San Rafael, Mendoza viernes 03 de mayo de 2024

La industria, con el desafío de competir, crecer y crear empleo

La industria, con el desafío de competir, crecer y crear empleo

Se discutió la nueva etapa, signada por nuevas tecnologías en un mundo cada vez más competitivo. La necesidad de los consensos.

Argentina frente al mundo. Los desafíos de la industria, según Francisco Cabrera, Miguel Acevedo y Daniel Novegil.

El segundo encuentro del ciclo de conferencias “Argentina frente al Mundo”, organizado por Clarín Económico y el banco HSBC, que se desarrolló el pasado 25 de octubre, abordó la actualidad del sector industrial. Allí se presentan oportunidades pero también importantes desafíos, en un mundo cada vez más competitivo, donde prima el proteccionismo, pero en el que además irrumpen las nuevas tecnologías modificando el tablero, con impacto en la inversión y la generación de empleo.

Uno de los tópicos principales fue la competitividad de la industria, un aspecto clave en momentos en que el Gobierno pone en agenda la necesidad de encarar reformas estructurales –aunque sin perder el gradualismo- en materia impositiva, laboral, previsional y de responsabilidad fiscal de las provincias. El otro eje del debate fue la “apertura inteligente” de la economía argentina al mundo, que lleva implícita la redefinición de una nueva estrategia de inserción por parte de las empresas y cambios en sus modelos de negocios.

“Luego de haberle dado la espalda al mundo durante tanto tiempo, estamos buscando reinsertarnos nuevamente. Esto ya ha ocurrido con mucho éxito en el tema financiero y creo que ahora es el momento de la economía real”, señaló Antonio Estrany y Gendre, vice chairman de Global Banking de HSBC Argentina, al abrir el encuentro.

El panel reunió a Francisco Cabrera, ministro de Producción de la Nación; Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) y Daniel Novegil, CEO de Ternium; en una amena charla moderada por el periodista Marcelo Cantón, analizaron la competitividad y los sectores con mayor potencial para crecer en exportaciones e integrarse en cadenas globales y regionales de valor. Antes, el economista Dante Sica, director de Abeceb, presentó datos sobre la actualidad y las perspectivas del complejo fabril.

Sica caracterizó a la industria como un sector con estructura heterogénea, fuerte concentración en exportaciones –sólo cuatro sectores (alimentos, autos, químicos y metales) explican el 80% de las exportaciones industriales-, con baja productividad y problemas de competitividad sistémica. En este sentido, Sica identificó ocho sectores industriales con distintos desafíos a futuro.

En base a ventajas naturales se han desarrollado las industrias de alimentos y biocombustibles que explican el 45% del valor bruto de la producción (VBP) industrial. Por su parte, siderurgia, industria química y maquinaria agrícola tienen ventajas por el entramado industrial y la capacitación (27,5% VBP), en tanto que los sectores automotor, textil y electrónica están ligados a sistemas de protección o políticas definidas en el ámbito de Mercosur.

Tablero global En esta línea, Sica aclaró que en una economía que tiende a estabilizarse y a bajar la inflación, con un tipo de cambio flexible “el desafío es trabajar en las reformas para lograr ganancias de competitividad”, en un escenario en el que “hoy sólo el sector automotor participa en cadenas regionales de valor”.

“Debemos insertar a la Argentina en el siglo XXI”, aseguró el ministro Francisco Cabrera y precisó que hoy el país tiene acuerdos comerciales con menos del 9% del PBI mundial, en tanto “somos la economía más cerrada después de Sudán y Argelia”.

En un mundo cada vez más proteccionista y con una negociación aún en curso del Mercosur con la Unión Europea, el moderador preguntó al ministro si el contexto actual da para la apertura. “Cualquier negociación va a ser muy positiva porque vendrán inversiones”, respondió Cabrera y admitió que Francia, Irlanda y Polonia tienen posiciones defensivas en el capítulo agrícola. En ese sentido, el titular de Producción afirmó que “necesitamos tiempo para la industria y velocidad para la agroindustria”.

A su turno, Daniel Novegil, CEO de la siderúrgica Ternium, el primer productor de acero de Latinoamérica, consideró como relevante el proceso político que atraviesa el país después de las elecciones legislativas y se refirió a la agenda pendiente en materia educativa, en especial la formación técnica, y la necesidad de avanzar en una “mayor flexibilidad del mercado laboral”. Estimó que hoy hay un marco favorable para las inversiones y precisó que “hay que abrirse al mundo pero en forma inteligente”.

Miguel Acevedo, titular de la UIA, coincidió respecto de la apertura al mundo pero se mostró preocupado por la inflación y la presión impositiva, frente a lo cual reclamó un “horizonte de previsibilidad de baja (de impuestos) de acuerdo a cómo baja el déficit”, para que las empresas puedan hacer su cash flow. Desechó una reforma laboral al estilo de Brasil y dijo que “hay que hacerla a la argentina”, mientras pidió sentarse con los gremios y el Estado para mirar a largo plazo y mejorar de productividad. Una agenda amplia y a la vez, urgente.

La industria, con el desafío de competir, crecer y crear empleo

Miguel Acevedo presidente de la Union Industrial Argentina.

Camino al futuro

Presidente de la UIA

Los desafíos que el futuro nos propone encuentran en el presente las claves para superarlos. Aquello que Argentina necesita emprender para alcanzar los objetivos del desarrollo está fuertemente vinculado con una perspectiva productiva. Construir un país profundamente vinculado sectorialmente, con impronta federal y afincado en el largo plazo es la tarea que interpela a toda la dirigencia.

