La exposición consta de 20 obras de su colección, producto de compras del Estado y donaciones. Es el comienzo de un verano de alta cultura en la Ciudad de Buenos Aires
Junto al tango y la gastronomía, el mayor atractivo de Buenos Aires es su actividad cultural, y uno de los lugares más destacados es el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador y Av. Pueyrredón). Cerca de un millón de personas lo visitan en el año y con entrada gratuita es un programa imperdible, además de su colección permanente con obras de Zurbarán, Rubens, Rembrandt, los mayores impresionistas, los grandes artistas españoles e italianos y su colección permanente de Arte de los Argentinos.
Podemos ver exposiciones temporarias de gran calidad. Actualmente encontramos la de Joan Miró, que ha sido visitada por 100.000 personas en el último mes y ahora tenemos el homenaje al centenario del fallecimiento de Auguste Rodin (1840-1917) con 20 obras de su colección, producto de compras del Estado y donaciones de Mercedes y Antonio Santamarina, de Rigolleau y de Guerrico, entre otros.
Rodin realizó su primera escultura cuando contaba 20 años y ha sido uno de los más prolíficos escultores debido a su éxito temprano cuando contaba 45 años y además a la ayuda de sus 50 ayudantes en el taller. Es el padre de la escultura moderna y ha sido Miguel Ángel su camino, ambos priorizaban el «non finito» (no acabado) en sus figuras.
Fundamental en la creación de Rodin ha sido el encargo que recibió de una puerta para la entrada del Museo de Arte Decorativo de París. Trabajó en ella cerca de 30 años y con 6x4x1 metros, nunca se montó en el museo. Se compone de 180 esculturas que el artista realizó inspiradas en la Divina Comedia de Dante Alighieri. De ella existen 8 copias en bronce y el yeso original podemos disfrutarlo en el Museo de Orsay.
La mayoría de sus obras fueron creadas en yeso, con medidas que fluctúan entre los 70 cm y los 40 cm y con el uso de pantógrafo han sido llevadas a 3 o a 5 medidas diferentes. Por ejemplo, «El Pensador » fue realizada originalmente en 70 centímetros y luego se realizó en 188 cm. (como la que está en la Plaza del Congreso), en 90 cm, 39cm y 25 cm. Rodin trabajaba en yeso y luego algunas obras las pasaba al mármol (existen 400 mármoles de sus esculturas). Primero trabajaba un devastador del bloque y luego un ejecutor de la escultura, basándose en el yeso del artista que controlaba el procedimiento.
El Museo posee un mármol del cual hay tres versiones, fue comprada en una suma altísima por Eduardo Schiaffino, director del Museo, en 1906. Se titula «La Tierra y la Luna» y es un bloque de 133 cm. de alto, donde dos figuras son modeladas. El artista le donó el yeso de «El Beso» cuando se realizó dicha compra y ambas podemos disfrutarlas en esta maravillosa exposición.
Otro mármol es el busto del escultor Alexandre Falguière, famoso creador de «Diana» que se encuentra mutilada en la entrada del Jockey Club. Uno de los mejores bronces, generalmente han sido fundidos por Alexis Roudier, es «La Defensa» de 110 cm. de alto, una donación de la familia Guerrico. Cerca de diez bronces fueron donados por Mercedes Santamarina en 1970, por suerte fueron con el cargo de que no pueden salir del Museo y podemos disfrutarlos siempre. Ella los tenía en su departamento del Edificio Estrugamou y se lucían junto a pasteles y carbonillas del amigo de Rodin, que era Edgar Degas.
«Eva» y la «Mano de Dios» son mis favoritas, junto a «Amor Fugitivo». Imperdible la muestra del Museo. El mercado tiene a Rodin como uno de sus favoritos y en subastas se venden unas cien esculturas por un volumen de u$s 100 millones todos los años. La mayoría son bronces que no están numerados y no era costumbre hacerlo en aquel entonces, así que no sabemos cuantos hay de cada modelo o escultura. Aparecen en subasta unos 80 cada año, mientras son sólo dos los mármoles que se ven en promedio.
Un año antes de fallecer, Rodin donó a Francia sus obras y los derechos intelectuales, con la condición que su casa y taller se llamara Museo Rodin. También donó antigüedades y obras extraordinarias de Van Gogh. El museo realiza nuevas fundiciones de sus obras en cantidades de 12 copias en cada caso y se plantea el dilema jurídico de si son originales o réplicas. Francia dictaminó que todas son originales y estamos de acuerdo. Los precios de venta van desde los u$s 20 millones por un mármol, a los u$s 100.000 por pequeños bronces. Algunos yesos aparecen y se han llegado a pagar hasta un millón. Verano de alta cultura en nuestro querido Museo.
Fuente:https://www.cronista.com/negocios/A-100-anos-de-su-muerte-imperdible-muestra-de-Rodin-en-el-Museo-Nacional-de-Bellas-Artes-20171208-0039.html
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