Barcelona vivió este jueves la peor de las pesadillas posibles al sumarse a Niza, París o Londres en la lista de ciudades marcadas por el terror como objetivos de un atentado cometido por miembros del Estado Islámico.
Un ataque en la Rambla, en pleno corazón de la capital catalana, provocó la muerte de 13 personas y heridas al menos a otro centenar, decenas de las cuales permanecen bajo pronóstico grave. Las víctimas lo fueron, como en ataques anteriores, de un vehículo convertido por los terroristas en arma de destrucción contra ciudadanos que paseaban por uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. Los Mossos d’Esquadra confirmaron la detención de dos hombres «directamente implicados» con el ataque, aunque entre ellos no se cuenta el autor material del atentado en la Rambla.Uno de los arrestados es natural de Melilla y el otro es de origen marroquí.
Según la tesis policial, el atentado en el centro de Barcelona guarda relación con la explosión registrada en un domicilio en la localidad de Alcanar (Tarragona) el miércoles por la noche. Una persona falleció en la explosión y otras siete resultaron heridas en una casa de la urbanización Montecarlo, que se derrumbó por completo por lo que se consideró, inicialmente, una explosión por acumulación de gas butano. El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, desmintió esa primera teoría y vinculó la deflagración con el atropello masivo.
El ataque terrorista en el centro de Barcelona comenzó pocos minutos antes de las 17.00, cuando miles de personas -en su gran mayoría turistas- atestaban la popular avenida. Una furgoneta blanca de alquiler marca Fiat con una única persona en su interior -según coincidieron en su relato testigos y fuentes policiales- invadió en ese momento el carril peatonal, en su acceso por la plaza Catalunya y a la altura de la calle Bonsuccés.
A partir de ese momento el terrorista comenzó un recorrido de más de medio kilómetro durante el que, según todos los testigos recogidos y confirmaron los Mossos d’Esquadra, intentó arrollar a todas las personas que encontró a su paso. La furgoneta avanzó a gran velocidad, haciendo giros bruscos de lado a lado de la Rambla, para intentar multiplicar las consecuencias del atentado. El recorrido mortal finalizó diez minutos después a la altura de la parada de metro, frente al Liceo, donde la furgoneta chocó y obligó al terrorista a abandonarla.
El hombre que conducía la furgoneta aprovechó el caos y las escenas de pánico a su alrededor para bajar del vehículo a pie y escapar de la zona a la carrera. En el interior del vehículo abandonado se localizó un pasaporte a nombre de un hombre de origen marroquí pero nacionalizado español.
Tras difundirse la imagen a través de medios de comunicación y redes sociales, el hombre al que pertenecía el pasaporte se presentó de forma voluntaria en la comisaría de la localidad en la que reside, Ripoll, para desmentir su implicación y denunciar que le habían robado la documentación. Según explicó a los investigadores de los Mossos, los papeles se los pudo sustraer días antes su hermano menor.
La investigación permitió establecer que con la misma documentación se alquilaron al menos dos furgonetas, la utilizada en el atentado y otra, localizada horas después en la localidad de Vic (Barcelona). Este ciudadano, de nombre Driss Oukabir, es uno de los detenidos.
Los Mossos d’Esquadra activaron a los pocos minutos de conocerse los atropellos dos protocolos. El primero -bautizado como Cronos– movilizó a todos los agentes de información e investigación. También un segundo protocolo -conocido como jaula- destinado a localizar y detener a todos los implicados en el atentado. Uno de los puntos de mayor tensión se concentró durante horas en los alrededores de la calle Hospital, donde durante los primeros momentos de confusión se creyó que el conductor de la furgoneta se había parapetado armado en un restaurante. Una versión que fue desmentida de forma oficial horas después.
A los primeros minutos tras el atentado siguieron horas de desconcierto, caos y escenas de pánico. Los Mossos d’Esquadra establecieron un perímetro de seguridad que convirtió el centro de Barcelona en el reflejo de una ciudad fantasma. Decenas de edificios de oficinas y tiendas fueron desalojados y agentes armados con subfusiles pedían a compradores, paseantes y trabajadores que se apartaran de la zona de seguridad.
A la altura de la Diagonal el conductor de un vehículo se saltó un control policial arrollando a dos policías, uno de los cuales está herido de gravedad con una fractura de fémur. Instantes después efectivos policiales tirotearon al chófer, que falleció prácticamente en el acto. Los Mossos descartan que esté vinculado al atentado.
Un belga y tres alemanes entre los fallecidos
El ministro de Exteriores de Bélgica, Didier Reynders, ha confirmado que una persona de nacionalidad belga figura entre las víctimas mortales del atentado de Barcelona, que se ha cobrado la vida del menos 13 personas.
«Desafortunadamente, debemos lamentar una víctima belga en Barcelona. Envío mis condolencias a su familia y a sus allegados», ha publico Reynders en su cuenta oficial de Twitter.
Además, al menos tres personas de nacionalidad alemana figuran entre las víctimas mortales del atentado.
Emergències de Catalunya ha facilitado el teléfono gratuíto 900 400 012 para quien necesite información sobre el atentado ocurrido en la Rambla de Barcelona, informa la Generalitat.
Trece años después de los atentados que dejaron casi 200 muertos en Madrid, en lo que se considera el mayor ataque terrorista perpetrado hasta ahora en suelo europeo, el terrorismo volvió a golpear España.
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