La provincia puede ser un gran destino de descanso estival, temporada en la que se busca relax y recuperar energías, experimentar aventuras intensas o simplemente entregarse al conocimiento de un nuevo lugar y de nuevas sensaciones.
Con el verano a la vuelta de la esquina, la mayoría ha definido o está cerca de decidir dónde pasará sus vacaciones. Si bien el fenómeno de la escapada corta durante el año ha reducido la extensión de las vacaciones de verano, para muchos sigue siendo el período más importante dedicado al descanso.
Existen destinos a nivel global que se definen estrictamente como veraniegos, en muchos casos por tratarse de comunidades de playa y mar. En otros casos, principalmente los de grandes urbes, la salida de residentes locales que huyen del estrés diario propicia la llegada de visitantes que buscan una experiencia cultural.
Mendoza es un destino para todo el año, por su variedad de paisajes y actividades, por la excelencia de sus servicios y hospitalidad, por su clima amistoso y su sol siempre presente, y por ese deseo de volver que cada visitante se lleva.
El director de Promoción Turística del Emetur, Marcelo Montenegro, de cara a la estación que se avecina, señaló: “Hemos trabajado intensamente para que Mendoza sea una opción diferente para aquellos potenciales turistas que aún no han decidido su viaje. Nuestro destino en verano cuenta con múltiples opciones turísticas para satisfacer los más diversos perfiles etarios y procedencias”.
“Nuestra oferta se basa en el turismo enológico, la gastronomía, el termalismo, el turismo aventura en todas sus modalidades de verano, determinado por nuestras montañas y ríos, pero además también con una rica agenda cultural en todo el mapa provincial vinculada a la vendimia y a las festividades departamentales”, agregó Montenegro.
Mendoza aúna en su propuesta la ciudad moderna y el paisaje agreste o de campiña, alojamientos de primer nivel mundial y hostels u hospedajes rurales, la tranquilidad de un paseo relajado a pie bajo frondosas arboledas o la adrenalina del rafting y el montañismo, el paseo familiar o el recorrido de museos y bodegas abiertas al turismo y también las posibilidades que presenta la noche en cuanto a diversión.
Una experiencia imperdible en Mendoza es la de degustar exquisitos vinos a los pies de la cordillera de los Andes. La provincia tiene más de 150 bodegas abiertas al turismo que ofrecen un sinfín de posibilidades para el disfrute. Algunas de las actividades que se pueden realizar en bodegas son degustaciones, almuerzos, cenas, cabalgatas, recorridos en bicicleta, cine, muestras de arte, conciertos y clases de cocina, entre muchas otras.
También en época estival cobran protagonismo algunas prácticas y competencias deportivas que eligen a Mendoza como escenario. Torneos y competencias futbolísticas encuentran en el Malvinas Argentinas uno de los mejores y más bellos estadios del país. Rafting, canotaje y kayak, avegación a vela, windsurf, rappel, travesías en mountain bike, escalada y tirolesa.
Mendoza tiene ventajas para el desarrollo de este tipo de competencias y actividades deportivas dada la gran variedad de escenarios de montaña, planicies y valles y espejos de agua y ríos propicios para el desarrollo de estas prácticas. Un clima ideal para las actividades al aire libre, con el sol asegurado todos los días, corona el conjunto de condiciones que requiere un destino en verano.
Sería imposible pasar por alto la marea de racimos de uvas que las vides ofrecen a la vista del que llega a esta tierra. Con las uvas llegan los festejos a tanto esfuerzo agrícola y se multiplican las celebraciones a la cultura mendocina del trabajo y los agradecimientos permanentes a la tierra pródiga.
Fiestas populares como las del Chivo o la Tonada y la cadena de celebraciones distritales y municipales en torno a la Vendimia permiten saborear el gusto que los mendocinos tenemos por convidar alegría en forma de brindis.
Seguramente también habrá tiempo para la búsqueda de aquel obsequio prometido o del recuerdo para exhibir en casa al regresar. En Mendoza hay una actividad comercial intensa, con centros comerciales y malls y el tradicional centro de la ciudad, donde compras y paseos forman parte de las actividades de descanso y recreación.
Una amplia oferta gastronómica, en versiones gourmet y regional, pone a disposición una exquisita combinación de platos, asociados a los cultivos de la vid, el olivo y los frutales regionales. A estos se deben sumar las carnes de chivo, cordero y ternero y, por supuesto, el elemento distintivo de la cocina mendocina: el mejor vino del mundo.
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