En Argentina el plan para estabilizar la macro entra en su sexto mes de vida. En el medio comienzan a visualizarse las secuelas. De acuerdo al Indec la actividad de la industria manufacturera de agosto de 2018 presenta una baja de 5,6% respecto al mismo mes del año 2017. En el acumulado de los ocho meses de 2018 en su conjunto, el estimador mensual industrial (EMI) muestra una disminución de 0,8%. La actividad económica cae 2,7% en el interanual al mes de Julio.

Si nos basamos en datos privados del sector pyme la situación más acá en el tiempo comienza a deteriorarse aún más. De acuerdo a la CAME la producción de las Pymes Industriales cayeron 6,4 % en agosto y suman el cuarto mes consecutivo de caída. Si vemos comercio la situación es aún peor. Las ventas minoristas de acuerdo a la misma entidad caen 9,2% en el mes de septiembre y 4,3% en el acumulado del año. Se produjeron caída de dos dígitos en 11 de los 17 rubros relevados.

Estos datos son el resultado Pre – Sandleris. ¿Qué puede suceder con el apretón monetario vigente? La tasa Leliq superior al 70% deteriora el consumo. Las pymes y el comercio minorista tradicional que viven del mercado interno encuentran una imposibilidad de financiar su capital de trabajo recurriendo al descuento de cheques, el giro en descubierto y la venta de dólares ahorrados para sostenerse. No hay posibilidad de vivir en la trinchera para afrontar una guerra cuando te quedas sin armas. Es solo un refugio temporal.

En el glosario pyme aparece un término que pensó el sector que sería para el olvido: «Impuesto Inflacionario». El sector industrial y comercial recibe listados de precios con aumentos que incrementan la facturación pero vende menos volumen con caída de la rentabilidad por incremento de costos. Los resultados de la recaudación AFIP de Septiembre son una muestra clara. El Estado sigue siendo el ganador. La recaudación creció un 32%. El IVA neto creció el 51,3%; débitos y créditos en cuenta corriente se incrementó 36,4%. 

De 2012 a la fecha el empleo registrado en las pymes respecto del total registrado fue deteriorándose pasando del casi más del 50% del total al 48% de acuerdo al Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación. Y ¿por qué se dicen que generan más del 70% del empleo? Porque el resto de los empleados permanecen en la informalidad por varias motivos: 1- Costo salarial impositivo hacia el sector, 2- Industria del Juicio, 3- Alta presión tributaria con relación a la facturación que impide la formalización del empleo.

«La participación del empleo pyme como proporción del empleo total registrado, se estabiliza a partir de la finalización del proceso de caída experimentado por el anterior gobierno. Entre los principales factores que explicaban esta caída se encontraban el cepo y el freno discrecional a las importaciones en un contexto de una economía argentina históricamente cerrada», explica Fernando Resk economista de la SEPYME (Secretaría de las Pequeñas y Medianas Empresas de la Nación).

En los últimos 6 años la generación de empleo dentro del sector encuentra diferentes problemas pero siempre el mismo resultado: sin crecimiento del empleo formal. Es muy importante que el gobierno estabilice la macro pero contendiendo la micro. La economía no rebota lo mismo con miles de pymes abiertas que cerradas o con miles de trabajadores afuera o dentro del sistema. Así como por decreto 793/2018 se las exceptúa a las Pymes exportadoras de los derechos de exportación para aquellas que operan a través del sistema Exporta Simple hay que tomar medidas urgentes para las que operan en el mercado interno. Entre ellas sería muy importante extender urgente y en forma seria, el régimen simplificado hacia un impuesto progresivo por tramos al estilo chileno o uruguayo que no solo no le generaría pérdidas a la recaudación del fisco sino que evitaría que pierda al contribuyente cuando un comercio cierra. En Uruguay el régimen simplificado es hasta u$s 500.000 con impuestos que van desde el 3,3% al 15% de la facturación en tramos. La CAME por su parte solicitó compensar los aportes patronales por provincias, respetar el plan de reducción de ingresos brutos por provincia y contar con tasas diferenciales para las pymes. 

La era «Sturzenegger» quedará marcada por las «metas de inflación» que no funcionaron, la era «Caputo» por el desarme de Lebacs e intervenciones en el mercado que no frenaron al dólar, la era «Sandleris» comienza sin temblarle el pulso para subir la tasa de interés e incrementar los encajes. Todos corresponden a funcionarios de la política económica de la era M que debe generar las condiciones para que la actividad económica no se resienta aún más. Si las pymes son las que generan mayor empleo en nuestro país no se las puede poner frente al desafío de la supervivencia o cierre.

Estamos a tiempo de hacer algo diferente. Llevamos 15 años de mala experiencia. Si el sector privado no genera empleo, el campo social lo contiene el sector público con planes y subsidios que incrementan el gasto público sostenido por más presión tributaria por el sector privado. Si sobre el sector privado en la franja del microempresario (eslabón más delicado pero más voluminoso del sector pyme) generamos una tributación más laxa y progresiva sobre franjas de facturación más extendidas de acuerdo a la Fundación Observatorio Pyme en 5 años tendríamos 1 millón más de empresas, 1 millón más de trabajadores y resultado fiscal positivo. La Argentina necesita vivir en esa «ERA». No se sabe a quién debemos votar y como lograrlo. Los que transitan por la «ERA» del largo plazo generan más pymes y empleo. Cruzando la cordillera hacia Chile o el Río de la Plata hacia Uruguay se ven esos resultados que se dimensionan en un crecimiento y desarrollo más sostenible. Si el corto plazo argentino será lo urgente y no lo importante las pymes no tienen futuro y la generación de empleo en el sector privado como medio para escaparle a los «planes» tampoco.