Tan mentirosa como la “supuesta defensa de la Soberanía Nacional”, por parte de Rosas en la Vuelta de Obligado, es la defensa de la soberanía personal de los colectivos que responden al relativismo posmodernista; posición que esta caterva de desquiciados pretende imponernos.
En aquel 1845, Rosas el tirano, disfrazó de “invasión” el intento de libre navegación de los ríos llevado adelante por comerciantes extranjeros; libre navegación deseada y solicitada por los pueblos del interior y denegada por Juan Manuel y sus codiciosos socios del puerto porteño.
Tan “trucho” es el haberlo presentado como una invasión militar (por supuesto iban barcos militares de escolta, algo normal en aquella época llena de piratas), que el simple análisis de los hechos exime de toda fantasía. Los patriotas que allí pelearon (heroicos y valientes mártires que no sabían que peleaban por los bolsillos de unos pocos y no por la patria) perdieron estrepitosamente y la flota cumplió con su recorrido (aunque el resultado comercial fue malo) y regresó a su puerto de origen como si nada, sin haber dejado destacamento alguno, ni reclamo de tierras; cero ocupación.
Juan Manuel de Rosas defendía SU billetera y las de sus socios. Como gobernador de Buenos Aires y representante del “país” en asuntos extranjeros, decretó al puerto de Buenos Aires como el único punto autorizado para el comercio exterior. Todo debía entrar y salir de nuestras tierras por allí; de este modo, la aduana porteña se quedaba con todos los billetes de los derechos aduaneros, mientras que en el interior crecía la pobreza y el atraso.
¿Y qué tiene que ver esto con el hoy?, veamos. En la actualidad, diversos grupos de colectivos, que comparten la bandera del relativismo posmoderno y que defienden SU interés sectorial, nos están usando a los hombres de bien, como carne de cañón para sus fines; sólo se ha cambiado el discurso.
En lugar de defender la soberanía nacional, se defiende el derecho a imponernos el reconocimiento de actos o sentencias contrarias a la realidad; en lugar de órdenes militares nos dictan normas ideológicas; finalmente, nuestro enemigo no es una flota extranjera como entonces, sino la realidad, la verdad y los valores. Aquellos patriotas entregaron sus vidas y nosotros también, sólo que en el pasado fue en manos de los terratenientes y dueños de saladeros porteños (como Rosas) y hoy es en manos de políticos y empresaurios corruptos, de delincuentes y de delirantes.
Cuando colocan a un ladrón o a un asesino a la misma altura de un hombre de bien, destruyen el valor del respeto al otro.
Cuando protegen con fueros a los corruptos, destruyen el valor de la honestidad.
Cuando asfixian con impuestos a los que trabajan, destruyen el valor del esfuerzo y promueven la esclavitud (fiscal).
Cuando los piqueteros son “cuidados” por la policía y se les da prioridad por sobre el resto, destruyen el valor del mérito y la justicia.
Cuando los jueces no pagan ganancias, destruyen el valor de la igualdad ante la ley.
Cuando te obligan a reconocer como mujer a un hombre o viceversa, destruyen el valor de la realidad.
Cuando te imponen la ideología de género en las escuelas, destruyen la patria potestad y arruinan la cabeza de tus hijos.
Los argentinos hemos sido engañados. Nos han hecho creer que somos perversos por defender nuestros valores y principios. Si sos masculino, entonces son machista patriarcal; si sos heterosexual, entonces sos homofóbico; si sos católico, entonces sos inquisidor; si aplaudís a Sarmiento, entonces sos asesino de gauchos y criollos; si aprobás el gobierno de Roca, entonces sos genocida; si querés orden y que los delincuentes paguen por sus crímenes, entonces sos inhumano; si aprobás que un policía cumpla con su deber, entonces sos un represor; si querés los corruptos tras las rejas, entonces sos la dictadura; si te oponés a la ideología de género en las escuelas, entonces sos un chupacirio retrógrado; si querés proteger a tus niños, entonces cosificas a tus hijos; si no querés que se regalen planes descansar, entonces sos un egoísta desalmado; si estás en contra del feminismo extremo, entonces sos un potencial abusador y femicida; si matás a un delincuente, entonces sos un despiadado asesino.
Es muy grave lo que está sucediendo y gran parte de la sociedad está anestesiada y no lo ve, piensa que son sólo “algunos locos” o “casos aislados”. Pero la realidad es que poco a poco, paso a paso, estos fachos esclavistas del pensamiento, van limitando nuestras libertades y nuestro derecho a pensar, opinar y actuar como queramos (mientras no dañemos a nadie). Como decía Ayn Rand: “dentro de la esfera de tus propios derechos, tu libertad es absoluta”.
Se aprovechan del buen corazón de ciudadano de a pie y trabajan sobre sus buenos deseos para con el prójimo, creándole un sentimiento de culpa por las desventuras ajenas; y actúan sobre su pudor y pacifismo de la persona de bien, fomentándole la vergüenza al definir perspectivas de vida claras, firmes y precisas, diferentes a las de ellos, posiciones a las que tildan de violentas y discriminadoras.
Nuestra soberanía como individuos está en juego, la soberanía de nuestros hijos y familia está siendo invadida; quieren someternos y prohibirnos vivir de acuerdo a nuestros principios. ¿Vas a quedarte de brazos cruzados? ¿Vas a rendirte? ¿Vas a entregarte y vas a entregarles tus hijos para que hagan lo que quieran? Yo no, yo me niego a ser un esclavo mental, ético y moral de estos tiranos.
Por eso, conmigo y con mis hijos, NO TE METAS.
Gentileza: Rogelio López Guillemain – rogeliolopezg@hotmail.com
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