San Rafael, Mendoza viernes 29 de noviembre de 2024

Primera novela de un talento teatral

Primera novela de un talento teatralAutor de la clásica «Marathón» -y héroe de Teatro Abierto-, ahora se la juega con una ficción que le llevó 30 años.

Toda su vida Ricardo Monti fue considerado un gran talento de la dramaturgia argentina. Maestro indiscutible de maestros teatrales, autor de obras como Marathón , Finlandia o No te soltaré hasta que me bendigas. De hecho, en plena dictadura militar, fue uno de los autores emergentes de la primera edición de Teatro abierto, el primer hecho artístico que perforó fuerte la censura.

Como si hubiera sido poco, floreció y arremetió con la novela que acaba de autopublicarse, La creación. “Una novela que concebí íntegramente y fui re-descubriendo de modo intermitente a lo largo de 30 años”, sintetiza. “Para mí la escritura siempre es un hecho gozoso, y mientras escribía la novela, también estuve escribiendo prácticamente todas mis obras; es la novela que yo quise escribir. No hay una sola palabra en sus 384 páginas que no me represente. Todo este tiempo me llevó terminarla y decidí publicarla yo, para que fuera el libro que yo soñaba, con la tapa que imaginé. Estoy muy feliz con el resultado”.

La novela presenta relatos independientes que se van armando como un rompecabezas, con un diseño oculto a descubrir en el libro o en la web (en la página de Facebook del escritor). Estructurada en dos partes con catorce capítulos, la novela desarrolla tres historias que transcurren en lugares y épocas diferentes con distintos personajes, que confluyen en el capítulo 11, en un sueño que el autor tuvo en 1973. Hay incluso un poema en endecasílabos –“el poema se escribió a través de mí”, comenta- que el lector debe completar, como un juego, de once sílabas por verso. Ricardo Monti se dispone a recibir el poema que arme el lector, a que le envíen los trabajos que hagan con ese poema, ya que, según recalca, “hay que aprovechar lo interactivo de la vida”. Y con esa frase tira por tierra el concepto majestuoso del escritor decimonónico que no se digna a rebajarse a ponerle ni un mísero email de gracias a sus lectores.

“Mi novela es una cinta de Moebius de idas y venidas”, explica y agrega, sentencioso: “la vida es una cinta de Moebius”. Los protagonistas se inspiran lejanamente en personajes reales, como Ramón Bernabé Estomba y el bandido rural Juan Bautista Bairoletto, muy ficcionalizados. El insiste en que no se trata de personajes históricos, “a la letra” de la historia, sino que los utilizó para recrearlos dentro de su novela. “El artista hace justo lo contrario al historiador”, explicó en la presentación de su libro, “mientras que el historiador debe despegarse del mito para reconstruir los hechos, el artista se afianza en el mito para construir su obra”.

El primer relato de La creación transcurre en la primera mitad de un imaginario siglo XIX, con personajes que peregrinan entre la ciudad de Buenos Aires, Montevideo y el sur de la provincia de Buenos Aires. El segundo, en 1944, se centra en una compañía de radioteatro que se encamina de Mendoza a Buenos Aires representando la versión escénica de un melodrama que protagoniza un bandido rural. Y el tercero retrocede hasta 1931 siguiendo las andanzas de este bandido, que parte de Buenos Aires y termina en el Atuel.

Aunque lo parezca, tampoco la novelística es nada nuevo en este escritor que descubrió con toda certeza su vocación a los ocho años con su primer poema. “Además”, cuenta durante nuestra conversación, “tengo una novela juvenil terminada, que no publiqué nunca y que, francamente, no sé dónde estará. La novela siempre estuvo en mi vida”, incluso su primera obra, en 1970, Una noche con el señor Magnus, había sido pensada inicialmente como una novela “y hacia la mitad descubrí cómo escribir teatro, entonces se convirtió, refluyó, el argumento hacia una obra de teatro”.

En su visión, tal vez la novela sea el género que marca el paso del mundo, que subyace a todas las estructuras textuales, por su extensión para contar historias y por la complejidad para hacerlo, algo tan semejante a la vida misma.

“Yo siempre digo a mis alumnos que de alguna manera, toda obra de teatro tiene detrás una novela implícita, escrita o no escrita. Hay dramaturgos, como Grisela Gambaro, que sí tienen una novelística y la llevan a cabo: ella escribe la obra de teatro y escribe la novela. El lector no sabe qué escribió primero.” Durante la presentación sorprendió a los espectadores exponiendo el argumento de los capítulos y personajes de La creación e ilustrándolos con imágenes de la pintura y la fotografía de grandes maestros, así como con música clásica. Esta combinación de las tres artes, el lector puede encontrarla en la página de Facebook del autor. La alegría de Ricardo Monti frente a la tecnología es contagiosa: “Yo estoy muy orgulloso de este material”, dijo. “Hace apenas dos meses yo era un analfabeto de la magia de Facebook. Porque yo soy lento, soy lento hasta para hablar. Y ahora, de viejo, estoy hecho un viejo atolondrado”. Entre imágenes del siglo pasado, relata con ingenuidad, cómo se vio sorprendido con la política de Facebook que le censuró el cuadro Pubertad de Edvard Munch porque la jovencita está desnuda, le cerró la página por tres días y hasta le explicó a qué se refiere la red social con pornografía, “¡Me enviaron fotografías pornográficas para que yo entienda!”. Y esta jovencita de Munch representaba a Irene, el personaje de su novela, la ilustraba, y él debió cambiar la ilustración de su capítulo por otra imagen.

“Me gasté los ojos”, cierra la anécdota Monti, “buscando la imagen precisa para cada capítulo”. El auditorio ríe ante su pequeño accidente en Facebook, porque dentro del ambiente teatral, donde los egos se miden por kilómetros y las envidias están a la hora del día, Monti es querido por todos, elogiado por su generosidad y su ternura. Que en un ambiente, desgarrado como lo está hoy por la famosa grieta, él haya conseguido el cariño de espectadores, alumnos y lectores, no es moco de pavo. Respecto del futuro, responde: “Para mí La creación es la edición soñada; seguiré soñando también, y por cierto estoy dudoso si lo próximo que escribiré será novela y teatro o teatro y novela, o sea hacer de nuevo todo esto que tan feliz me hacer”.

Fuente:https://www.clarin.com/cultura/primera-novela-talento-teatral_0_SkMFKQLgG.html

 

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