San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

Quienes prohíben a las promotoras las cosifican

¿Habré escrito mal el título?  Veamos.

“En sintonía con los cambios sociales en la Argentina y en el resto del mundo, Súper TC2000 y TC2000 fijan su postura para la participación de las promotoras en sus actividades…se elimina su uso para acciones que estrictamente se desarrollen como exhibición de publicidad.

La Protex (Procuraduría de Trata y Explotación de Personas) y la Dirección General de Análisis Criminal y Planificación Estratégica de la Persecución Penal, armaron un informe sobre la “Trata de Personas con fines de explotación sexual en espectáculos de automovilismo deportivo”.

En Río Negro, el Partido Socialista exigió al gobierno provincial «no auspiciar ni contratar servicios u ofrecer beneficios tributarios a empresas que contraten mujeres con determinadas características físicas como promotoras».  Su presidente, Paolo Etchepareborda, considera que estas prácticas son «discriminatorias, sexistas y de violencia simbólica e institucional contra la mujer al tener primordialmente una función meramente ornamental y sexista. En el camino de eliminar la violencia hacia las mujeres y erradicar los femicidios, es necesario que el Estado comprenda la estrecha relación que existe entre las prácticas de violencia más extremas con los patrones culturales y sociales que son tomados por hombres durante toda su vida y que les hacen creer que las mujeres son objetos de los cuales pueden disponer».

En Rosario, Sofía Botto, representante de la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), dijo que «se va a ser un pedido formal al Autódromo Municipal para que ya desde la próxima competencia se aplique esta medida, para luego seguir con otras cuestiones muy naturalizadas que tienen a la mujer como objeto».

Podríamos seguir, pero con esto basta.  Como respuesta a estos disparates ideológicos, quiero hacer mías las palabras de una promotora llamada Flor Zaccanti quien dijo “Dicen que a las promotoras se las cosifica, ante la duda hacen estas cosas (las medidas “pro” promotoras). Pero no entienden que con estas cosas cosifican de verdad a las mujeres. Porque le terminan de dar la razón. Como que somos cosas”.  Brillante síntesis.

¿O sea que, para que las promotoras no sean tratadas como cosa, las van a tratar como imbéciles o como cosas que no tienen la capacidad de discernir y decidir?

¿Qué será lo próximo? ¿Sacar las mujeres que anuncian los rounds en el boxeo? ¿Arrasar con las escuelas de modelos? ¿Prohibir el uso de calzas en los gimnasios? ¿Las bikinis en la playa? ¿Las minifaldas en los bares?

Todas estas situaciones son similares; incluso debemos reconocer que algunas son sumamente provocativas, a su vez, las mujeres deberían ser consciente del riesgo que corren de cruzarse con un hombre poco civilizado que se propase (más allá de que no debe), del mismo modo que pueden encontrarse con un hombre poco civilizado que entre a su casa a robar si deja la puerta abierta.  No hay discusión de que el abusarse con el cuerpo es muchísimo más grave que el hacerlo con la casa, pero debemos entender que el principio y la mecánica es la misma, la tentación irresistible para el Neanderthal.

Un sinnúmero de promotoras han expresado su rechazo a la medida cosificadora o esclavista de sus pseudo defensores.  ¿Acaso son obligadas a realizar este trabajo?  Algunos dicen que se las “prostituye”; la misma Flor Zacanti responde a estos dichos, “Nunca tuve una propuesta sexual en el automovilismo. Sí la tuve en el ambiente de la TV.  Mirá la diferencia…”.

Lo más increíble es que quienes promueven, alientan o defienden este delirio, son los mismos (genérico) que defienden el “tetazo”, los programas de televisión donde las mujeres aparecen prácticamente desnudas en actitudes más sexuales que sensuales, las fotos “artísticas” que las mujeres suben a sus cuentas de redes sociales o las letras de la mayor parte de las canciones actuales, en las cuales las referencias sexuales son explícitas, vulgares y toscas.  Pero no creo que los defensores de estos despropósitos sean hipócritas; creo que son incoherentes, creo que están profundamente confundidos.

En lo personal, voto por la libertad, voto por el derecho a que todos y cada uno de nosotros podamos decidir qué queremos para nuestra vida; con una única condición, condición sabiamente sintetizada por Alberto Benegas Lynch (h), esa condición es “el respeto irrestricto por el proyecto de vida del otro”.

Yo respeto a las promotoras como mujeres; la caterva posmodernista, las feministas extremistas y misándricas, y la chusma políticamente correcta las trata como “cosas”.

                                                                                                 Rogelio Lopez Guillemain

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