La nevada que cayó en la alta montaña durante la última semana fue una tentadora invitación para adultos y niños que aprovecharon ayer para visitar uno de los paisajes más exquisitos que tiene Mendoza.

El sábado conjugó una serie de factores que propiciaron la salida: el cielo estaba despejado y de un celeste intenso, el frío dio tregua, es fin de semana largo y para muchos comenzaron las vacaciones de invierno.

Hay que decir que recién a partir del kilómetro 1.185 de la ruta internacional (Polvaredas) cambia radicalmente el paisaje: deja su gris verdoso donde está todo seco y comienza a aparecer rociado como si fuese azúcar impalpable sobre las cumbres y acumulada la nieve a los costados del camino.

En las pistas la vedette eran los deslizadores, conocidos como “culipatín”, que llevan a sus “conductores” a gran velocidad.

“¡Cuidado”, se escucha gritar cada tanto a alguien cuando el aparato amenaza incontrolable a un grupo que conversa. Ellos se vuelven cómplices y también gritan, y entonces la nieve es la excusa para compartir risas aún con extraños.

Ayer prácticamente eran todos turistas los que estaban en la cordillera, particularmente de otras provincias. Entre ellos se destacaron los cordobeses, de los que habría que hablar de una verdadera invasión.

Sebastián (38) es oriundo de esa provincia y contó que había venido antes para esta época a Mendoza pero que el año pasado no había nieve. “Este año, mi cuñado que viaja por aquí me avisó que había nevado y nos vinimos”, señaló satisfecho con la decisión.

“Es la primera vez que venimos, está vez quisimos tomarnos vacaciones en invierno”, contó César (35), quien vino a Mendoza junto a sus dos hijos de 9 y 4 años, su esposa y su suegra. Son de Rufino, Buenos Aires.

Estaba en plena faena de ayudar a su hijo a lanzarse en el deslizador y contó que toda la familia se había tirado. “Creo que se divierten más los grandes que los niños”, dijo con humor.

Otra situación cómica las tuvo a las dos mujeres de protagonistas: “Cuando me bajé del auto había escarcha y me resbalé. Me dio tanta risa que no podía levantarme, así que quiso ayudarme mi mamá pero terminó cayéndose ella también”, relató entre risas Carina (36).

A lo largo de toda la ruta se veía a adultos sentándose en el piso para jugar con sus hijos a hacer bolas, pero para quienes no tienen a los niños como excusa no hay vergüenza alguna.

La ladera de la montaña les regaló un momento distinto e inolvidable a Celeste (33) y Gustavo (37), de San Juan, quienes disfrutaron en pareja. “El paisaje es divino, jugás y volvés a ser niño, estuvimos tirándonos en la nieve”, confesó ella con humor.

Pura diversión

Varios turistas destacaron a Los Andes que -llamativamente- no se sentía frío pese a la altura, aunque prácticamente todos llevaban ropa de nieve.

Lo habitual es alquilarla, para lo cual hay varios locales, particularmente en Uspallata.

Allí se hospedan muchos y desde ese lugar se trasladan a otros sitios. En uno de los locales pueden conseguirse deslizadores a entre 130 y 150 pesos. También prendas para nieve a 150 cada una y botas al mismo precio.

Son muchos los que aseguraron haber llegado hasta la alta montaña por pedido de los más chicos de la familia, para quienes la nieve es algo que siempre quieren experimentar.

Así, se veían niños tocándola con extrañeza, hasta a alguno que no quería caminar sobre ella. “Es divertida”, aseguró Juani -de 6 años-, bastante para un “hombre” de pocas palabras.

Para Mercedes (66) también es la primera vez en Mendoza. “La nieve es lo que más me sorprendió, no pensé que fuera algo tan bello, además de los colores de las montañas”, aseguró.

Ella llegó desde Córdoba con su familia, que tampoco conocía la nieve, así que no se resistieron a la tentación e hicieron un muñeco de nieve. Para que fuera “como debe ser” trajeron un gorro, un pañuelo y dos enormes botones que hicieron de ojos. “Lo trajimos preparado, es para el nieto”, aseguró su esposo mientras le sacaba una foto.

¿Hay nieve suficiente para poder esquiar?

Algunos centros de deportes invernales de la provincia ya han abierto sus puertas, gracias al aceptable nivel de nevadas que han caído en este último mes.

En el centro de esquí ubicado de Malargüe hay 60 centímetros de nieve acumulados en la base y 1 metro en la cumbre, por lo que se espera una buena temporada, sobre todo a partir del inicio de las vacaciones de invierno en Buenos Aires (ciudad y provincia) el 16 de julio.

En los centros de la alta montaña la situación es disímil: uno abrió ayer sus puertas mientras que otro lo haría el próximo fin de semana. Según informaron, ya hay 60 cm de nieve en la base.

Ayer, según pudo comprobar Los Andes, había muchos turistas en uno de los complejos que llegaron esperando que estuviera abierto y se lamentaron por la falta de servicios disponibles (como baños) en la zona. Es que en la alta montaña recién a la altura de Puente del Inca hay infraestructura disponible para atender la demanda de una gran cantidad de turistas.