no se le puede pedir a nadie, es útil que lo tengamos presente para no exigirnos en exceso»

¡A abrir la agenda!
Una buena manera de organizarse es hacer una lista de pendientes e ir agrupando: cuáles son urgentes, cuáles debemos realizar sí o sí por compromiso laboral y cuáles podemos postergar unos días. Tener ese mapa claro nos va a permitir quitarnos responsabilidades de encima o, al menos, que no estén concentradas en tan pocas semanas.

Entonces, ¿qué me toca hacer hoy? Ordenar un placard o hacerse el chequeo anual con el odontólogo tal vez puedan esperar, pero entregar un informe en el trabajo o asistir a un acto escolar de nuestros hijos, no.

Ante cada ítem, podemos plantearnos cuatro preguntas: ¿puedo eliminar esta tarea?, ¿qué pasa si la hago otro día?, ¿alguien puede hacerla por mí?, ¿es posible resolverla de una manera más rápida?

«También podemos empezar a entrenar nuestra capacidad de flexibilización y adelantarnos a temas que generan ansiedad: cómo, dónde y con quién pasamos las fiestas y las posteriores vacaciones, por ejemplo. Saber de antemano que muy posiblemente no vamos a poder hacer todo lo que nos estamos proponiendo nos va a ayudar a plantearnos objetivos más realistas y menos frustrantes. Agudizar nuestra percepción para percibir en nuestro cuerpo las señales de malestar o cansancio antes de que éstas estén vinculadas a un cuadro más importante, como una situación de agotamiento o síntomas más marcados», recomienda la especialista.
Cuidado con el estómago

Entre tanto festejo y juntada, tiramos el esfuerzo que venimos haciendo por cuidarnos un poco en la alimentación. O directamente ¡terminamos intoxicados! Es que todas las celebraciones, así sea una simple reunión de amigos, incluyen una mesa llena de comida híper calórica y alcohol. La Licenciada en Nutrición Alejandra Raichuni nos brinda algunos consejos para no desbarrancar.

– No saltear comidas durante el día. Incluso es aconsejable realizar una colación extra antes de salir (una fruta, un huevo duro, un caldo o una infusión), ya que ayudará a reducir el hambre y controlarse.

– Evitar pasar demasiado tiempo cerca de los alimentos tentadores. Si estamos en un evento, es mejor concentrarse en conversar lejos de la mesa.

– Controlar el consumo de alcohol. Aporta muchas calorías, pero, además, beber en exceso contribuye a que se pierda el control de lo que se come. Se aconseja beber 2 vasos de bebida sin alcohol y 1 copa de alcohol.

– Llevar un registro de comidas y movimiento en la semana. Así se logra aumentar el compromiso y compensar los excesos.

– Si somos nosotros los que armamos la mesa, presentar opciones saludables y ricas. Planificar con tiempo lo que se va a comer y beber. Una manera de bajar calorías es utilizar productos light (mayonesa, crema) y salsa de soja con bajo contenido en sodio.

– Es importante darse un gusto con moderación en cada reunión. La restricción genera más deseo y puede llevar a comer descontroladamente. Para medirse, ayuda comenzar por los alimentos más sanos y, luego, elegir entre las opciones saladas o dulces preferidas y servirse en un plato de postre. Cortar trozos chicos y hacer pausas entre bocado y bocado, permite disfrutarlos más.

¿Algo positivo de esta etapa? Es una época de reencuentro, por eso no tengas en cuenta sólo las obligaciones, sino que, por el contrario, pensá en todas las cosas positivas que te pueden pasar.

La psicóloga asegura que «es muy importante no olvidarse de percibir y disfrutar en el camino de los pequeños detalles que la vida nos regala todo el tiempo. Un brindis en familia, un gesto de complicidad con una amiga, un reencuentro con gente que queremos, una tarde tomando mate al sol. O sea, focalizar en dónde hay que focalizar y soltar donde haya que soltar, siendo consciente, compasivo y coherente».

Y tranquilas, hay vida después del 31 de diciembre, sólo cambiamos de almanaque y si no llegamos a despedirnos de todos o nos falta completar un chequeo, podemos hacerlo en enero ¡que no se acaba el mundo!

Fuente:https://www.infobae.com/tendencias/masmariana/2018/12/08/s-o-s-fin-de-ano-como-disfrutar-de-diciembre-sin-estres/