El estudio PURE, una de las más amplias investigaciones de la última década, reveló la cantidad y el tipo de actividad conveniente para reducir el riesgo de muerte prematura y de enfermedad cardiovascular. La actividad física de cualquier tipo puede prevenir la enfermedad cardíaca y la muerte prematura (Getty)
Un análisis de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó dos conclusiones relevantes: primero, que el sedentarismo se encuentra entre los 10 principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial. Y, a partir de ello, la importancia de la actividad física para prolongar la expectativa de vida. En concreto, recomienda realizar 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada por semana.
Estas dos relevancias sirvieron como base para uno de los estudios más grandes realizados sobre el tema, el Prospective Urban and Rural Epidemiology Study, o -como es más conocido- PURE. Un estudio que también avaló lo estipulado por la OMS, ampliando los resultados.
Publicada en la revista The Lancet, la investigación permite fijar un mínimo razonable a partir del que estar activo comienza a mostrar su reflejo en la esperanza de vida: apenas dos horas y media son suficientes para reducir el riesgo de muerte prematura. Y además de la cantidad, clarifica la manera conveniente, ya que con la abundante información circulando, en ocasiones contradictoria, puede despertar la confusión.
De acuerdo a los especialistas de la Universidad de McMaster cualquier tipo de actividad es buena, siempre que se cumpla con la pauta actual de los 30 minutos de diarios (o el equivalente a 150 minutos a la semana) para elevar el ritmo cardíaco y prevenir enfermedades cardiovasculares.
El trabajo fue amplio. Abarcó a 130.834 adultos de entre 35 y 70 años sin problemas de salud previos, oriundos de 70 locaciones de 17 países (con características geográficas, sociales y culturales bien diferenciados) que fueron catalogadas en cuatro categorías según su nivel de ingresos: ricos (Canadá, Suecia, Emiratos Árabes), medios-altos (Argentina, Brasil, Chile, Polonia, Turquía, Malasia, Sudáfrica), medios-bajos (China, Colombia, Irán) y pobres (Bangladés, India, Pakistán y Zimbabwe).
«Al incluir en este estudio a los países de bajos y medianos ingresos, pudimos determinar el beneficio de actividades como el traslado activo (ir al trabajo caminando, por ejemplo) o incluso hacer las tareas del hogar», explicó Scott Lear, autor principal del proyecto, que agregó que una de cada cuatro personas en todo el mundo no cumple con lo aconsejado.
En la comparación, el estudio PURE reveló que el riesgo de muerte por cualquier causa para quienes se ejercitaron fue un 28% menor con respecto a los sedentarios, mientras que la enfermedad cardíaca fue 20% menor. Estas cifras fueronindependientes del tipo de actividad que efectuaron los individuos, ya sean ejercicio físicos, desplazamientos o quehaceres domésticos.
Por supuesto, los valores se incrementan a mayor movimiento. Por ejemplo, el 3% de los involucrados caminó a paso rápido durante más de 750 minutos semanales, lo que significó una reducción del 36% del riesgo de muerte.
«Para los países de bajos y medianos ingresos donde tener una enfermedad cardíaca puede causar una pesada carga financiera, la actividad física representa un enfoque de bajo costo que se puede hacer con un gran impacto potencial», expresó Salim Yusuf, otro de los investigadores. Y acotó de manera contundente: «Si todos estuvieran activos durante al menos 150 minutos por semana, durante siete años se podría prevenir un total de 8% de las muertes».
«Nuestro trabajo muestra que la actividad no recreativa es igual de beneficiosa a la hora de reducir el riesgo de una muerte prematura o de enfermedades cardíacas -aseguró Lear-. Me gustaría que desapareciese la noción de que hay que gastar dinero para estar activo«.
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