La piedra fundacional para que este proceso se dé de la mejor manera implica necesariamente la complementación entre todos los sectores de la economía. Industria, agro, servicios y banca deben funcionar de manera articulada, generando las condiciones que promuevan una mirada productiva con agregación de valor y con una mirada territorial.

Argentina está en una posición privilegiada para que el agregado de valor sea el eje sobre el que se articule nuestro proyecto de país. Contamos con recursos naturales y una plataforma industrial de vanguardia. El desafío radica en vincularlos progresivamente para que puedan potenciarse mutuamente ambos activos.

Esta ventaja comparativa que tenemos es la plataforma para ingresar de lleno en un fenómeno que está cambiando la manera en que vinculamos la producción de bienes y su consumo: la Cuarta Revolución Industrial.

Con el surgimiento de lo que se conoce como Industria 4.0, la tecnología está ampliando las capacidades productivas y de consumo, mejorando la calidad de vida de las personas. Este proceso está atravesado por dos interrogantes. El primero: ¿Argentina debe ser parte de esta revolución industrial en ciernes?

Por supuesto que tenemos que ser parte, pero necesitamos pensarnos más allá del modelo. No ser sólo actores pasivos que buscan adaptar y aplicar las tecnologías desarrolladas en otros hemisferios, sino concebirnos también como creadores de las mismas. Involucrarnos en ese proceso que gesta aquello que todavía no existe pero que será indispensable en el futuro.

En esa búsqueda por mejorar nuestra calidad de vida, es necesario pensar cómo aumentar la productividad. Uno de los caminos que tendremos que recorrer es el de aprovechar los beneficios que dan las nuevas tecnologías, tanto por los adelantos técnicos en la robótica y la inteligencia artificial como en la incorporación de las tecnologías de información y comunicación en los procesos productivos.

No es otra cosa que meternos de lleno en la problemática del “costo argentino” abordando la competitividad con una mirada integral, insertándonos de manera inteligente en las cadenas globales de valor con tecnología y trabajo argentino.

Aquí, entonces, surge el segundo dilema: ¿podemos ser parte activa de estos cambios estructurales? Los países líderes como Alemania invierten un 3% del PBI en I+D. Nosotros, 0,6% del PBI. Eso nos pone de cara al desafío de duplicar en los próximos 5 años esa inversión para alcanzar niveles similares a los de España.

La tarea es ardua pero no imposible, Argentina cuenta con la experiencia emprendedora para transitar el camino hacia el futuro a paso firme.

La industria, con el desafío de competir, crecer y crear empleo

El economista Dante Sica.

La necesidad de reformas estructurales

Director de Abeceb

El nuevo escenario que conjuga fortaleza política, estabilidad económica y la implementación de reformas estructurales pro competitividad obliga a las actividades a modificar su modelo de negocios, salir de la zona de confort y asumir que este cambio vino para quedarse. Una industria que no ponga en marcha procesos radicales de evolución en las organizaciones, adaptándose a nuevas formas de hacer negocios, acompañando los avances tecnológicos e integrándose a las cadenas globales de valor, se volverá obsoleta. En otras palabras, se abre un nuevo contexto, en el que la industria debe llevar adelante su propia transformación, y esto es apremiante en todos los sectores, incluso aquellos donde Argentina es competitiva.

La discusión sobre cómo enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades es central en un país que se propone crecer motorizado por la inversión y las exportaciones. Y esa agenda se organiza en dos planos claros de intervención. A nivel macro, Argentina está decidida a avanzar gradualmente en reformas estructurales que tenderán a mejorar la competitividad de toda la economía. Los pilares de esta agenda serán la reforma tributaria, la laboral, el mercado de capitales y un pacto de responsabilidad fiscal con las provincias. Estas iniciativas comenzarían a avanzar a fin de año, bajo el paraguas de un nuevo Congreso más favorable al oficialismo. A su vez, el Ejecutivo continuará apuntando hacia una mayor integración en dos vértices: comercial (reducción de barreras y nuevos acuerdos comerciales: Mercosur-UE; Corea; México) y político (acercamiento a EE.UU., UE FMI, OCDE, Alianza Pacífico).

Mientras que a nivel sectorial, los principales ejes de actuación oficial pasarán por la búsqueda de sinergias entre sectores productivos y de investigación, la mejora de los recursos humanos (adaptación a la era digital), y la promoción de la competitividad sistémica. El nuevo escenario local e internacional obliga a modificar el comportamiento de las empresas, aunque no todos los sectores están posicionados igual. Entre los ganadores, aparecen aquellos con ventajas comparativas como el agro, la ganadería, y la industria de alimentos y bebidas, beneficiarios de una mayor apertura y una baja de retenciones. O la construcción, que se verá impulsada por un contexto más favorable a la inversión y la obra pública. Otras ramas presentan potencial, pero requieren un mejor marco regulatorio (energía, minería y petróleo) o mayor competitividad (automotriz, papel, línea blanca y economías regionales) para aprovechar las oportunidades que se presentan. En el otro extremo, aparecen sectores como el textil, calzado, muebles y electro, entre otros, que ven desafiados por una mayor competencia y un consumo que crece menos que el PBI.

La industria argentina reproduce los síntomas de una economía que dio los primeros pasos hacia un horizonte de estabilidad, pero debe implementar reformas estructurales que apuntalen su competitividad para una mayor inserción internacional, multipliquen su potencial generando empleo y mejorando su performance para convertirse en el motor de una Argentina en desarrollo.

Fuente:https://www.clarin.com/economia/economia/industria-desafio-competir-crecer-crear-empleo_0_HywZ4z-Cb.html

 

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