Berdych, que llegó al cruce abajo en el historial frente al tandilense (3-5), lució un ritmo infernal desde el inicio del juego en el estadio Hisense Arena. Enfocado, tomó la iniciativa en la mayoría de los puntos. Regular, bien afirmado, sin vacilaciones, atento a los pocos mazazos de Del Potro y con tiros fortísimos y profundos, Berdych (32 años) le propuso una pesadilla al jugador entrenado por Sebastián Prieto. Y le terminó rompiendo el saque en demasiadas oportunidades: siete. Fue muy llamativa la escasa resistencia que puso el argentino, muy llamativa, como si tuviera limitaciones de algún tipo. Apenas algunos intentos de resurrección en los primeros dos sets, uno más sobre el epílogo del match, pero no más.
En sus primeros dos partidos en Australia, Del Potro había mostrado un poder de fuego fenomenal; pero este sábado australiano fue una sombra. Apenas consiguió 26 winners (nada más que 9 de drive) contra los 52 de Berdych. El checo, con 20 aces, literalmente, lo borró de la cancha. Lo eclipsó. Ni el favoritismo del público logró hacer reaccionar al número 10 del tour.
Es difícil comprender lo que sucedió. Del Potro mostró una versión totalmente opaca, insulsa. No tuvo reacción. Y Australia lo volvió a despedir con indiferencia.
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