San Rafael, Mendoza viernes 19 de abril de 2024

La literatura como una forma estética de profundizar búsquedas

En su novela vincula el enigma del Santo Grial con el origen de la creatividad. / Gentileza.

El best seller español dice que escribir amplía las posibilidades de la razón ante los mayores misterios.     En su novela vincula el enigma del Santo Grial con el origen de la creatividad.

El Premio Planeta de Novela 2017 Javier Sierra admira a la fallecida escritora británica Doris Lessing. Por eso, su novela El fuego invisible comienza con un párrafo bellísimo de la Premio Nobel en su discurso de recepción del galardón: “… el patrimonio de nuestros relatos surge del fuego, la magia y el mundo de los espíritus. Y ahí es donde aún se conserva…” De allí que la novela ganadora de uno de los más codiciados reconocimientos del mundo iberoamericano sea, además de una aventura documentada detrás del Santo Grial, un tributo al arte de narrar.

El fuego invisible es la historia de David Salas, un profesor de lingüística del Trinity College de Dublín que un día viaja a Madrid y toma contacto con el eco de sus antepasados españoles. En concreto, se cruza con una amiga de su abuelo escritor, que tiene una especie de club elitista de literatura donde se discute en forma acalorada sobre la primera novela moderna de la historia, que es El cuento del grial, de Chrétien de Troyes.

“Este autor fue un trovador que, en 1180, utilizó por primera vez la palabra Grial para referirse a un objeto sobrenatural, sagrado, sin decir que fue el que utilizó Jesús en la última cena. Lo curioso -y esto es real e histórico-, es que Chrétien de Troyes describe al Grial como un cuenco del que sale una luz sobrenatural y es sostenido por una doncella. Esa imagen fue pintada en 1123, en uno de los ábsides romanos más famosos de la historia -el Pantocrator de San Clemente de Tahull-, que es muy célebre. ¿Cómo se pintó el Grial en España 57 años antes de que Chrétien de Troyes escribiera sobre ello? Ese enigma empuja a mi protagonista a una aventura con un final sorprendente”, cuenta Sierra con un entusiasmo desbordante.

-El misterio lo atrapa. En su juventud perseguía ovnis y en su reciente novela, va en busca del Grial.

-Es verdad. Dediqué una parte de mi juventud a perseguir estos grandes enigmas; lo hice con las herramientas del periodismo y con la licencia para preguntar e indagar. Pero ese tipo de periodismo no alcanzaba casi nunca una respuesta definitiva para las grandes preguntas de la existencia. Por eso salté a la literatura: para encontrar respuestas. La literatura es el maravilloso camino que permite hallar soluciones a grandes interrogantes, para los cuales no alcanza la razón.

-Pero además su novela rinde un homenaje a la literatura.

-Es así. Allí está el abuelo que fue escritor, la amiga de su abuelo que también lo es. Es tan importante la búsqueda de la copa de la última cena, como la invención de la palabra Grial. Vivimos en un mundo donde hemos inventado muchos términos que han modificado la historia de nuestra civilización. Y también es un homenaje a Doris Lessing, maravillosa escritora del siglo pasado que tuvo mucho vínculo con lo mágico, lo misterioso, lo invisible… asociaba el fuego de nuestros antepasados con la gran inspiración para contar historias. Y es cierto, la invención del fuego permitió que nos reuniéramos a su alrededor a contar leyendas e historias, misterios, y ese es el origen de la literatura. Desde el título, la novela rinde homenaje a ese fuego.

-¿Se considera un experto en las palabras como su protagonista dice?

-No como mi protagonista. David Salas también es un homenaje a Umberto Eco; es un lingüista capaz de desentrañar el ADN de muchos vocablos. No sólo de la palabra Grial que le preocupa, incluso de nombres. En un momento, en la novela el protagonista reflexiona -con notas de su abuelo- sobre la rareza de que no se haya dado el nombre de Atanasio a algún alquimista de la historia. Ese vocablo significa la “no muerte” (viene del griego) y los alquimistas buscaban la formula de la inmortalidad. Esos juegos están en toda la novela. Con palabras incluso vulgares hay una etimología que nos permite saber de dónde vienen las palabras. Y quien conoce de dónde viene las palabras, también conoce de dónde vienen sus ideas.

-¿Qué significó ganar el Premio Planeta, que ha consagrado a tantos grandes de la literatura en castellano?

-Es una responsabilidad profunda porque eres consciente de que estás sumándote a algo histórico. El premio lleva 66 años convocándose y lo han ganado escritores como Mario Vargas Llosa, Ana María Matute, Juan Marsé y la lista es infinita. Incluso, el argentino Marcos Aguinis. Sumarme a esa lista significa mucho. Pero también es un reconocimiento al tipo de literatura que hago, que siempre parte de una pregunta. Parecía que estaba en desuso y que se había impuesto una literatura de entretenimiento. Por supuesto que también busco entretener, pero más que todo me gusta inquietar al lector y que termine haciéndose preguntas.

-¿Cómo se diferencia su literatura de la de Dan Brown, que transita temas más o menos similares?

-Perseguimos cosas distintas. Dan Brown tiene una fórmula muy cinematográfica, muy de thriller policial, que repite esquemáticamente en todas sus tramas, pero no busca esa inquietud posterior. Yo busco conmover al lector con la historia y moverlo para que quiera saber más. Por ejemplo, que quiera conocer las pinturas románicas cuyas imágenes están en la novela, o ir a esas iglesias españolas de los Pirineos, donde por primera vez se pintó el Grial.También que emprenda su propia búsqueda, la que a la larga lo convertirá en una persona más culta y con más conocimiento del mundo en que vive.

-En su novela vuelve a aparecer el mundo del arte.

-El arte tiene un punto de fascinación tremendo y ya sé por qué es. Lo he sabido en los últimos años, desde la última vez que estuve en Argentina. En todo este tiempo me dediqué a recorrer todas las cuevas rupestres del norte de España y del sur de Francia, donde se inventó el arte hace unos 70 mil años. Y he descubierto que el arte fue nuestra primera escritura. Fue el primer mecanismo que inventamos para contarnos historias. El arte de las cavernas no era decorativo, figurativo. Estaban contándonos sus epopeyas y sus mitos. Probablemente necesitaban un intérprete, un chamán o una chamana que interpretaba el arte ante la comunidad. Pero el arte era una forma de escritura y eso en el arte de verdad no se ha perdido nunca. Todo arte que vale algo en todas las épocas, vale porque nos cuenta y transmite algo. Si no transmite es mera decoración.

De los ovnis al relato

Teruel, España, 11 de agosto de 1971. Periodista y escritor español, en sus inicios se destacó por investigar temas de misterio. De hecho, fue uno de los fundadores de la revista esotérica Año Cero (en 1990) y publicó un libro sobre el caso Roswell, defendiendo la tesis de un incidente ovni ocurrido en Estados Unidos. Con los años, se volcó a la literatura, sin renunciar a la temática mística. Desde ese momento, publicó varios títulos -entre otros “La cena secreta” y “Las puertas templarias”- que llegaron a la lista de los más vendidos y se tradujeron a 40 idiomas.

Fuente:https://www.clarin.com/cultura/literatura-forma-estetica-profundizar-busquedas_0_SyxmJZZAz.html

 

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