Boca vs. Palmeiras, del baile en 1994 a la vuelta olímpica del 2000

Será la séptima vez que se crucen en el máximo torneo de clubes del continente.

Martín Palermo encabeza los festejos del Boca campeón tras la definición por penales en el Morumbí.

De un lado estaban Roberto Carlos, Zinho, Edilson y Evair, dirigidos por Vanderlei Luxemburgo. Del otro, Mac Allister, el Beto Márcico, Trapito Carranza y Polillita Da Silva con el Flaco Menotti de técnico. Palmeiras se fue 1-0 al descanso con un tiro bajo de Cléber, tras dos tapadas de Navarro Montoya.

En el segundo tiempo, en menos de media hora, los paulistas armaron un carnaval, metieron cinco goles y anticiparon que aquel Boca tendría un paso breve por la Libertadores de 1994. Fue la peor derrota del club en la Copa: 6-1, con un penal de Manteca Martínez a diez minutos del cierre.

Boca estuvo seis años sin participar del torneo continental. Volvió a hacerlo de la mano de Carlos Bianchi y, una costumbre de los equipos del Virrey, llegó hasta la instancia decisiva. Ahí se encontró con el Palmeiras de Felipao Scolari, que venía de salir campeón en 1999.

La ida en la Bombonera terminó 2-2, con un recordado doblete del Vasco Arruabarrena. La vuelta en el Morumbí fue 0-0 y en los penales empezó a nacer la leyenda de Oscar Córdoba. Boca tuvo puntería perfecta en la definición, donde Barros Schelotto, Riquelme, Palermo y Bermúdez batieron a un Marcos también experto en esas lides. El colombiano paró los remates de su compatriota Faustino Asprilla y del grandote Roque Junior. Así, después de 22 años, el trofeo regresó a Brandsen 805, para felicidad de un Maradona que comentó para la señal PSN y gritó como loco desde el palco.

En la edición de 2001 se cruzaron nuevamente, esa vez en semifinales. Repitieron el 2-2 en Buenos Aires (Guillermo y Barijho, luego expulsado). También terminó 2-2 la revancha en el Palestra Italia, donde un torcedor ingresó para agredir a uno de los líneas cuando la visita estaba 2-0. Aquella fue una de las noches sublimes de Román. Autor de un golazo en el partido y del primer penal xeneize en la serie, no se la pudieron sacar ni a patadas. Córdoba volvió a ser determinante con dos atajadas en una definición que concluyó 3-2 para los Xeneizes. Bianchi no pudo celebrarla como hubiese querido: le abrieron la cabeza de un piedrazo.