De manera orgánica y para despejar dudas sobre las diferencias dentro de la CGT, y acaso también respondiendo el pedido de unidad de posición que pidió Miguel Pichetto, el Consejo Directivo de la Central obrera avaló la Reforma Laboral. Y rechazó de plano la Previsional, aunque ya tendió puentes para reunirse con los senadores por ambas. De hecho y como novedad, en la conferencia de prensa posterior, el triunviro Héctor Daerdijo que «existen matices técnicos que hay que discutir» respecto del proyecto laboral que ya está en el Senado.

Estratégica, la CGT adelantó para hoy la reunión pautada para el jueves con la intención de marcarle la cancha a Pablo Moyano, quien mañana protagonizará una movilización al Congreso junto a Sergio Palazzo, que conduce la Corriente Federal, las dos CTA, la Izquierda y los movimientos sociales. Pero como viene ocurriendo, el camionero, pese a ser secretario gremial de la CGT, pegó el faltazo. No obstante, el gremio estuvo representado por su segundo, Omar Pérez.

Por lo que reconstruyó este diario, Pérez les dijo al resto del secretariado general que «no venimos a pedir permiso, sino a informar de la marcha». Y agregó que «la proclama es de las bases». Sobre estos puntos hubo acuerdo al considerar que «hay libertad de acción» pero le espetaron que «no use la chapa de la CGT en los comunicados ni en los afiches promocionales». De hecho, muchos gremios enrolados en la CGT que decidieron no marchar, sí lo harán sus seccionales del interior.

El acorralamiento a Moyano tuvo un inesperado protagonista que es moyanista: Jorge Sola, secretario gremial del sindicato de seguro, le dijo a Facundo Moyano, quien sí participó, que «hacia adentro, mil voces; hacia afuera, una sola». El mensaje grafica lo que vive la CGT carcomida por la división que genera Pablo.

Facundo Moyano suele retirarse de estas reuniones cegetistas con buena prestancia y hablar con la prensa, cosa que en esta ocasión no ocurrió ya que se lo vio notablemente ofuscado. Más tarde comentó a Clarín lo que aseguró haber dicho ante el resto de los secretarios generales: «Que alguien me explique qué tiene de beneficioso para el trabajador lo que quedó de la Reforma Laboral» y «¿Cuál es el costo político de oponerse a la Reforma Laboral?». Y también agregó: «Analicemos los premios y castigos respecto al blanqueo: entiendo que se castiga a la víctima, que es el trabajador que estuvo en negro, se premia al empleador que es el que incurrió en el ilícito de tener al trabajador no registrado vulnerando las leyes laborales y se burla al empleador que tuvo al trabajador en regla y sufrió una competencia desleal». Aseguró a este diario que nadie tuvo respuestas para darle.

Clarín consultó a un dirigente quien lo desmintió: «Todo lo contrario: se le respondió y se lo dejó sin argumentos».

Claro está, todos, tanto CGT como gremios antireforma, miran con atención la concurrencia que puede haber mañana al Congreso. Si el número es importante acaso sea un cuestionamiento a la conducción de la CGT. Y acaso agrande las diferencias entre Pablo Moyano y sus pares cegetistas.