Se trata de la mejor semana financiera desde que se desató la crisis cambiaria, con el dólar mayorista vendiéndose por menos de 28. Las expectativas del Gobierno y la incertidumbre del contexto internacional
La codicia vence al miedo. La frase fue patentada por Mario Blejer en 2002, cuando al frente del Banco Central decidió emitir Lebac en pesos a tasas superiores al 100% anual. Aquella decisión logró detener la tremenda escalada del dólar, que había pasado casi sin escala intermedia de 1 a casi 4 pesos. Y ahora nuevamente entró en escena la codicia: fue necesario poner la tasa en pesos al 60% con un dólar a $28 para que reapareciera el apetito en activos en moneda local.
El resultado fue la mejor semana financiera desde que se desató la crisis cambiaria, el 26 de abril. El dólar terminó 95 centavos abajo y el mayorista terminó el viernes abajo de los $28, exactamente a $27,90. Las acciones argentinas tuvieron importantes rebotes desde sus mínimos, pero aún siguen 40% abajo en dólares en promedio en lo que va del año. Y el riesgo país que había llegado a 610 puntos terminó en 567, reflejando la mejora en el precio de los bonos.
Por supuesto no alcanza con una semana de tranquilidad. Los grandes bancos de inversión de Wall Street y las sociedades de Bolsa locales coinciden en que por lo menos hace falta un mes con el dólar más tranquilo para soñar con el regreso de la normalidad financiera. Un estudio realizado por Morgan Stanley tras consultar a los principales bancos locales señaló que se espera que las tasas empiecen a bajar a partir de agosto. Hace falta por lo menos un mes de estabilidad cambiaria para que regrese la normalidad financiera. En el mercado piensan que el Central podría empezar a bajar las tasas en agosto
La prioridad era en esta etapa aquietar el mercado cambiario. Según la lectura del presidente del BCRA, Luis Caputo, la suba del dólar fue «tóxica», es decir contagió al resto de los activos financieros. Por lo tanto, era necesario encontrar un antídoto para detener «cueste lo que cueste» la corrida. Fue la tasa de 60%, pero también el «torniquete monetario con suba de encajes a los bancos lo que redujeron la presión sobre la divisa.
El viernes, luego de que el dólar mayorista tocara los $28,20, a partir del mediodía comenzó una tendencia a la baja hasta finalizar la jornada en $27,90. En el medio, se produjo la licitación de dólares del Tesoro por USD 100 millones. La demanda apenas superó esa oferta, lo que dejó en claro que hay poco «combustible» para darle un impulso adicional al tipo de cambio.
Habrá que seguir de cerca lo que pase esta semana, porque podría haber más presión a la baja. El mercado se quedó con pocos pesos para correr al dólar y el Tesoro salió a incentivar el ingreso de dólares frescos. Será a través de la emisión de un nuevo bono «dual», que ofrece un seguro de cambio: paga una tasa fija en pesos, pero el inversor puede optar en cobrar dólares si el tipo de cambio subió por encima de la tasa en pesos. El “torniquete monetario” secó la plaza de pesos para correr al dólar. Y esta semana el Tesoro vuelve a licitar el bono “dual” para atraer capitales extranjeros. Ambas situaciones podrían impulsar a la baja a la divisa también esa semana
¿Qué puede pasar entonces con la divisa? La expectativa oficial es repetir lo de la última semana, sobre todo por la menor volatilidad que mostró el tipo de cambio. Pero por lo bajo los funcionarios del equipo económico reconocen que no verían con malos ojos una retracción mayor de la divisa. Una caída adicional generaría pérdidas entre los que salieron a comprar apresuradamente y a cualquier precio. Pero además, mostrar que el tipo de cambio puede retroceder desalentaría a quienes compran con fines meramente especulativos.
También dependerá de cómo siga el contexto internacional. La última semana fue benigna en general para los mercados emergentes, la tasa a diez años en Estados Unidos se mantuvo bien por debajo del 3% anual y aflojó la suba del dólar contra las grandes monedas. Pero nadie puede asegurar que esta situación se vaya a mantener.
Es imposible aventurar hasta dónde podría caer el tipo de cambio si finalmente el Gobierno consolida lo conseguido en los últimos días, donde reaparecieron los «brotes verdes» del mercado financiero. El dólar pudo haber tenido un «overshooting», es decir una suba exagerada y busque el equilibrio en niveles más bajos. Si en las próximas semanas el flujo se da vuelta y la oferta empieza a superar a la demanda, no sería una locura verlo nuevamente abajo de $27 o incluso de $26, aunque sea momentáneamente. Nicolás Dujovne insistirá mañana en Wall Street con dos mensajes fuertes para los inversores: el Gobierno no precisa financiarse en los mercados internacionales hasta 2020 y la baja del déficit al 1,3% es “in negociable”
Una mayor estabilidad del tipo de cambio o incluso una tendencia levemente a la baja daría espacio al Central para reducir gradualmente las tasas de interés. Poner la tasa de Lebac al 60% para los plazos más cortos fue necesario para calmar la corrida cambiaria. Son tasas que están impactando en el descuento de cheques a las PYME y en la cadena de pagos. Sin embargo, también han tenido un efecto favorable, porque comenzaron a reducir el riesgo país. La Argentina precisa recuperar el acceso a los mercados internacionales y ése es el único camino.
Puesto de otra manera: en mucho más nocivo para la economía una disparada del tipo de cambio sin control, que elevar fuertemente la tasa de interés de corto plazo. Por otra parte, niveles del 52% (es el rendimiento de la Lebac que vence en 30 días) no luce tan descolocado si se tiene en cuenta que la inflación de junio se habría acercado a 4% (anualizado arroja más del 50% anual).
El viaje relámpago del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, a Nueva York, busca consolidar lo que se consigue el último lunes a través del «conference call» mantenido con varios de los principales administradores de cartera de Wall Street. Serán reuniones durante toda la jornada y luego continuará el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, el martes en Londres.
Básicamente, hay dos mensajes que los funcionarios buscarán transmitir: el primero es que el Gobierno no precisará financiarse en los mercados internacionales hasta 2020. Y el segundo que la meta de reducción del déficit primario a 1,3% el año próximo es absolutamente «innegociable». Se cumplirá sí o sí, porque de lo contrario sería catastrófico: se caería el acuerdo con el FMI y la pérdida de confianza súbita en los mercados provocaría una crisis mayor a la actual y para peor en medio del proceso electoral.
El traspaso de los servicios de energía y transporte a la Ciudad y la provincia de Buenos Aires buscaría seguir avanzando con la reducción de subsidios, pero sin que todo el peso recaiga sobre la Nación. Se trata de uno de los pedidos que la liga de gobernadores peronistas le hizo a la Casa Rosada, ante las presiones para que también las provincias pongan lo suyo para cumplir con el compromiso de recorte de gastos que deberá acelerarse en 2019.
La mejoría de los indicadores financieros son imprescindibles para aliviar los efectos de la nueva recesión en la que está entrando la economía. Cuanto más rápida sea la baja del riesgo país y la estabilización del tipo de cambio, más rápido se puede pensar en una salida de la crisis que ya afecta al sector real y a las inversiones. Pero habrá que tener paciencia. Otro viejo lema entre los operadores financieros encaja perfecto para la situación que atraviesa el país: «La confianza se va a caballo y vuelve de a pie».
Sé el primero en comentar en «Aparecieron los «brotes verdes» en el mercado financiero: ¿puede el dólar volver a $25?»