San Rafael, Mendoza jueves 25 de abril de 2024

Las Fuerzas Armadas Argentinas, bajo la lupa

La tragedia sufrida en el submarino ARA San Juan, el pasado 15 de noviembre de 2017, ha abierto varios interrogantes en torno al presupuesto destinado al área militar. ¿Cuánto es lo que gasta el Estado en materia de defensa? ¿En qué condiciones se encuentra el equipamiento militar argentino?

La Argentina destina para el gasto militar un 1% de su PBI, que se traduce en $102.187 millones. Estos números demuestran que nuestro país –después de Venezuela- es el que menor cantidad de dinero invierte en seguridad y defensa. Datos proporcionados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo –SIPRI-, nos permiten hacer una comparación entre el gasto militar de nuestro país y el de nuestros vecinos. Por ejemplo, Chile destina de su PBI un 1,9% al área de defensa, y Uruguay un 2%. Al igual que Argentina, son países que carecen de focos de conflicto y que también estuvieron subyugados por dictaduras militares.

Sin embargo en Argentina, con la vuelta de la democracia y las heridas de Malvinas, se generó un vínculo político entre las Fuerzas Armadas y los gobiernos que derivó en un desprestigio del ejército y su consecuente desinversión. La falta de compromiso e interés por parte del Estado, debilitaron al ejército de tal manera que no se lo volvió a equipar de instrumentos necesarios. Evidencia de esto, es la antigüedad de la infraestructura militar. Muchas de las adquisiciones datan de las décadas del setenta y ochenta: la flota de submarinos a la que pertenecía el ARA San Juan, el rompehielos Irízar, así como también la flota de aviones de combate y aviones de entrenamiento de la Fuerza Aérea, entre otros equipos.

La deuda del Ministerio de Defensa con gran cantidad de proveedores, y además del hecho de que gran parte del presupuesto militar se ha utilizado para pagar sueldos y jubilaciones, dio como resultado la poca o casi nula inversión en infraestructura y equipamientos. A toda esta situación hay que agregarle, la falta de capacitación y entrenamiento del personal del ejército.

No fue sino a partir del 2017, que el gobierno ha comenzado a reequipar esta área. El Ejecutivo ha autorizado la compra de doce aviones Beechcraft T6 Texan II, y de cinco aviones franceses Super Étendard –aunque modernizados, son antiguos-, los cuales tendrán un muy importante papel para el fortalecimiento de la seguridad durante la Cumbre del G-20 que presidirá la Argentina este año. El rompehielos Irízar ha sido restaurado y modernizado luego del incendio que sufrió en el año 2007, y el ejército contará con aviones de entrenamiento Pampa III y el primer entrenador elemental IA-74 para la Fuerza Aérea, provenientes de la Fábrica Argentina de Aviones. Además, y siguiendo este panorama, el Ministerio de Defensa recibe el 2018 con una suba presupuestaria del 14%. Es decir que el ejército contará con $14.279 millones más.

Pero, ¿por qué estos datos son –o debieran ser- de relevancia? Porque el desprestigio y la desinversión con que ha tenido que lidiar el Ministerio de Defensa durante todo este tiempo, han debilitado una parte fundamental para nuestra nación, que es la encargada de proteger nuestra soberanía, no sólo en tiempos de guerra, sino también en tiempos de paz.

Es tiempo de progresar. Es tiempo de actuar. De cerrar las heridas del pasado para poder avanzar. No podemos esperar a que una tragedia como la de este último noviembre tenga que suceder, para darnos cuenta de la importancia que debiera tener el ejército argentino, no sólo para el gobierno, sino también para todos los ciudadanos.

 

Gentileza:  Ana Paula Collado – Analista Internacional

ana.collado@hotmail.es

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Sé el primero en comentar en «Las Fuerzas Armadas Argentinas, bajo la lupa»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*