San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

La industria de alimentos pide mejorar la competitividad para enfrentar al mundo

Pagani (Arcor), Funes de Rioja (Copal) y Kozsuzok (Unilever), el viernes, en el panel en CórdobaPagani (Arcor), Funes de Rioja (Copal) y Kozsuzok (Unilever), el viernes, en el panel en Córdoba. Pagani, Kozuszok y Funes de Rioja señalaron la necesidadde contar con buena infraestructura y sacar barreras comerciales

«Después de 14 años de aislamiento, llevará unos cuantos más regresar al mundo; exportar es difícil por los problemas de competitividad que se trabajan en solucionar», dijo Luis Pagani, chair del Sistema Alimentario Sostenible del Business 20 (B-20) y CEO del Grupo Arcor. La Argentina incorporó los temas vinculados con los alimentos a la agenda del G-20, ya que, por su fuerte sector agroindustrial, puede jugar un rol fundamental en el futuro. El tema fue el eje de dos jornadas de debate del B-20, la semana pasada en Córdoba. 

Pagani -secundado por el número uno de Unilever para América Latina, Miguel Kozuszok- afirmó ante una consulta de LA NACION que llevará tiempo aumentar las exportaciones, y mencionó entre los problemas de competitividad el de la logística. «Es más caro hacer 1000 kilómetros en la Argentina que ir desde un puerto de acá a Asia», afirmó. En esa línea, confió que se irán resolviendo los inconvenientes de infraestructura a través, por ejemplo, del sistema de Participación Público-Privada (PPP) para obras de autopistas y rutas y para el Plan Belgrano, con los trenes en el norte. «Además hay que ir negociando con los bloques económicos, porque el proceso de globalización es imparable. Hay que moverse con inteligencia porque nadie regala mercados».

Kozuszok afirmó que la cadena de producción de alimentos local está preparada «desde lo tecnológico y desde la innovación» para exportar. «Sabemos lo que el mundo necesita, y eso también es importante». El empresario enfatizó que hacia adelante hay debates que dar por las barreras paraarancelarias que traban los ingresos de productos extranjeros a los mercados; en ese contexto apuntó a los 40 etiquetados nacionales que existen. «Ese es el otro tema por resolver, pero todo no se arregla de hoy para mañana; hay que comenzar para poder llegar a la meta».

Los empresarios coincidieron en que el sector alimentario vive una «revolución disruptiva», que tiene en el centro de la escena a un consumidor cada vez más exigente que, de alguna manera, le marca a la industria por dónde ir. «El consumidor escribe la agenda; ganó el control», definió Kozuszok.

Durante las reuniones del B-20 se subrayó la necesidad de avanzar en una «inserción más inteligente en el mundo», teniendo en cuenta que la Argentina es uno de los 11 países en el mundo que son superavitarios en la producción de alimentos. «Están dadas todas las condiciones competitivas, desde la producción de insumos hasta el agregado de valor, para ganar espacio en el negocio internacional de los alimentos y para aportar ideas para solucionar la pobreza en el mundo», señaló Pagani.

Por su parte, Daniel Funes de Rioja, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), presidente de la Copal (la cámara que agrupa a las principales empresas alimentarias del país) y chair del B-20, reiteró que están dadas las condiciones para producir, pero que hay que «disminuir las barreras paraarancelarias».

Guerra comercial

En las dos jornadas del foro del B-20, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la posibilidad de que se expanda estuvo muy presente. El vicecanciller Pedro Villagra Delgado, sherpa del G-20 en la Argentina, afirmó que «hay que orientar la crisis»; que se abrió el debate sobre «si el libre comercio está bien o está mal», y recordó que la Argentina «probó los dos modelos, el de apertura y el de cierre, y en ninguno nos fue bien».

El presidente de la UIA, Miguel Acevedo, planteó a LA NACION que el «temor» es a que «se abra una grieta» en el libre comercio, y advirtió que cualquier oportunidad para la Argentina que abran las restricciones cruzadas que se imponen China y Estados Unidos es «coyuntural». Como ejemplo apuntó el caso del poroto negro de soja: «Por los problemas y el impacto que está generando la sequía, es más probable que incluso esa chance la pueda aprovechar mejor Brasil».

Manuel Tagle, miembro del Grupo de los 6 de Córdoba, reclamó a los países desarrollados que «no se cansen de estar bien», y les advirtió que «no cometan el grueso error» de la Argentina de ir hacia «el nacionalismo y el populismo, que nos llevaron a un estruendo fracaso».

El flamante secretario de Industria, Fernando Grasso, subrayó que el Gobierno acompaña a los privados, primero, con «una apertura al mundo para que por vinculación y por contactos se avance en innovación e incorporación de tecnología; también buscamos generar un entorno estable para hacer negocios y ejecutar la infraestructura que se requiere para ganar productividad y competitividad».

Funes de Rioja ratificó que la posición del país es por un «multilateralismo con reglas claras», y que el país confía en la Organización Mundial de Comercio (OMC) para resolver los conflictos comerciales.

Por: Gabriela Origlia
Fuente:https://www.lanacion.com.ar/2123852-la-industria-de-alimentospide-mejorar-la-competitividad-para-enfrentar-al-mundo

 

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