La Boca está de fiesta porque el equipo de Guillermo gana, gusta, golea y llega imbatible al clásico contra River: venció con facilidad a Belgrano, lleva siete triunfos en siete fechas, es único líder y no mostró flaquezas. Tomá nota, Muñeco.
Siete partidos, siete triunfo. Líder, invicto y con puntaje perfecto. Así llega el Boca al superclásico, convertido en SúperBoca, a pura fiesta. El triunfo frente a Belgrano fue un aperitivo del plato principal que se viene en una semana: River. Los de Guillermo se despacharon con un 4-0 frente a un Pirata que no estuvo a la altura del acontecimiento. Fue todo de Boca, de principio a fin.
“Que el domingo cueste lo que cueste”, retumbaba en una Bombonera que sólo pensaba en sus primos. Y una de las grandes noticias fue la presencia de Wilmar Barrios, quien era duda incluso para el partido de la otra fecha contra River a causa de la operación a la que había tenido que someterse 11 días atrás por la fractura del tercer metacarpiano de la mano izquierda. Vendaje especial mediante, frente a los cordobeses demostró que está para jugar.
Y hablando de jugar, Boca sabe a lo que juega. Se luce. Presiona. Mueve la pelota, cambia de frente, tiene paciencia, no se desespera, utiliza bien las bandas y los espacios, no duda si tiene que volver a empezar, tiene una eficacia envidiable. Benedetto, por ejemplo, convirtió en su primer tiro al arco. Y también en el segundo. Pavón es ése que, con sus asistencias, vale 30 palos. Pablo Pérez es el faro, que marca y llega.
Si era un torneo corto, Boca ya era campeón. Aunque, por cómo viene la mano, a la larga pinta que el desenlace será el mismo, porque Boca demuestra que está muy por encima del resto. Pero la próxima parada será Súper determinante. Si bien River hoy piensa en la semifinal de la Copa, en La Boca sólo tienen un objetivo: ratificar este presentes contra los primos, que si llegaran eliminados de la Libertadores, sería el broche soñado.
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